Investigaciones demuestran que pueden ser útiles en la lucha anticáncer

Por René Anaya

Aunque deberán cargar con su mala fama durante mucho tiempo más, los virus al parecer son más benéficos que perjudiciales para el ser humano y para todas las especies, en general, porque probablemente han desempeñado un papel muy importante en el proceso de evolución de las especies, ya que forman parte del genoma (la totalidad de la información genética de un organismo) tanto de animales como de vegetales.

Además de ese papel en el proceso evolutivo, los virus podrán ser magníficos aliados del ser humano en la lucha contra el cáncer, según trabajos recientes que confirman la capacidad de ciertos virus de destruir células cancerosas.
Los visitantes intrusos

La presencia de los virus en los organismos vivos es considerada non grata, porque es considerada productora de enfermedades, pero en realidad la mayoría de las especies coexiste con los virus desde hace millones de años. En todo caso nosotros somos los intrusos, pues cuando apareció el ser humano en la Tierra los virus ya tenían mucho tiempo aquí. Así que debemos aprender a coexistir con ellos.

Debemos aceptarlos como parte de nuestro ecosistema, como los vegetales y animales micro y macroscópicos. De las bacterias se conoce que sólo un número pequeño de especies son patógenas al ser humano y que, por el contrario, muchísimas más participan en procesos biológicos beneficiosos para todos los organismos. En contraste, la mayoría de los virus identificados causa enfermedades en animales, vegetales y hongos; aunque eso no significa que no intervengan, al parecer, en procesos biológicos importantes, como el de la evolución de las especies.

Actualmente se ha considerado que pueden ser vectores de la evolución, es decir que participen en algunos procesos evolutivos, mediante la transferencia de información genética de un organismo a otro, e inclusive de una especie a otra, lo que explicaría mejor la cadena evolutiva.



Además, se conoce que por lo menos la décima parte del genoma humano está compuesto por secuencias de genes procedentes de retrovirus (virus que transcriben el material genético del ARN al ADN, es decir a la inversa de lo que hacen los organismos), por esa característica se les ha llamado Retrovirus Endógenos Humanos (HERV, por sus siglas en inglés).

En algún momento de la evolución, esos virus se introdujeron en las células de la línea germinal (espermatozoides u ovocitos), de tal forma que se transmitieron a sus descendientes y pasaron a formar parte del genoma. Hasta el inicio de este siglo se había identificado a 22 familias de HERV, algunas de las cuales también se encuentra en primates y en otras especies más alejadas evolutivamente, donde probablemente desempeñan funciones diferentes a la que desarrollan en los seres humanos.

Virus contra el cáncer

Al margen de esas investigaciones, que podrán desvelar grandes misterios del origen de la evolución de las especies, otro grupo de científicos se ha dedicado a estudiar la posibilidad de utilizar a ciertos tipos de virus en la terapia contra el cáncer.

Ya desde hace unos cien años se conoció que algunos virus podían inhibir temporalmente el crecimiento de tumores malignos. Pero no fue sino hasta este siglo que se realizaron avances importantes en la investigación de la viroterapia contra el cáncer.

Actualmente, investigadores de todo el mundo estudian el comportamiento de unos treinta virus en la lucha contra el cáncer. Ya se conoce que algunos virus modificados genéticamente pueden atacar las células cancerosas si se inyectan directamente en los tumores, lo cual hace difícil o imposible su empleo en pacientes con metástasis (tumores diseminados en varias partes del organismo).

Sin embargo, el 31 de agosto pasado se publicó en la revista Nature un trabajo en el que se informa que Caroline Breitbach y sus colegas de la empresa privada Jennerex y de las universidades de Ottawa y Pensilvania, probaron con buenos resultados la administración por vía intravenosa de un virus modificado genéticamente, con propiedades oncolíticas (destructoras de células cancerosas).

Los investigadores administraron ese virus, llamado JX-594, a 23 pacientes con tumores en pulmón, colon, recto, ovario y pared interna del útero (endometrio). Semanas después de la inyección, se encontró que en la mitad de los pacientes los tumores habían dejado de crecer.

Este resultado “es importante porque demuestra que podemos usar esta estrategia para lograr la expresión de genes concretos en un tumor, abriendo la puerta a un nuevo abanico de terapias dirigidas contra el cáncer”, ha señalado John Bell, uno de los investigadores de este trabajo.

Sin embargo, todavía deberán pasar algunos años para que se demuestre su eficacia y seguridad en la terapia contra el cáncer, y muchas décadas más para que los virus sean considerados nuestros benefactores.

reneanayas@yahoo.com.mx