De las 46.5 millones de mujeres de 15 años y más que residen en México, se estima que 30.7 millones (66.1%) han padecido al menos un incidente de violencia emocional, económica, física, sexual o discriminación en los espacios escolares, laboral, comunitario, familiar o en su relación de pareja.

De acuerdo a la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2016,  en el país 2 millones 562 mil estudiantes de 15 años o más, a lo largo de su trayectoria escolar, han tenido que escuchar que sus compañeros, maestros o maestras de clase les digan que las mujeres no deberían estudiar.

Según la medición que realizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 4 millones 469 mil 129 jóvenes en ese rango de edad reportaron que han pasado por incidentes de violencia emocional en el ámbito escolar a lo largo de su vida, que el instituto define como degradación o acoso emocional e intimidación y acecho que sufren por el hecho de ser mujeres.

Dentro de estas categorías se encuentran las ofensas o humillaciones que reciben las mujeres por el hecho de serlo, que han sufrido 1 millón 617 mil alumnas a lo largo de su trayectoria académica.

La Endireh reveló que los que más violentan a las mujeres en el entorno escolar son los compañeros varones, con 38.5%; le siguen los maestros, con 19.4% de reportes por haber ejercido violencia emocional; después personas desconocidas de la escuela, con 16.3%; siguen las compañeras mujeres, con 8.4%; “otras” personas de la escuela, 7.4% de los casos; las maestras, con 4.6%; trabajadores de la escuela, 2.7%, y el director, en 2% de los reportes.

Son cinco las entidades que reúnen el mayor número de reportes en la materia, por orden en cuanto a la proporción de alumnas que sufrieron un episodio de violencia emocional con respecto a la cantidad de alumnas en su sistema educativo: Querétaro, Jalisco, Aguascalientes, Ciudad de México y Oaxaca.

Las opiniones  

Ante este panorama, Ana Lau Jaiven, investigadora de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Xochimilco,  afirmó  que a pesar del trabajo que se ha venido realizando por la igualdad de género, la mentalidad de los mexicanos no ha cambiado. Al igual que los feminicidios, el hecho de que a las mujeres les  digan que no deben estudiar, demuestra que en el país no vale “nada”, puesto que se limita su derecho a la educación.

Mientras que para Elvia González del Pliego, Coordinadora del Programa de Asuntos de Género en la Universidad Iberoamericana, esta clase de violencia revela un “machismo muy fuerte” que ha pasado inadvertido por las personas que lo ejercen.  La violencia se ha generalizado, dijo.

Apuntó que una respuesta podría ser que las autoridades educativas creen protocolos de atención a la violencia de género e implementen sistemas eficaces de denuncia para las estudiantes.

La violencia ejercida en el entorno escolar es especialmente dañina, porque las alumnas pueden llegar a pensar que no tienen la capacidad para estudiar o pueden llegar a dudar de sí mismas, advirtió González del Pliego.

Por su parte, Verónica Pérez García, investigadora especializada en temas de educación y género de la organización Commenta Diálogo de Saberes, aseguró que existe un doble discurso en la sociedad, puesto que por un lado se promueve públicamente que las mujeres participen y se inserten cada vez más en la actividad económica y académica del país, mientras que, por el otro lado, se normaliza la violencia de manera que ser mujer en el espacio público se convierte en una acción “crítica y cruda”.

 (Con información de El Universal)