Tanto el Presidente electo como quien será su secretario de Educación Pública, Andrés Manuel López Obrador y Esteban Moctezuma Barragán, respectivamente, ya se dieron perfectamente cuenta de qué va el ala radical de todos aquellos quienes están en contra de que sus añejísimos intereses se vean afectados con la implementación de una serie de medidas que permitan darle un dramático golpe de timón a la educación en México.

Y es que después de la trifulca que se desató el domingo pasado en el Salón Teotihuacán del Centro de Convenciones de Acapulco, Guerrero, durante la realización del XVIII Foro de Consulta Educativa, la cual fue provocada, entre otros, por miembros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), quienes a golpes y sillazos hicieron ver su retrógrada postura ante todo aquello que no les es conveniente; no queda más que concluir que estos señores no están interesados en nada que tenga que ver con las mejoras de las condiciones educativas de las niñas, los niños y los adolescentes y tampoco con aquello que pudiera apuntalar el crecimiento profesional de los maestros que sí están interesados en manifestarse desde las aulas, dando clases.

Siendo sinceros, a la CETEG, a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) e incluso a varios legisladores, tanto locales (en Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Michoacán, principalmente) como federales, lo que menos les importa es que se abrogue la Reforma Educativa implementada por el gobierno peñanietista. Nada de eso. Lo que estos señores buscan, desde sus respectivas trincheras, es mostrarse sistemática y permanentemente en contra de toda iniciativa gubernamental, sea la que sea. Aquí el chiste (para ellos) es nada más hacerla de tos por todo. Si por ellos fuera, que les den el control absoluto de la educación en todo el país, principalmente todo aquello que tenga que ver con el manejo de los presupuestos y ellos felices y contentos.

Y si no me creen, díganme las caritas que pusieron estos querubines cuando, hace unos días, el mismo López Obrador hizo el anuncio de que el control de la nómina educativa la mantendrá el Gobierno Federal, esto con el objetivo de que el dinero y los aumentos les lleguen efectivamente a los maestros y que no se queden en manos de estos vividores. De hecho, varias de estas organizaciones disidentes, debido a este anuncio del Presidente electo, quien ratificó que la Ley General de Contabilidad Gubernamental permanecerá sin modificaciones, ya están fraguando distintas protestas y manifestaciones en varias entidades del país para seguir retando al Gobierno e interferir negativamente en la vida institucional de México.

Por eso, la postura de Moctezuma Barragán, quien ahora resulta no es del agrado de estos zánganos para que ocupe el ministerio de educación a partir del 1º de diciembre próximo, me parece no sólo congruente, también ha sido congruente. Al día de hoy ya se han realizado 17 foros de consulta a lo largo y ancho de todo el país, en los que los docentes han tenido oportunidad de expresar sus puntos de vista, más allá de sus creencias políticas. Las inconformidades siempre van a surgir en cualquier actividad, pero cuando ésta va acompañada por violencia no puede ni debe ser tomada en cuenta. Lo que ocurrió en Acapulco no es digno de individuos que se dicen ser maestros, por eso es urgente que el ala radical del magisterio entre en razón y colabore en todos los esfuerzos que buscan mejorar la educación en México.

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