El combate a las drogas ha sido punta de lanza de la política de seguridad estadounidense. Ha combatido con sanciones económicas a países que han rehusado seguir sus lineamientos, otros se han visto favorecidos con la donación de material bélico a través de pactos como la Iniciativa Mérida, que destina fondos y adiestramiento militar a países como México para mantener su compromiso antidrogas. Pero el caso de Afganistán es totalmente diferente. Los grupos que operan en ese país tienen el mismo enemigo que Estados Unidos: los talibanes. Ante ello, se ha producido una alianza inusual, pero que les permite prevalecer ante la fuerza cada vez más intensa de los también llamados “estudiantes del Islam”.

Narco financia guerras

Para expertos como Edgardo Buscaglia, esta es una cuestión más de “real politik”, y no tanto de ideología o cuestiones religiosas. Es una estrategia de Washington que, a diferencia de la que aplica en México y Latinoamérica, donde el tráfico de drogas es más bien un negocio, en Afganistán es una necesidad estratégica que permitiría sostener el combate a los talibanes, con un menor costo y mantener su hegemonía en la región. Esta es la entrevista que el también investigador en leyes y economía de la Universidad de Columbia, en Nueva York, y presidente del Instituto de Acción Ciudadana en México concedió a Siempre! vía telefónica.

Se habla mucho de la producción de heroína en Afganistán, que de hecho, es el primer productor de esa droga en el mundo. También de que Estados Unidos hace poco para combatirlo, ¿cuál es la realidad de la presencia de Washington a 17 años de la invasión a ese país?

Tenemos el problema de que el trafico de drogas, principalmente de la amapola y la heroína, financia no sólo las campañas y a los gobernadores sino a los grupos paramilitares que Estados Unidos utiliza supuestamente para combatir a los talibanes. Estas agrupaciones son de origen regional, son afganos, y se hacen llamar señores de las guerra. Eran los mujaidines que combatieron a los soviéticos y son los mismos que fueron transformados en gobernadores virtuales; son quienes controlan el poder de facto en los territorios. Recuerdo que cuando trabajaba en Afganistán teníamos que entrenar a nuestros fiscales en diferentes provincias. Después de saludar a los gobernadores por una situación de diplomacia y cortesía, había que ver también al señor de la guerra de la región a la que íbamos para pedirle permiso. Eso era algo que teníamos que hacer nosotros, incluso para poder operar en la zona. Esos señores financian sus estructuras paraestatales, puesto que son estados paralelos. Las financian con el tráfico de heroína. Muchos de ellos son aliados de los estadounidenses que también combaten a los talibanes. El tráfico de drogas lo permite Washington para que estos señores de la guerra puedan financiar sus actividades bélicas, así como para la provisión de bienes y servicios.

No hay que olvidar que estos señores son los que gobiernan. Uno vende agua, otro seguridad, uno más ofrece mecanismos de resolución de disputas, que es un sistema judicial paralelo. Las asambleas llamadas Yirgas y las consultas denominadas shuras también se financian con el tráfico de heroína, por lo tanto, Estados Unidos no tiene otra opción ya que la ayuda económica, por la misma inseguridad, no prospera. Estados unidos no tiene otra opción más que ese esquema de poder político: dejar que el tráfico de heroína aumente para poder financiar a los grupos paramilitares que apoyan la presencia norteamericana y que combaten a los talibanes hasta ahora.

¿Cómo operan estos señores de la guerra en Afganistán?

Estados Unidos tiene a 45 señores de la guerra, señores feudales que no son parte de su estado. Son estructuras paraestatales en lo largo y ancho de Afganistán, que apoyan la disolución de los talibanes, lo cual no han podido concretar. Esos señores se financian entre otras cosas por el tráfico de heroína. También lo financian el contrabando de diferentes mercancías, lo cual vienen haciendo desde hace cientos de años.

Pero el tráfico de heroína se ha transformado en un sistema tributario de cada una de estas estructuras paramilitares que apoyan a Estados Unidos y que pueden sostener al presidente afgano, Ashraf Ghani Ahmadzi, quien es un hombre honesto y tiene buenas intenciones pero es un cero a la izquierda; es un señor que llegó de una coalición política a la que nadie le presta atención y que estos 45 señores de la guerra prácticamente se ríen en su cara.

Los norteamericanos no tienen otra opción para que no les tumben el gobierno de Afganistán. Es por ello que no tienen otra posibilidad que dejar que el tráfico de heroína fluya y prospere para que con ello financien sus actividades.

Edgardo Buscaglia

Muchos analistas afirman que el tráfico de drogas es más bien un negocio de la CIA, ¿qué hay al respecto?

No es que los soldados estadounidenses o la CIA trafiquen heroína, esos son sueños sin realidad. Los exmujaidines que gobiernan hoy de facto no tienen ideología, son señores islámicos con una estructura de poder paralela al Estado. La población de zonas rurales dependen de estos señores feudales para tener agua, para que sus hijos puedan ir a la escuela islámica, para que haya un poco de justicia y resolución de disputas. Nada muy avanzado, pero estos feudales son los que gobiernan y financian sus actividades a través del trafico de heroína, por lo que se ha transformado en un factor que promueve la lucha contra los talibanes, y Estados Unidos no tiene otra opción que permitirlo. Esto es porque no tiene sistemas de financiamientos alternativos. Washington se encuentra en una situación muy precaria, no quieren colocar más dinero en Afganistán, de hecho ya han invertido cientos de millones de dólares y por lo tanto no tienen otra opción que permitir dar vuelta a la cabeza, haciendo como que no miran. Estos han mantenido a Kabul fuera de las garras de los talibanes, los norteamericanos a ellos se lo deben. Por eso dejan que el trafico de heroína siga creciendo. No la combaten ni la condenan públicamente porque si se dejase de financiar con el tráfico de heroína, no podrían continuar la guerra contra los talibanes y se caería el gobierno en Kabul, como cayó el gobierno de Saigón en Vietnam. Y los estadounidenses tendrían a los talibanes gobernando el país.

La CIA ha cometido muchas atrocidades, locuras que se han ventilado, pero el tráfico de heroína, masivo, es la razón por la que Estados Unidos guiña el ojo y da la vuelta, pues solo así puede financiar a sus aliados paramilitares, sin tener que invertir en ellos. Las zonas rurales están siendo controladas cada día por los talibanes, pero esta guerra sucia del tráfico de drogas ha sido una de las fuentes de riqueza de las estructuras paramilitares que hoy mantienen más o menos el poder en Kabul con muchas debilidades, pero lo mantienen vigente.

Si lo llegasen a prohibir y lo comienzan a combatir como en México, se les caerían los 45 señores paramilitares y Washington perdería importantes aliados de facto. Solo seria cuestión de semanas para que el gobierno de Kabul cayera en manos talibanes. Es un concepto más de real politik que de ideologías, porque en este caso no las hay.

Yo me he sentado con estos señores de la guerra para comunicarles que íbamos a entrenar a sus fiscales si no los asesinaban. Tenías que entrar en los territorios con la bendición de ellos. Era como si hubiera que pedirle la bendición al capo del cartel de Jalisco Nueva Generación para poder entrenar fiscales en México. Es la triste situación que está viviendo Afganistán y es insostenible porque los talibanes están obteniendo poder social. La gente se está dando cuenta de que el gobierno de Kabul va a caer pronto y lamentablemente los talibanes hasta hoy, si sigue esta tendencia, van a formar un gobierno de coalición con otros políticos en la capital afgana y lamentablemente Estados Unidos perdería esta costosa guerra; costosa desde el punto de vista de sangre.

Amapola en Guerrero, asunto social

¿Se debe un poco a las decisiones de Trump de no invertir más en el conflicto?

El presidente Barack Obama ya venía reduciendo desde 2014 la presencia de tropas. Trump lo que hizo al inicio de su mandato fue aumentar el número de tropas adicionales, porque los generales se lo estaban pidiendo de rodillas o de lo contrario se caería el gobierno afgano. Sin embargo, se aumentó el número de tropas a un nivel mínimamente aceptable, aunque solamente les permite tener apoyo aéreo y de inteligencia, entrenamiento y asistencia logística, abastecimiento y lo demás, pero la presencia norteamericana hoy es poco compatible con el mantenimiento de un statu quo.

Estados Unidos depende de las estructuras paramilitares. Cuando yo interactué con estos señores de la guerra, estos tenían hijos en el parlamento y a otro como ministro. Los señores de la guerra son los que en verdad defienden los territorios, mientras Estados Unidos les permita continuar con lo que trafican.

Al inicio, Estados Unidos intentó pagarles, es decir, mantenerlos bajo la nómina. Eso fue en 2002 y 2003. El problema era que se trataba de una estructura tan costosa y corrupta, que incluso corrompía a los propios soldados. Fue así como mejor se dejó que ellos continuaran financiándose del trafico y contrabando de heroína.

Hay que considerar también que la gente no tiene la capacidad de pagar impuestos, pues son muy pobres. A eso obedece la permisibilidad del tráfico de drogas, a los ojos de Estados Unidos y no a que la CIA esté metida en ello. Para Estados Unidos no es una fuente institucional, sino un medio con el cual mantiene una alianza con los 45 señores de la guerra. Es formalmente un gobierno títere de Washington.

¿Podemos hacer una comparación sobre la producción y tráfico de drogas en México con respecto a Afganistán?¿Cómo ve el fenómeno en nuestro país?

La producción de amapola en Guerrero en un fenómeno social, político y criminológico. La sociedad depende del cultivo de amapola, en muchas ocasiones no tienen otra alternativa de vida. Hasta que no se les presente un plan de desarrollo donde los gobernadores, en vez de estar robando a manos llenas, comiencen a dedicar planes de desarrollo alternativos para que esa gente se dedique a otras actividades. Mientras no sea así, se continuará generando una base productiva que se va a dedicar a eso.

También tenemos el financiamiento de las campañas políticas en México a través del tráfico de drogas y de migrantes. En la parte criminológica, se forman estructuras criminales por políticos, empresarios, sindicalistas o todas esas cúpulas y directorios que comienzan a lavar dinero y a financiar sus actividades ilegales con dinero sucio.

Es una gran fuente económica para las élites mexicanas. Para romper esto se necesita tener una política económica y que realmente le invierta a la población, sobre todo en esas bases sociales que ahora se dedican al tráfico de drogas. En ese nivel sí hay que descriminalizar y despenalizar el tráfico de drogas porque los transportistas, los campesinos no pueden ser sentenciados.

También se necesita tener una política racional y despenalización del consumo y de la producción de opiáceos regulada como los productos farmacéuticos, pero hasta ahora nadie lo ha propuesto. También hay que tener una política regional porque lo que un país despenaliza, si el otro no lo hace, entonces el problema persiste.

Los norteamericanos aplican mano fuerte en México porque el tráfico de drogas es un negocio y no está financiado por la estructura de poder. Pero el tráfico de heroína en México se ha estado diversificando hacia drogas de diseño, opiáceos y exportándolos a países de Latinoamérica. México está transformándose en una fuente de producción regional.