La crisis en Siria entró en una nueva fase: las potencias se están involucrando en una guerra de baja intensidad. Desde el ataque lanzado por Estados Unidos el pasado fin de semana contra tres instalaciones militares sirias, donde según el Pentágono había armas químicas; más de cien misiles fueron lanzados, pese a que Rusia advirtió que la acción traería “consecuencias nefastas” en el conflicto.

El ataque fue en represalia por el supuesto ataque con armas químicas lanzado por el ejército sirio el pasado 7 de abril contra la población de Douma, que dejó varias decenas de personas muertas. Tanto Siria como Rusia afirman que dicho ataque fue más bien un montaje de las potencias occidentales.

Este martes, el sistema antimisiles de Damasco logró interceptar varios ataques lanzados contra dos de sus bases en la localidad de Sharyat, provincia de Homs, lo que evidencia que hay una acción militar más intensa en la zona. Estados Unidos negó su participación, mientras Israel declinó emitir un comentario, pero los sirios aseguran que sus sistemas antibalísticos se activaron por una falsa alarma provocada por esos dos países.

Esta no es la primera ocasión que la base aérea de Sharyat es atacada. El año pasado fue bombardeada con misiles crucero Tomahawk, también en represalia por otro ataque con armas químicas adjudicado al ejército sirio contra la ciudad de Jan Sheijun, en ese momento bastión de las fuerzas del Daesh.

Por su parte, Israel desplegó un cinturón de seguridad en torno a la frontera con Líbano y en los Altos del Golán, que es una meseta siria que mantiene ocupada desde 1967. Su intención es impedir cualquier posible ataque por parte de las fuerzas iraníes. Tel Aviv teme una respuesta armada por parte de los aliados de Teherán por haber bombardeado la base aérea T-4, ubicada en la ciudad siria de Homs, que le costó la vida al menos a siete soldados iraníes. La ONU califica la disputa entre los países involucrados en el conflicto como “el mayor peligro actual para la seguridad y paz internacionales” y una “nueva Guerra Fría”.

Cuatro voces

Tres voces dieron su posición a Siempre! respecto al conflicto de Siria. Por una parte, la internacionalista María Cristina Rosas asegura que con el reciente bombardeo efectuado por Donald Trump, este atrajo el apoyo de sus correligionarios para obtener una nueva victoria electoral en los comicios de noviembre próximo. Por otra parte, el doctor Nektariy Haiji-Petropoulos, archimandrita de la religión ortodoxa rusa en México, advierte que la crisis siria puede catapultar nuevos conflictos a tal grado que podría advenir una tercera guerra mundial.

El analista geopolítico Eduardo Roldán afirma que Trump insistió en atacar Siria para crear una cortina de humo respecto a las investigaciones que lo agobian sobre sus vínculos con Moscú en la llamada trama rusa. El también autor del reciente libro: Trump contra el mundo, presidente de la discordia señala que el mandatario estadounidense actúa de manera siniestra para crear un gran conflicto en Siria, del cual saldría beneficiado en una alianza con Arabia Saudita, su principal socio económico en la región y en un claro fortalecimiento de la causa israelí al impedir que Irán tome posesión de la zona. En definitiva, los tres coinciden en que la ofensiva realizada por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña esconde un plan oscuro para reconfigurar Oriente Medio a toda costa, es decir, creando más conflictos que incluso podrían desencadenar en una nueva guerra mundial.

Por último, Karmon Ely, israelí experto en terrorismo internacional, dijo que Israel continuará desafiando a Irán.

Sus comentarios enviados a Siempre! vía correo electrónico:

María Cristina Rosas.

Acabar con un terror para crear otro: María Cristina Rosas

Este nuevo ataque contra Siria ordenado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dejado desconcertada a la comunidad internacional. Por una parte hay quienes lo aplauden y, por otra, quienes lo condenan. Según Washington, su intención fue castigar al régimen sirio por haber usado armas químicas, específicamente, gas sarín, realizado contra la población de la localidad de Idilib, el pasado 7 de abril.

El Pentágono calificó el bombardeo como un ataque “quirúrgico”, pues el objetivo fueron bases militares, centros de investigación científicas, así como otras instalaciones estratégicas del gobierno de Bashar al-Assad. Moscú no tardó en condenar la acción y pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para exponer que el ataque, dirigido por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, era una grave violación del derecho internacional. Sin embargo, solo Rusia, China y Bolivia (este último es miembro no permanente del consejo) fueron los únicos que votaron en favor. Doce más se opusieron.

Aquí el trasfondo que veo es que Trump está motivado por cuestiones tanto internas como internacionales. En el primer caso, busca alejar la figura de Barack Obama, la cual pulula aún en su gobierno. También lo hizo para congraciarse con los “halcones” que han apoyado a su gobierno y que temen que los intereses estadounidenses en el ámbito mundial estén siendo sometidos a una fuerte presión externa. ¿Cuál es el objetivo? Simplemente las elecciones de medio término.

Trump no dudó siquiera en sacrificar a Tom Bosset, su asesor principal para asuntos de seguridad interna, para poner en su lugar a R. Bolton, de tendencia ultraconservadora. A Trump ya no le importa cuánta gente está despidiendo o lo están dejando. Hasta ahora van 30 de ellos y algo que es inequívoco es la imagen de ingobernabilidad que está dejando su gobierno.

Siria es solo el pretexto que le permite mejorar su imagen al mostrarse ante sus colaboradores como un mandatario que sabe estar al mando y que no chista en lanzar un ataque, si lo considera necesario e, incluso, sin tomar en cuenta a sus propios asesores. Mejores halagos a los sectores armamentistas del Partido Republicano no podría dar.

Trump lanzó el ataque contra Siria para desenfadar a los sectores que lo involucran con la denominada trama rusa, con la que se le acusa de haber ganado los comicios de 2016.

El apoyo recibido por Francia y Gran Bretaña le permite anexarse a dos de los principales aliados dentro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, a la cual ha criticado por ser onerosa y por proteger a países que ni siquiera invierten en su propia seguridad.

No hay que dejar de lado la situación que Trump tiene con China, es decir, las presiones comerciales y la sobreprotección de Beijing a Corea del Norte, la cual considera que no ayuda en nada a terminar con las amenazas de Norcorea.

Ahora, Trump ya tiene abierto el frente de la guerra comercial con China, la rivalidad nuclear ostentada por el régimen de Pyongyang y ahora la alianza rusochina, que se evidenció durante la votación del Consejo de Seguridad de la ONU.

Israel es otro actor que está a la vista. Trump ha buscado quedar bien con el estado judío al haber ordenado el bombardeo en Siria. Sin embargo, el principal ganador podría ser el autodenominado Estado islámico, que ya había sido debilitado y que ahora podría resurgir de entre los piques entre las potencias involucradas en la crisis siria.

Parece que la historia se repite desde aquel 2003 en que Bush lanzó la guerra para deponer al régimen de Saddam Hussein en Bagdad. En esa ocasión y tras la deposición de dictador iraquí, se creó al Daesh con las filas de la guardia republicana. La fórmula parece ser la de “acabar con un terror para crear otro”.

La misma situación que pasó en esa ocasión vuelve a la mente de los expertos, pues Bush lanzó un ataque contra Irak, seguro de que poseía un arsenal de armas químicas que, tras la invasión, nunca pudo ser hallado. Ahora Trump justificó un “ataque quirúrgico” contra Siria, a la que acusó de haber usado este tipo de armamento con la población civil.

Esto simplemente no ha sido demostrado pero, por otra parte, sí hay versiones de que los rebeldes sirios fueron los reales autores del ataque, con la intención de propiciar la intervención de Estados Unidos y debilitar el gobierno de Bashar al-Assad. Recordemos que, en varias ocasiones, el mismo Donald Trump decía que el Daesh había sido creado por Estados Unidos, específicamente por Barack Obama. Ahora parece tomar una tendencia similar a la de su antecesor.

 En aquella ocasión, Hussein se quedó solo, pero ahora Siria cuenta con dos valiosos apoyos que son Rusia y China; un factor que no pude considerar a la ligera.

La intención de Trump fue clara: buscar un poco de oxígeno a su criticado gobierno que ha estado plagado de escándalos, los cuales van desde el desaire al FBI al correr a James Comey, su complot con el Kremlin para ganar las elecciones, hasta el soborno otorgado por un abogado suyo a la actriz porno Stormy Daniels.

Y aunque Trump justificó su acción militar como una forma de proteger a la población siria, en realidad le crea más problemas de origen humanitario, pues aumenta con estas acciones su precario alivio de tensión.

Finalmente, me referiré a quienes aplaudieron el ataque. Estos fueron los miembros de la OTAN, muchos de los países de la Unión Europea, Japón e Israel.

Cabe destacar que México se ha mantenido en una frágil neutralidad, oscilando entre quienes apoyan la ofensiva tripartita y quienes la desaprueban, es decir, Bolivia, Venezuela y Cuba. Tal vez estos tres países no sean tan significativos para nuestro país, pero sí Rusia y China y, de cerrar filas con ellos, México se quedaría en la mira de las represalias de Trump.

Nektariy Hajji-Petropoulos.

Siria somos todos:  Nektariy Hajji-Petropoulos

La situación en Siria se ha deteriorado al punto más crítico.  Después de años de guerras internas y presencia e injerencia extranjera en la región, el reciente ataque de tres Estados occidentales pone en peligro las relaciones entre las naciones más poderosas del mundo, con la amenaza de un conflicto de intereses geopolíticos que se acrecienta a cada momento.

Siria, un país otrora con gran tolerancia religiosa, con una Constitución laica, y apertura hacia el Occidente; en donde estaba prohibido el extremismo religioso, y las mujeres tenían el mismo acceso a la educación que los hombres; habiendo sido un país único por su paz en la región, ahora sufre la devastación, muerte y horror de sus ciudadanos.

Vemos especialmente con gran pesar, el sufrimiento de los civiles, la destrucción de su acervo; y la exterminación de las más antiguas comunidades cristianas en un país con historia milenaria.  Atestiguamos con gran temor la insensatez humana y la indiferencia e insensibilidad de muchos, al manejar una bomba latente cuya explosión podría alcanzarnos a todos.

La falta o nula coordinación entre las élites que manejan los poderes nucleares preocupa no solo a la región, sino al mundo entero que peligra ante la amenaza de una catástrofe mayor.  Hace falta el diálogo responsable entre las fuerzas políticas para encontrar una solución pacífica que resuelva esta situación.

Si la violencia en Siria no cesa inmediatamente, en un abrir y cerrar de ojos habrá tantos Estados implicados, que la amenaza de la tercera guerra mundial será ya una realidad.  La región se convertirá en el detonador de una batalla nuclear que traiga para nuestro mundo destrucción, hambre, dolor, enfermedad y muerte.

Eduardo Roldán.

Trump quiere un nuevo Oriente Medio: Eduardo Roldán

En Oriente Medio se está dando una pugna por el liderazgo musulmán-árabe entre Irán, Qatar y Arabia Saudita. Este hecho no solo es reflejo de la cuestión injerencista del terrorismo, sino también de los desacuerdos profundos de la OPEP y la lucha por el liderazgo en la industria petrolera y de gas a escala internacional. También es la disputa geopolítica y geoeconómica que sostienen China, Rusia y Estados Unidos por esta región árabe y la nueva configuración del poder internacional que se está dando en este mundo convulso. La cuestión de Irán también está en el centro de la disputa. Estados Unidos busca disminuir  o destruir la presencia de Irán en Siria y así fortalecer la esfera de poder  de Israel en la región frente a Irán y Siria. El grupo Shanghái, liderado por China, sobre seguridad y el Mar Caspio está presente.

La crisis se  agudiza después de la gira de Donald Trump por la región, donde obtuvo grandes beneficios económicos con la venta de armamentos a Arabia Saudita por más de 100 millones de dólares e inversiones por más de 280 millones. Es claro que el gobierno de Trump está al lado de Arabia Saudita y ve con recelo a Catar, quien ha tomado una posición cercana al gobierno de Vladimir Putin, al de Irán y este que apoya directamente a Siria.

La administración Donald Trump busca reemplazar al contingente militar estadounidense desplegado en Siria por otro integrado por militares árabes. Estados Unidos ha pedido a Arabia Saudita, Egipto, Catar y los Emiratos Árabes Unidos asignar fondos económicos y militares para la restauración del norte de Siria. Donald Trump quiere que la misión de la fuerza regional trabaje con los combatientes kurdos y árabes locales a los que Washington ha estado apoyando para asegurar que el Estado Islámico no pueda volver y para impedir que las fuerzas apoyadas por Irán entren en el territorio controlado anteriormente por el ISIS.

Este plan tiene como objetivo proporcionarle a Estados Unidos una posibilidad para retirar sus tropas de Siria y, al mismo tiempo, “evitar un vacío de seguridad”.

El hecho relevante es que todo este enjambre de complicidades ha generado inestabilidades en la región y es plausible que se  desborde y genere un conflicto regional de mayores proporciones. Pero, sobre todo, Trump ha utilizado esta coyuntura para  crear una cortina de humo y ver su imagen fortalecida en el interior de Estados Unidos  y generar un distractor ante la debilidad en que se encuentra internamente por el caso Rusiagate.

Karmon Ely.

El desafío de Israel: Karmon Ely

El problema estratégico más importante para Israel es la presencia militar iraní e Israel continuará desafiando a los iraníes incluso si hay represalias y los rusos no estén contentos con ello. La intervención rusa en Siria, la falta de una clara estrategia de Merican, la ocupación turca del territorio sirio y las políticas hegemónicas iraníes ya han cambiado profundamente los equilibrios estratégicos regionales.