Las elecciones no resuelven por sí mismas los problemas, aunque son el paso previo y necesario para su solución”. Adolfo Suárez

El pasado mes de febrero la ciudadanía de Liechtenstein acudió al llamado a las urnas para renovar a los 25 miembros de su parlamento, conocido como el Landtag. Los resultados dieron el triunfo al Primer Ministro Adrian Hasler; con lo que tanto él como el Partido Cívico Progresista gobernaran cuatro años más este pequeño territorio de 160 kilómetros cuadrados (ligeramente mayor que la demarcación de Iztapalapa, en la ciudad de México) y una población menor de 37 mil 500 habitantes. Es decir, existe un legislador por cada mil 500 habitantes, una cifra a destacar a escala mundial.

Si bien tanto el Primer Ministro como el Partido pudieron repetir como líderes de gobierno esta elección fue muy competida, ya que apenas lograron 35.2% de la votación total. Mientras que la Unión Patriótica quedo tan sólo 1.5% abajo con 33.7%. Pese a estas cifras, la institución gobernante perdió cinco puntos porcentuales respecto a su última votación, frente a un crecimiento de la oposición. Sin embargo, los dos partidos políticos con mayor votación en este país europeo son de corte conservador, por lo que es factible que haya acuerdos en el gobierno a fin de dar seguimiento a los asuntos públicos.

Otras fuerzas políticas obtuvieron menores porcentajes de votación, tal como los Independientes (20.7%) o la Lista Libre (13.8%); si bien fueron resultados más bajos, esta cantidad de sufragios les permitió elevar su votación en comparación con los comicios anteriores, además de sumar representantes al Parlamento, lo que puede ser significativo en discusiones cerradas y funcionar en la toma de decisiones.

Cabe señalar que en el Landtag de Liechtenstein ningún partido político tiene la mayoría (se necesitan 13 legisladores) actualmente, como consecuencia del resultado de las elecciones del pasado. Debido a esto, será necesario que el diálogo, cooperación y acuerdos sean valores que adopten los representantes a fin de impulsar el desarrollo del país.

En Liechtenstein la soberanía reside en la ciudadanía y el Príncipe Juan Adán II (desde 1989); esta distribución generó algunos cambios en el país como la ampliación del voto femenino en elecciones nacionales o el referéndum que puso a debate la continuidad de la monarquía como forma de gobierno.

Pese a la situación política, esta pequeña nación ha desarrollado un alto nivel de vida que los liechtensteinianos desearan conservar y mejorar; por lo que estuvieron muy a los pendientes del desarrollo de su elección. Tres de cada cuatro ciudadanos inscritos en el padrón electoral acudieron a ejercer su obligación al emitir su voto, lo que demuestra su responsabilidad cívica.

Liechtenstein se caracteriza por tener un elevado crecimiento demográfico en comparación con otros países europeos. Si bien la población es baja en un territorio pequeño, se duplicó en cincuenta años (1966) el número de habitantes que actualmente tiene. Pese a los desafíos que implica una variación de este tipo, el país mostró una sólidez que permitió que todos los niños tuvieran garantizado un lugar en la escuela. Además, el Banco Mundial reportó que el Ingreso Nacional Bruto (INB) fue estimado en más de 115 mil dólares americanos anuales por habitante en 2009; cifra extraordinaria en comparación con los cinco mil 120 que recibían en promedio durante 1972; aunque menor a los 121 mil 040 billetes verdes logrados en 2008. Es decir, la economía tuvo un crecimiento mayor que la población, lo que pudo soportar duplicar la población sin necesidad de grandes problemas económicos. En ese sentido, cabe señalar que el Producto Interno Bruto (PIB) era de seis mil 664 millones de dólares en 2014, un record para la demarcación.

Además, Liechtenstein ha logrado crecer en calidad de vida sin afectar el medio ambiente, ya que el Banco Mundial calculó en mil 386 toneladas métricas de CO2 por cada habitante en 2014; cifra significativa en comparación con 2007; en que el número era de 1,759 toneladas.

Pese al optimismo de estas estadísticas, la duda es: ¿Por qué Liechtenstein ha logrado este espectacular desarrollo? La respuesta tampoco está en los recursos naturales de su escaso territorio; sino en el desarrollo de servicios financieros especializados o en una industria de alta tecnología y precisión. Asimismo, el país se ha beneficiado de la economía de sus vecinos; ya que por una parte utiliza el Franco Suizo como moneda, lo que la ha integrado con los servicios bancarios de este país. Mientras que mantiene la unión aduanera e integración económica con Austria y la Unión Europea.

No obstante, Liechtenstein ha sido señalado como un paraíso fiscal y sitio frecuentado para el lavado de dinero por parte de la delincuencia organizada de distintas partes del planeta. Esta situación es un reto importante para el gobierno electo en los comicios del pasado mes de febrero.

Pese a la pérdida de poder del partido mayoritario en este país, el reto actual es fortalecer la gobernabilidad al tiempo de evitar la decaída del nivel de vida por parte de la población frente a vaivenes económicos internacionales; de momento, el pequeño Liechtenstein ha realizado logros gigantes.

El autor es doctor en Humanidades, Universidad Latinoamericana.