Detrás de un colapso financiero está un hombre. Se trata de George Soros, a quien el geopolítico mexicano Alfredo Jalife-Rahme considera como el “instrumento de la CIA que mueve los mercados financieros”. Esto significa para el también catedrático de la UNAM que es el principal responsable de la desestabilización de monedas que se encubre tras su fundación Open Society, organismo filantrópico con la que apoya financieramente ONG cuyo objetivo es promover la justicia, la educación, la salud pública y los medios independientes. Su nombre es György Schwartz. Es un millonario que ha sumado más de 30 mil millones de dólares desestabilizando las economías de numerosos países. Se le adjudican muchos procesos inflacionarios que recorrieron al mundo desde los años noventa como el Efecto tequila en el México de 1994; el Efecto vodka, en 1998 y el Efecto tango, en 2001.

Este magnate húngaro fue incluso expulsado de su propio país por el presidente Viktor Orban hace apenas tres meses. Se le acusó de tratar de interferir en la política nacional mediante operaciones realizadas por organismos asociados con su fundación; dígase de otra manera: por actividades subversivas trasnacionales. Soros argumentó a su vez, que más bien se retiraba de Hungría debido a la política “represiva” de Orban. Actualmente la sede de OS se encuentra ahora en Berlín.

Tailandia, Indonesia y Malasia también lo expulsaron. En 1997, el primer ministro de Malasia, Mahathir Mohammad, lo calificó como un criminal, pirata y manipulador de divisas y mercados de valores.

Tras las elecciones del primero de julio, en las que Andrés Manuel López Obrador resultó ganador, el nombre de George Soros resurgió en México, esta vez detrás de Marcelo Ebrard, quien ha sido identificado por Alfredo Jalife en diferentes medios de comunicación como “gente del equipo del financista”, algo que asegura “no es ningún secreto”.

Para Jalife, Soros es una persona que ya tiene sus redes bien establecidas en México. De hecho, es prácticamente la voz solitaria que asegura que los verdaderos dueños de México son la familia Rothschild y George Soros, los cuales ahora se filtrarán al nuevo gobierno a través de Marcelo Ebrard, quien de hecho ya ha sido designado por Andrés Manuel López Obrador como su secretario de Relaciones Exteriores.

El internacionalista Carlos Alberto Jiménez Bandala, catedrático de la Universidad La Salle, expone a Soros, sobre todo la labor realizada por su fundación Open Society como un caballo de Troya con el que busca beneficiarse de sus campañas de desestabilización, a través de una política de doble cara encubierta en el combate a la corrupción, las libertades individuales y la promoción de los derechos humanos; aspectos en los que podría mantener un acercamiento con el nuevo gobierno.

En su opinión, ¿cómo describe a George Soros y su labor?

George Soros es un multimillonario que refleja claramente el actuar de la oligarquía internacional que gobierna el mundo, es el matrimonio indisoluble entre el capitalismo y el Estado. Es la muestra más palpable de cómo el capitalismo coloca a su antojo gobiernos en cualquier país para beneficiar los procesos de acumulación, bastan como ejemplo las comunicaciones filtradas que muestran cómo Soros le da indicaciones a Hillary Clinton, cuando era secretaria de Estado. Bajo la careta de organizaciones de la sociedad civil, como la Open Society Foundations, que por cierto en 2017 fue la segunda fundación con más fondos, después de la de Bill Gates, Soros realiza prácticas injerencistas en diferentes países, ha financiado campañas de desestabilización con el pretexto discursivo de fomentar la democracia, desde el sentido en que él la entiende, enmarcada en el neoliberalismo más pervertido, no le interesan las libertades humanas, le interesan las libertades de un mercado en condiciones benéficas para incrementar su riqueza personal.

 Se ha relacionado a Soros con los altos círculos financieros internacionales, a los que ha ayudado sin prejuicio de crear devaluaciones, especulaciones financistas o quebrantos económicos, ¿qué opina al respecto? 

Me gustaría empezar a responder esta pregunta con una cita de Marx que ya nos alertaba de este actuar desde el siglo XIX: “El capital huye de los tumultos y las riñas, es verdad, pero no del todo […] conforme aumenta la ganancia, el capital se envalentona, asegúrele un 10 por ciento y acudirá donde sea […] al 100 por ciento es capaz de saltar por encima de todas las leyes humanas, el 300 por ciento y no hay crimen al que no se arriesgue..” Soros es ese capitalista envalentonado, arrojado y valiente para actuar bajo la sombra de la impunidad que su riqueza le cobija y bajo el principio cruento de un capitalismo especulativo donde dinero pare dinero.

Se dice que Hungría, país de donde es originario Soros, lo expulsó por ser causante de “una serie de males” ocasionados por su tendencia a la especulación financiera, ¿qué se puede pensar de esta situación?

El presidente de Hungría Viktor Orbán impuso medidas para regular a las llamadas organizaciones no gubernamentales, que incluyen permisos especiales del Ministerio del Interior, controles periódicos de Seguridad Nacional y una tasa impositiva de 25 por ciento sobre las donaciones que reciban del extranjero. Por esta medida ha sido calificado de autoritario y ultraconservador. Me gustaría en ese sentido desmontar el discurso capitalista de acusar siempre de represión a quienes limitan los intereses voraces del capital. De cierto es que la ideología de Orbán no ha sido nunca progresista y su gobierno no se ha caracterizado por una mirada crítica sino más bien de centro-derecha y de corte nacionalista. Pero el problema no es Orbán sino lo que hemos señalado anteriormente, es sobre la mascarada de ONG” que juega un papel de caballo de Troya en países que no se alinean a las condiciones impuestas por el capital internacional.

El malestar no es solo de Hungría, sino de otros países europeos como Polonia, la República Checa e Italia que han emitido pronunciamientos sobre la baja credibilidad que estas organizaciones tienen cuando son financiadas desde Estados Unidos. Estas denuncias también han sido hechas de forma histórica en América Latina, por el gobierno cubano, venezolano, boliviano y durante la administración de Rafael Correa en Ecuador. No son organizaciones de la sociedad civil y mucho menos carecen de intereses gubernamentales. El financiamiento millonario desde otras fundaciones —que más bien tienden a ser corporaciones— no puede ser neutral ni aséptico, hay siempre una intencionalidad que tarde que temprano termina por revelarse y de la que no podemos omitir la experiencia histórica que nos ha demostrado cómo estas fundaciones son el salvoconducto de grupos terroristas o el mecanismo de transferir dinero para corromper funcionarios y militares para preparar golpes de Estado contra gobiernos de izquierda.

Soros no pierde una oportunidad para incrementar sus ganancias en la fundación a pesar de los problemas financieros internacionales que cause. Ante ello, ¿qué impacto tendría para México que pudiera relacionarse con el nuevo gobierno de López Obrador? Se especula que Soros ha mantenido acercamientos a través de Marcelo Ebrard.

No hay, hasta el momento, alguna evidencia tangible de un acercamiento de Soros con Andrés Manuel, lo que sí ha habido es una gran especulación. Como ya lo hemos dicho, Soros provoca terror entre la izquierda y la derecha. No es extraño, el capitalismo mundial no es una estructura monolítica, sino que en el interior también desata feroces competencias cuando ven sus intereses vulnerados y los grupos de poder en México no son la excepción, durante la campaña electoral usaron varias estructuras de la derecha para denunciar planes injerencistas de Soros en caso de ganar AMLO la elección, sin embargo, nunca ofrecieron pruebas.

Es cierto, no obstante, que Soros ha buscado acercamientos con nuevos gobiernos como la reunión que tuvo con el flamante presidente español Pedro Sánchez que está identificado con la izquierda; por lo que no es descartable que sea el propio Soros quien esté buscando un acercamiento. En este caso, considero que la experiencia de Andrés Manuel y su práctica consecuente con un pensamiento nacionalista y progresista serían fortaleza para identificar cualquier intento golpista o injerencista del multimillonario. Una intervención de Soros sería un obstáculo a los planes de conversión de las políticas económicas neoliberales que pretende AMLO, sin embargo, la elección del izquierdista, ha despertado simpatías a escala mundial que pueden ser una oportunidad a tener en cuenta para denunciar de forma creíble alguna acción contra su gobierno.