Entrevista con Carlos Tello Díaz | Escritor y tataranieto del general

 

Díaz era un hombre ya grande, un anciano:

estaba a punto de cumplir ochenta y cuatro años.

Con el derrumbe de su obra,

con la desaparición de su mundo,

llegaba también el fin de su propia vida.

Poco después, él mismo entró en un periodo de letargo

que lo llevó a la muerte antes de transcurrir un año,

sin traumatismos, consolado por los recuerdos de su infancia

en la ciudad de Oaxaca

 

Fragmento de Porfirio Díaz, su vida y su tiempo. La guerra 1830–1867

 

 

Sin la voluntad de don Porfirio Díaz —para eso había sido héroe contra los franceses— no se movía la hoja del árbol. No se consultaba al observatorio astronómico, él decidía la hora en todos los relojes. Por eso, cuando apareció impresa en el calendario oficial la fecha magnifica: 16 de septiembre de 1910, centenario de la Independencia, para celebrar los cien años corridos desde el alba de Dolores, cuando el Padre Hidalgo se lanzó a abatir la dominación colonial de tres siglos, don Porfirio dispuso los festejos en grande, a toda pompa y discurso.

Pero aquello solo fue un detalle, el general Díaz, como los monarcas del antiguo despotismo, siempre pensaba en estar sirviendo a su país al dotarlo, después de medio siglo de guerras y convulsiones, de la paz y de la estabilidad imprescindibles para el progreso económico, social y cultural. Ciertamente logró, aunque a sangre y fuego, la pacificación del país y su despegue en muchas áreas. Pero, hacia el final de su mandato, su política había abierto una enorme brecha entre ricos y pobres y, en 1910, su decisión de mantenerse en el poder prendió la mecha de la Revolución mexicana.

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Hay más de cien biografías

Numerosas biografías afirman mucho de lo anterior, tratando de encontrar la verdadera respuesta: don Porfirio Díaz ¿héroe o villano? Sin embargo, actualmente no basta con retratar al hombre que fue dictador y defensor de la causa liberal, es necesario descubrir su primer infancia, escrutar la historia de su tiempo, hurgar en sus recuerdos, descubrir su afición a la caza y las semejanzas con Benito Juárez. Por lo que el tataranieto del general Díaz, el historiador y escritor Carlos Tello Díaz, con motivo de la conmemoración por su centenario luctuoso, sacó en 2015 a la luz el libro Porfirio Díaz, su vida y su tiempo. La guerra 1830–1867, una biografía que aborda un periodo poco conocido sobre esta figura, tan importante e interesante.

Se han hecho muchísimas biografías sobre el personaje de don Porfirio Díaz. ¿Esta es una más de ellas?

Efectivamente son más de 100 las biografías sobre Porfirio Díaz, pero ninguna de ellas registra la vida de Díaz desde que nace hasta que se muere en todos sus aspectos: como soldado, estadista, dictador, pero también como persona, como hijo, hermano, padre, esposo, amante, etc; a partir de fuentes esencialmente primarias, es decir, las que están en los archivos, hemerotecas, periódicos, diarios, así como testimonios, cartas y decretos. Lo que trato de hacer no sólo con respecto a Díaz, sino con relación a México, en el libro Porfirio Díaz, su vida y su tiempo, es que hablen los documentos por sí solos para reconstruir la vida de Díaz pero también el tiempo en el que transcurre esa vida. Quiero reconstruir el país en que nace Porfirio Díaz, en 1830, y ver como se transforma radicalmente en los 85 años de su vida. Por ello, este primer volumen mira a Porfirio Díaz a través de un prisma que se aparta de las visiones del siglo XX y ahonda en el verdadero siglo en que vivió el mandatario, el XIX, donde el contexto histórico es vital para entenderlo.

¿Cómo fue en el amor, con su familia, sus hijos? ¿Qué tanto influyó su vida personal en su vida como estadista?

De niño tuvo una vida austera, como la inmensa mayoría de las vidas de los mexicanos en esa época. Su padre muere cuando el tiene 3 años, en una epidemia de cólera en Oaxaca y queda huérfano, se pierde el sustento del hogar, eso coincide con un declive en la economía de Oaxaca en esos años que sufre sequía y epidemias. En general Oaxaca se despuebla, había alrededor de 25 mil habitantes en la ciudad al comenzar el siglo XIX, y cuando Porfirio tiene entre 9 o 10 años de edad, había solo 14 mil habitantes, es decir, prácticamente la mitad de la población desaparece de la ciudad de esos años. Hubo población que por la hambruna baja de la montaña a la ciudad en busca de que comer, obviamente mucha de ella muere de hambre en esos años, esta es la Oaxaca en la que crece y que comienza hacer adulto Porfirio Díaz.

Luego ocurre algo importante, muchos años después él es nombrado por el presidente Benito Juárez, comandante militar del Istmo de Tehuantepec, ahí tiene contacto con unos empresarios americanos que trabajan para construir el primer ferrocarril interoceánico, el primer ferrocarril que trataba de cruzar el istmo, sin embargo, no lo consiguieron, fueron de las muchas empresas que fracasaron en este periodo. Pero Díaz al ver ahí rieles, ferrocarriles, empresarios, se topa con el progreso material, se dio cuenta que eso quería para México.

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Soldado autodidacta

¿Qué papel jugó Porfirio Díaz en la Reforma?

Cuando Díaz conoce a Benito Juárez, es todavía seminarista y Juárez es gobernador de Oaxaca, se da el encuentro y con ello una transformación en el ánimo de Díaz, que decide abandonar la carrera de la Iglesia y abrazar la causa del partido liberal. Al estallar la guerra de Reforma, Díaz se convierte en uno de los hombres de confianza del presidente Juárez en Oaxaca, y le da como lo comenté anteriormente, el nombramiento de jefe político y comandante militar de Tehuantepec, es ahí donde Díaz vive la mayor parte de la guerra de Reforma, va ascendiendo de grados hasta llegar como capitán y sale de ahí como coronel. Es electo a diputado a la segunda legislatura del Congreso de la Unión, y participa en las últimas batallas de la guerra contra los conservadores en la que asciende a grado de general de brigada, siendo Juárez presidente y el general Zaragoza ministro de Guerra de Juárez.

Sin embargo, se habla que fue más guerrillero que soldado, ¿usted como lo define?

Eso lo mencionaron mucho los escritores y políticos José López Portillo y Rojas y Francisco Bulnes, pero te puedo decir que no fue guerrillero, más bien fue un soldado, un autodidacta, aunque no se formó en el Colegio Militar como su hermano el Chato Díaz, pero se destacó como general en las batallas formales, como la Batalla de Puebla del 5 de mayo de 1862. Como guerrillero propiamente actuó solo unos meses al escapar de la prisión en la ciudad de Puebla, para formar con muy poca gente y pocas armas lo que sería después el Ejército de Oriente (1866), ahí actuó en la modalidad de guerrillero, en las montañas, en las mixtecas durante algunos meses.

¿Cuál fue su relación con Benito Juárez? ¿Por qué a final de cuentas dejan de ser tan cercanos, después que Díaz tiene toda la confianza de Juárez?

Ambos eran destacados liberales y cuando ocurre la Independencia de México los mexicanos se dividen en dos grupos, unos creen que se deben conservar y actualizar la herencia colonial en el país, son los conservadores. Otros piensan que se debe romper radicalmente con esa herencia y legislar para tener leyes no acordes con las tradiciones de los mexicanos, puesto que esas tradiciones son coloniales, sino leyes que educaran a los mexicanos en valores liberales, modernos; Díaz y Juárez pertenecen a ese grupo de mexicanos que en la historia conoce como liberales.

Rompen al concluir la guerra contra el Imperio de Maximiliano, que más que romper, se distancian, porque en ese momento el partido liberal en México se dividió en dos grupos: los que estaban con Juárez y los que estaba en contra de Juárez. Estos últimos se agrupan alrededor de la figura de Díaz que había sido el general más popular en el ejército de la república a fin de la guerra, y Díaz se levanta en armas contra Juárez. Este distanciamiento se confirma en los últimos meses de vida del presidente Juárez con el Plan de la Noria (1871), abanderando Díaz la no reelección, así impedir que Juárez contendiera para una nueva reelección, lo que en opinión del joven general Díaz violaba la letra y el espíritu de la Constitución de 1857.

Sin embargo, ya como presidente, Díaz es quien inicia el culto oficial a Juárez con la inauguración del Mausoleo de Juárez en el panteón de San Fernando, la construcción del Hemiciclo a Juárez, así como el bautizo de la avenida Juárez, y la creación de una historia oficial, la primera en la historia de México creada por el historiador Justo Sierra, en la que describe a los tres grandes héroes nacionales, Miguel Hidalgo y Costilla, Benito Juárez y Porfirio Díaz: el libertador, el reformador y el pacificador.

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La represión a los indígenas no comenzó con Díaz

¿Cómo fue su relación con la Iglesia?; se habla de que el Estado y la Iglesia gozaron de magníficas relaciones.

Realmente no fueron tan magníficas las relaciones del Estado con la Iglesia en tiempos de Díaz, fueron sólo cordiales; después de muchas décadas de guerra, había que buscar la conciliación con el otro México. Había perdido la guerra de Reforma, la Guerra del Imperio, por lo que los llamados conservadores se agruparon alrededor de la Iglesia. Por ello, Díaz buscó esa conciliación sin sacrificar, por ejemplo, las conquistas de la Reforma, sin echar para atrás la desamortización de los bienes del clero, la nacionalización de la propiedades que tenía la Iglesia y la prohibición del culto afuera de los templos.

Hay que recordar que Díaz fue parte del grupo de los jacobinos que expulsaban a las monjas de sus conventos, como sucedió con las monjas Concepcionistas y solitarias —así llamadas en Oaxaca—, en la exclaustración que se dio por orden expresa de Díaz.

Sin embargo, a pesar de tener ese pasado jacobino, como presidente buscó la conciliación con la Iglesia católica y al mismo tiempo defendiendo la libertad de cultos.

Por otro lado, continuó dándole entrada a la Iglesia protestante, siguiendo así una línea que había comenzando el presidente Juárez y continuado con el presidente Sebastián Lerdo de Tejada, apoyada por personajes importantes como Matías Romero, que vivió muchos años en Estados Unidos y veía que la Iglesia en ese país no tenía ambiciones políticas, deseaba una Iglesia así para los mexicanos.

En cuanto a su exilio, ¿qué pasó durante y después?, ¿qué hizo durante el mismo, cuáles fueron sus sentimientos?

Díaz sale exiliado a raíz de la Revolución que encabeza Francisco I. Madero, sale exiliado a Europa y vive en París en un hotel durante los primeros años, él pensaba que su exilio iba a hacer temporal, que regresaría a México a morir en su país, pero no, Madero es asesinado y la Revolución estalla con una furia inusitada. Para ese entonces, Díaz era un hombre viejo y no regresó. Tuvo una vida activa en Europa, visita varios países entre ellos Italia, España, Alemania, hace un viaje a Egipto, ahí lo sorprende de hecho el golpe contra Madero y luego la noticia de su asesinato.

En cuanto qué sentimientos tuvo Díaz, por un lado, se sentía culpable porque no ignoraba que fue desleal a su ideario y sobre todo al ideal de la no reelección con el que combatió a Juárez y luego a Lerdo. Que había provocado de algún modo el levantamiento armado en México. Por otro lado, vivía resentido, consideraba que México, su pueblo, no le había reconocido lo mucho que le había dado en más de tres décadas de paz y de crecimiento sostenido.

Tuvo muchos aciertos, pero también errores, entre ellos se habla que nunca aceptó sus orígenes, que de hecho fue enemigo e injusto con los indígenas.

Todos los presidente liberales, empezando por Juárez que era indígena, afectaron enormemente la integridad de las comunidades indígenas de México, porque querían poner en el mercado su bienes y su riqueza, eso provocó incluso levantamientos armados, como el caso de las etnias de los yaquis y cora, que comenzaron no con Díaz, sino antes, por ejemplo con Juárez y Lerdo, y terminaron después de Díaz. Todavía en la etapa de Álvaro Obregón, quien mantuvo una relación cordialidad con aquella etnia, se mantuvieron los bombardeos a las comunidades yaqui, uno de los conflictos armados más largos de la historia de México, que terminó hasta 1929, pues se les consideraba una vergüenza. Así que la represión de los liberales contra las comunidades indígenas no comenzó y no terminó con Díaz.

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Intentos de revaloración

¿Díaz se sintió culpable de algún acto?

En sus memorias, Díaz recuerda cómo después del triunfo de la batalla de Miahuatlán (3 octubre de 1866), le presentan a un prisionero que fue miembro de su Estado Mayor; este hombre había desertado y permanecido con los conservadores, situación que lo llevó a no contener la furia, lo embiste con su caballo al grado de matarlo de un sablazo; esta historia siempre la relató Díaz con gran pesadumbre.

¿México se ha reconciliado con el personaje y con su régimen?, ¿por qué insistir en el personaje de don Porfirio Díaz?

Depende de lo que entendamos por México, desde hace ya varios años en los libros de historia existe una revaloración del régimen y del personaje. En algún momento, la historia oficial —estoy hablando de los años 90—, cuando era presidente Carlos Salinas de Gortari, hubo un intento para acercar la historia oficial a la historia que está documentada, se llegaron de hecho a imprimir millones de nuevos libros de texto con esta historia que está lejos de la mitología; sin embargo, al parecer hubo imposición por el sindicato de maestros, ya que implicaba contar una historia compleja en lugar de simple, por lo que no se aceptaron los nuevos libros de texto, y se tuvieron que destruir.

Actualmente veo que sigue esa tensión en la historia oficial documentada por los historiadores, que entiendo, incluso, se quiere volver a revisar en este gobierno.