Tras la decisión de declarar persona non grata a Kim Hyong Gil, embajador de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), la política exterior mexicana quedó en entredicho no solo en los círculos mediáticos, sino entre los políticos, intelectuales, académicos y hasta los propios diplomáticos. Según se establece, este señalamiento se aplica cuando un diplomático ha violado alguna disposición o ha intervenido en la política internacional del país anfitrión. Para el actual presidente de la Asociación del Servicio Exterior Mexicano (ASEM), Eduardo Roldán, ninguna de estas dos posibilidades se había reportado. Para este experto, que  se desempeñó como embajador de México en Argelia, con concurrencia en Libia, Mauritania y Túnez, la decisión formulada por el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, es más bien una muestra de la subordinación del país a los designios de Estados Unidos. Roldán, quien además es un gran conocedor de la situación en Corea del Norte, donde vivió y trabajó en 1990, dio a Siempre! sus comentarios sobre la expulsión del embajador oriental. Esta es la entrevista que concedió a este medio, vía telefónica.

¿Qué cambios ha habido en la tradicional política exterior de México por la que ahora es cuestionada?

México en los años veinte y treinta era uno, hoy estamos en el siglo XXI. Vivimos en un mundo convulso y por tanto tenemos que entender que es otro tipo de acciones que se están tomando en virtud de que nos mueve a tomar posiciones de una u otra forma. Así tenemos que entender esas acciones en esta época contemporánea.

¿Qué es el estatus de persona non grata y cómo lo interpreta?

La Convención de Viena señala precisamente que el Estado receptor, en este caso, México, y el estado acreditante, es decir, la República Popular Democrática de Corea (RPDC), pueden declarar a cualquier diplomático como persona non grata, siempre y cuando haya violado o haya intervenido en la política exterior mexicana. Que yo sepa, en este caso, no es así. Interpreto que se ha tomado esa decisión como un mensaje para Corea del Norte respecto a que México no está de acuerdo en las violaciones, que efectivamente ha hecho Norcorea. Pyongyang no ha acatado, como miembro de las Naciones Unidas, las decisiones del Consejo de Seguridad que se adoptaron en 2006, 2009, 2013, 2016 y también en este mismo año, que corresponde precisamente a los días posteriores a que Corea del Norte hizo pruebas nucleares. Es solamente un mensaje, pero aquí cabría preguntarse: ¿qué tanto impacto puede tener? Muy poco, porque las grandes potencias nucleares como China, Francia, Reino Unido e incluso Corea del Sur, que tiene acreditados embajadores norcoreanos en su propio territorio, no van a secundar esa decisión, por tanto el impacto será mínimo.

¿Cómo considera la decisión del canciller Luis Videgaray?

Poco afortunada. Esa decisión fue precipitada, adoptada en una coyuntura que se está dando en medio de la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Digo esto en virtud de que hace casi un mes, el vicepresidente Mike Pence conminó a Brasil, Chile, Argentina y México a que rompieran relaciones diplomáticas, lo cual se puede interpretar a escala internacional como que en México se está confundiendo la coordinación con la subordinación, es decir, algo a cambio de qué. Lo que sí resulta preocupante es que puede ser que se esté dando o que el gobierno mexicano esté buscando quedar bien con Estados Unidos.

¿Cómo queda México ante esta situación a escala internacional?

El Diario Oficial de México dice que la decisión del gobierno mexicano se basa en que Corea del Norte ha violado las resoluciones del Consejo de Seguridad, lo cual efectivamente sí sucedió, pero México no se esperó a que el organismo dictara la última resolución. ¿Por qué tanta prisa? Esa es una respuesta que aún está en el aire.

Diría que, en el caso de México y Corea del Norte, el que pierde es nuestro país, porque no veo la ganancia de México en lo internacional, ya que en el ámbito diplomático y en el escenario internacional se ve como que estamos de alguna manera subordinándonos a alguna decisión de Estados Unidos. El embajador norcoreano fue muy claro cuando dijo que el pleito no era con México, lo cual es cierto, pues la cuestión era con Estados Unidos.

Además para entender esto, hay que referirse a que en 1994, el presidente Bill Clinton firmó un acuerdo con Kim Jong-Il para suspender todos los ensayos nucleares y para desmantelar su planta nuclear; Corea del Norte lo cumplió. ¿A cambio de qué fue esto?, pues de que Washington le aportara ayuda financiera para construir una planta de energía, no a base de plutonio y uranio, sino de agua ligera. Después George W. Bush inventó el Eje del Mal para crear fantasmas y demonios y dictar su carrera armamentista. Fue él quien colocó a Norcorea en la lista negra y Pyongyang se sintió traicionado y, a partir de 2000 a 2006, reanudó su carrera nuclear.

Lo que es evidente es que sí se pude llegar a la negociación. Corea del Norte lo que busca es negociar desde la fortaleza. Si vemos los casos de Libia, India y Pakistán, que son posiciones morales distintas, nos daremos cuenta de que al primero le desmantelaron su arsenal químico y hoy es un Estado fallido, con tres gobiernos que son un desastre, mientras que India y Pakistán son Estados nucleares existentes en el mundo y negociaron desde la fortaleza y ahora son amigos de Estados Unidos. Eso es precisamente lo que busca Corea del Norte: un reconocimiento diplomático y un reconocimiento a su estatus nuclear que le permita mayor seguridad nacional.