Teatro que escarba en el subconciente colectivo mexicano, en sus lenguajes, personajes y ancestrales ritos de perpetuación de su propia especie, el escrito por Gabriela Ynclán (1948) es un mosaico de la mexicaneidad popular y campirana. En los personajes que recorren sus obras se siente el viento levantando el polvo al vuelo en el campo mexicano; se reinventa el color local con el habla rústica y los vestuarios teñidos de indigenismo, rebozos y, sobre todo, humildad. Gabriela Ynclán allana el camino para un nuevo replanteamiento de la dramaturgia en el México del Siglo XXI.

Las remembranzas de obras como Los perros y El árbol de Elena Garro, son inevitables al leer la dramaturgia de Ynclán que religa tradición y herencia cultural, para crear un teatro que dignifica la literatura regional y las tradiciones y leyendas del ambiente rural mexicano, ya trascendidas por desgracia por la violencia del narcotráfico, la trata de blancas, las desapariciones forzadas, y los asesinatos y exhumaciones clandestinas.

Erial de espera, Tiempo de miedo y Casa de adobe son las tres obras que dan cuerpo al más reciente volumen del teatro de Ynclán, titulado Mujeres de tierra y fuego. Y es que la voz femenina cobra una importancia trascendente en estas piezas que, por otra parte, encaminan la creación hacia una reflexión incisiva del tiempo actual. Un tiempo, en efecto, de miedo, de necesidad de paz, de confluencia de verdad.

Erial de espera (adaptación del cuento “La botella verde” de Ricardo Elizondo Elizondo), la dramaturga se interna —siguiendo la propuesta misma del cuentista— en caminos rulfianos. La atmósfera de muerte e irrealidad es sin duda un telón que esconde la más cruda realidad de nuestro campo mexicano. Una mujer indígena es la encargada de confirmar una historia de esperanza y desazón a la vez. El cuento de Elizondo permite a la dramaturga confrontar sus demonios idiosincráticos y perpetuar en el infinito de la escena un viaje (de realismo mágico) que sobrecoge, deteniéndose en el corazón mismo de nuestras raigambres mexicanas.

 

En Tiempo de miedo la fuerza del trazo dramático paradójicamente está tratado —y trabado— con mucho sentido del humor. Un humor que nos recuerda en grado superlativo al humor negro de Hugo Argüelles, sobre todo el de la primera etapa, el de Los cuervos están de luto y El tejedor de milagros. Nada extraño si se considera que los basamentos formativos de Ynclán se encuentran en la escuela argüelleana, pues la dramaturga se cuenta “entre los alumnos más destacados” del también autor de La ronda de la hechizada (valoración hecha por él mismo). Así pues, y entre los vasos comunicantes del propio realismo mágico a lo Argüelles, y el costumbrismo propio de nuestro país, Tiempo de miedo torna los vocablos y psicologías mexicanistas en heterogeneidad de idiosincrasia, pues, aun cuando la historia sucede en la fantasmagoría de un pueblo, se resuelve como una historia de violencia que verbaliza el sentir femenino en un entorno machista y en muchos casos brutal contra el género femenino.

En Casa de adobe el tema del narcotráfico toma el rol protagónico en ese mar de fondo que es campo árido, abandonado, abrumado y utilizado por el crimen. Amores de fondo incestuoso, intolerancia machista y lesbofóbica (que para el caso es lo mismo). De nueva cuenta surgen ecos de Garro: un corrompido rompecabezas familiar que se resignifica en esa casa de adobe que será una tumba (como en Un hogar sólido de Garro).

Teatro que habla a través de la voz femenina, de su presencia misma, Mujeres de tierra y fuego de Gabriela Ynclán es literatura dramática con personalidad propia.

Mujeres de tierra y fuego de Gabriela Ynclán, publicado en la Colección de Dramaturgia Tespis de Icaria, fue presentado el pasado 15 de marzo de 2018 en la Casa del Poeta.