Trabajadores desechables y profesionistas superfluos

Magdalena Galindo

Un informe de la empresa Manpower analiza el comportamiento del empleo en México, y destaca algunos fenómenos que dan cuenta del deterioro de las condiciones que viven los trabajadores en México. Uno de los datos más notables, es que, al contrario de lo que sucede en otros países del mundo, el desempleo golpea con mayor fuerza a quienes tienen un más alto nivel educativo. Aquellos que han cursado el nivel medio superior o superior representan 47 por ciento de los desocupados que buscan trabajo; los que terminaron la secundaria, 36  por ciento;  los que completaron primaria, 13, mientras que quienes solo alcanzaron una primaria incompleta representan apenas 5 por ciento de quienes quieren trabajar y no encuentran empleo.

Otra tendencia notable es que si bien el empleo en general crece a tasas bajas, ese ligero aumento proviene sobre todo de los empleos eventuales, esto es de contratos por uno, dos o tres meses, pues este tipo de empleo precario aumentó en 5.2 por ciento, mientras los empleos permanentes apenas 1.4 por ciento. En términos absolutos, las cifras muestran que en el primer trimestre de este año se crearon nueve veces más empleos eventuales que permanentes.

Tales tendencias negativas se explican por los cambios habidos en la planta productiva y las necesidades actuales de la acumulación de capital. Como la crisis ha sido constante a lo largo de más de cuatro décadas, los capitalistas han buscado y aplicado una variedad de caminos para aumentar su tasa de ganancia. Entre estos, uno de los más significativos es la aplicación de nuevas tecnologías y en particular la creación de robots que sustituyan a los trabajadores, práctica que ha provocado el crecimiento del desempleo en todo el mundo y con ello el aumento de la pobreza y de la economía informal, pues los trabajadores desechados de la producción tienen que poner en marcha estrategias de sobrevivencia, aunque estas solo alcancen, precisamente a eso: a la sobrevivencia en condiciones de miseria

Otra de las vías para aumentar la tasa de ganancia ha sido disminuir los empleos permanentes, que implican prestaciones, y sustituirlos por eventuales. Para facilitar esta vía, se estatuyó la Reforma Laboral, que dio libre paso a los contratos eventuales así como al outsourcing, o sea que una tercera firma funja como empleador, mientras el verdadero patrón evade toda responsabilidad.

El empleo de robots y otras máquinas de control numérico en la producción no solo tiene el efecto de eliminar trabajadores, sino también el de disminuir la calificación de los empleados necesaria para la producción, pues, por ejemplo, ya no se necesita un técnico en motores automotrices, sino solo un breve entrenamiento para que el trabajador aprenda a poner en funcionamiento las máquinas. Y así en todos los niveles de la producción y los servicios. Por eso los profesionistas enfrentan más dificultad para encontrar empleo que quienes tienen un menor grado de educación.

Ciertamente, para la sociedad mexicana vista como sociedad, los médicos, los abogados, los ingenieros, los filósofos o los artistas no solo son necesarios, sino que son insuficientes para cumplir con las tareas que les corresponden en una sociedad compleja como la mexicana, pero para la producción de mercancías, para garantizar una alta tasa de ganancia, resultan superfluos. Por eso se reducen los presupuestos para las universidades y, también, se busca tecnificar las distintas disciplinas, incluidas las ciencias y las humanidades.

Ahora en la educación en general han ido más allá, pues la educación por competencias, que propone la reforma educativa, al eliminar la enseñanza de conceptos y buscar que los niños y adolescentes solo aprendan a hacer, no a pensar, se puede cumplir un sueño actual de los capitalistas y es que los trabajadores se conviertan en robots humanos.

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