La Ciudad de México fue la primera entidad de la república mexicana, en 2007 y, hasta la fecha, la única en legalizar el aborto. En gran parte del territorio nacional, no solo no se avanzó respecto al tema, sino que, como una medida, llamémosle, “precautoria”, se retrocedió 200 años —en tiempos de Benito Juárez no se encarcelaba a las mujeres por abortar— y los derechos reproductivos de las mujeres en México parecen inmersos de le esquizofrenia de una ciudad en la que unas abortan con la seguridad y la comodidad de los países del Primer Mundo, y otras, en una docena de estados, no tienen acceso al aborto bajo ninguna circunstancia, ni siquiera por violación o peligro de la vida de la madre, como hace apenas unos cuantos años, y corren el riesgo de ser encarceladas hasta por veinte años. De esto y mucho más nos habla la antropóloga feminista Marta Lamas en su ensayo La interrupción legal del embarazo, El caso de la ciudad de México (Fondo de Cultura Económica, México, 2017).

Distinguir entre dos procesos distintos

Marta Lamas, hay que señalar, tuvo una participación esencial en la despenalización y posterior legalización del aborto en la Ciudad de México, dos procesos distintos:

“Hay que distinguir que quien causa estas cosas terribles no es la despenalización en sí, sino la reacción de la derecha: un contrapeso entre PRI, PAN y la Iglesia —señala la fundadora de GIRE y actual presidenta del consejo del mismo—. Por un lado siguen muchos litigios jurídicos, por otro, se ha mentido en el tema de la violencia obstétrica y de gestación subrogada. GIRE (Grupo de Información en Reproducción Elegida) ha hecho tres publicaciones nuevas —que pueden consultarse en línea— pidiendo transparencia a todos los estados del país sobre violaciones a los derechos reproductivos; sobre omisión e indiferencia, violencia obstétrica, y otro más, muy bien documentados todos, con datos que nos ofrecen un panorama de cómo están los derechos reproductivos en este país.

Que el aborto haya sido legalizado en la Ciudad de México representa en sí mismo un gran logro, pero pocos saben que este proceso se lleva a cabo como en los países del primer mundo: a través de una pastilla. Solo en raros casos se recurre a la aspiración, que es el segundo método menos invasivo.

Un método no invasivo

“El método de la pastilla no hace efecto en un porcentaje mínimo de mujeres. Por eso se les pide que regresen al día siguiente de habérseles proporcionado, para verificar que el proceso se haya llevado a cabo con total efectividad. El método de la pastilla no es, para nada, invasivo: se les entrega a las mujeres para que realicen el proceso en casa. En vista de que el aborto se les practica también a mujeres que vienen de otros estados, a las que no siempre les es posible permanecer más de tres días, o vienen desde muy lejos, se les aconseja hacerse la aspiración, para que no tengan la necesidad de regresar. Se les da prioridad a las mujeres que vienen de fuera porque generalmente son casos de emergencia, como niñas violadas. También se consideran las circunstancias socioeconómicas. Hay que señalar que solo hay tres hospitales autorizados para practicar abortos, pero debiera haber  tres por delegación.

La doctora Lamas menciona que a cada mujer se le realiza una entrevista para verificar que no ha sido presionada a abortar, entre otras cosas. Existe un protocolo de atención donde, en primera instancia, se verifica que la mujer se encuentre dentro del margen de las 12 semanas reglamentarias. A las que no parecen muy convencidas se les plantea la opción de llevar el embarazo a término y dar al niño en adopción. Respecto a esto último, Marta afirma que no tiene noticias de una sola mujer que haya optado por esto último, pese a ser la alternativa más cantada por los antiabortistas.

En La interrupción legal del embarazo se menciona que la legalización del aborto en la Ciudad de México no se logró gracias a un partido político determinado, sino a la suma de varias personas, de diversos partidos, incluyendo panistas y priistas, y hasta sacerdotes católicos. No obstante, apunta Lamas:

El papel del PRD y de Ebrard

“El PRD ‘de entonces’ tuvo un papel mucho más importante, en especial Marcelo Ebrard, por mucho que hubieran votado los demás. Lo cierto es que la ley hubiera podido salir con solo el voto del PRD.

“El tema del aborto no compete exclusivamente a las feministas —señala la también autora de El fulgor de la noche—. Le importa a mucha gente progresista, y empezamos a sacar desplegados que firmaban [Ocavio] Paz, [Carlos] Monsiváis, y otros intelectuales y científicos. Hubo gente que nos hizo guerra sucia, como un empresario que llegó al extremo de ofrecer un millón de pesos a cada diputado que votara en contra… pero la mayoría de la población de la Ciudad de México estaba a favor del cambio en ese sentido.

En este libro, Marta Lamas habla también sobre el origen del grupo Católicas por el Derecho a Decidir, surgido a partir de las radicales posturas antiabortistas de Juan Pablo II, que veía en el aborto una práctica comunista.

“En un momento determinado, Wojtyla usa la lucha en contra del aborto tras el muro de Berlín porque ya no hay enemigo contra el cual luchar, y mete toda la energía para una batalla ideológica, logrando que en países como Nicaragua, República Dominicana, El Salvador y Chile se registraran importantes retrocesos en materia de derechos reproductivos de las mujeres. Francisco no ha hecho nada, ni a favor ni en contra. Está cambiado algunas cosas, pero sobre el aborto no se ha dicho ni una palabra.

Actualmente, Marta Lamas está muy involucrada en el tema de la defensa del comercio sexual y el apoyo a que las trabajadoras sexuales, como trabajadoras no asalariadas, cuestión que, contrario al tema del aborto, tiene muy divididas a las feministas.