El gobierno federal enfrentó un nuevo encontronazo esta semana. Tras la presentación del presupuesto 2019, en el que se establecía un recorte significativo a las principales universidades públicas que ponía en riesgo su funcionalidad, UNAM, UAM y el IPN lanzaron comunicados públicos condenando la propuesta; a estos se le sumaron los de varias universidades estatales.

Aun cuando en su conferencia matutina el presidente Andrés Manuel López Obrador defendió la propuesta presupuestal y los recortes a las universidades públicas diciendo que “se va a hacer más con menos“ y que esos recortes irían de la mano con la intención de destinar mil millones de pesos a la fundación de las cien universidades nacionales prometidas desde la campaña presidencial.

Un día después, justo al presentar el programa Universidades para el Bienestar Benito Juárez García, en El Mexe, Hidalgo, el mandatario se vio obligado a recular y a reconocer que en el proyecto de presupuesto, presentado el 15 de diciembre pasado se habia cometido un error, el cual sería corregido a la brevedad.

“Quiero dar a conocer a los universitarios de México, a los alumnos y a los académicos que se cometió un error en la presentación del presupuesto (para las universidades) porque yo hice un compromiso de que no se iba a reducir. Vamos a rectificar, no podemos aferrarnos”.

Indicó que, en efecto, se presentó un presupuesto con una reducción de cinco mil millones de pesos para las universidades públicas, pero que en realidad se les va a entregar a las universidades lo que les corresponde, “lo que acordamos. Lo que dije en la reunión con la ANUIES —en agosto— sobre que si no aumentaba, iba a ser el mismo de 2018 más inflación”.

Para Marco Fernández, profesor investigador de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey e investigador asociado de México Evalúa, más allá de que el gobierno haya reconocido que hubo un error en el recorte a las universidades públicas por lo que se va a reconsiderar, existen una serie de omisiones y preguntas que hacen que por lo menos en lo que se refiere al proyecto educativo no haya un escenario claro de lo que va a suceder en este sexenio.

Destaca que en cuanto a la iniciativa presentada por el presidente López Obrador para derogar la reforma educativa, hay una serie de preguntas que han quedado en el aire sin respuesta y que son fundamentales para tener un proyecto claro y no se repitan los errores que se cometieron en administraciones anteriores.

“Es imprescindible que se aprenda de los errores ajenos, pues pese a que también se prometió una agenda de equidad educativa, en los hechos se distribuyeron reiteradamente recursos del erario de forma regresiva, ineficaz y, en ocasiones, con corrupción”.

Señala que hasta ahora, por ejemplo, es muy preocupante que no se sepa de qué manera se van a reemplazar las plazas que queden vacantes, y si la autoridad educativa ya le dio una respuesta firme y tajante al SNTE de que no se permitirá que esos lugares sean ocupados de manera automática por hijos u otros familiares.

El especialista en temas educativos dice que ese tipo de omisiones son graves pues,si no se atienden, al igual que ocurrió con gobiernos anteriores, no será posible cubrir las necesidades de equidad y de aprendizaje de excelencia que se busca en esta nueva administración y que justamente es lo que prometieron al hacer la presentación de esta iniciativa.

Recuerda que entre las propuestas emblemáticas de la iniciativa entregada en Cámara de Diputados el pasado 12 de diciembre, destacan las becas universales, atención prioritaria a los más pobres, construcción de 100 universidades públicas y un programa para la capacitación de los jóvenes; sin embargo, en ninguna de ellas se presenta la manera en que se llegará a la meta, aunque sí está presente la eliminación de aspectos muy relevantes del marco jurídico vigente que podrían significar un retroceso educativo, como la eliminación del Servicio Profesional Docente y la desaparición del INEE, las cuales más allá de parecer una estrategia de mejora educativa reflejan una profunda motivación política. En cuanto a la eliminación del Servicio Profesional Docente, indica que una de las cosas que se pretende quitar son los cimientos constitucionales a las reglas de ingreso y ascenso para el desarrollo de la carrera profesional de los docentes, en el que el mérito antes que las conexiones, herencia o prácticas de corrupción sea el avance de su carrera dentro del magisterio.

Por lo que se refiere a la desaparición del INEE, dice que también sería un retroceso para el sistema educativo, pues se acabaría con el trabajo de 15 años en los que se ha buscado construir un órgano que sirva como contrapeso a las acciones tomadas por las autoridades educativas federal y de los estados, pues se busca sustituirlo por el Centro Nacional para la Revalorización del Magisterio y la Mejora Continua, al cual se le quita de su autonomía y dependería de la Secretaría de Educación Pública, lo cual resulta cuestionable pues no podría señalar libremente las fallas de implementación del proyecto educativo de la administración en turno.

100 universidades, ¿política educativa u ocurrencia?

En lo que respecta a la decisión del gobierno de crear 100 universidades, Marco Fernández afirma que el problema es que pese a que formalmente ya se hizo la presentación del programa no se sabe cuál es la lógica que hay detrás que nos haga darnos cuenta de que se trata de una política educativa pensada de manera correcta, y no únicamente de una ocurrencia.

“Ni el presidente, ni el secretario de Educación, ni Raquel Sosa nos han dado una explicación clara de dónde se van a establecer las 100 universidades Benito Juárez, cuál es la carrera regional que dicen que van a prometer, cuál es la matricula que van a atender, cuál será el perfil de los docentes que se van a contratar”.

Explica que pese a que se ha mencionado que algunas de estas universidades serán en línea, es fundamental que se den a conocer ciertos puntos importante como “cuáles son los pilotos del contendido de los cursos que se van a brindar bajo esta modalidad. El problema es que ninguno de esos detalles los han anunciado, ni los han explicado”.

En torno a la reasignación de recursos a las becas universales para estudiantes de educación media superior, Marco Fernández afirma que el gobierno antes de tomar una decisión de este tipo debería analizar las investigaciones objetivas que hay al respecto para de esa manera poner énfasis en políticas que corrijan las deficiencias educativas que tienen los chicos para evitar su deserción, “el problema es que se está asumiendo, de manera equivocada, que el problema es económico y de falta de oportunidades de los chicos, cuando el problema más bien es educativo, y así lograr con más eficacia los propósitos educativos que dicen estar defendiendo”.

La importancia de la autonomía

Respecto al error mecanográfico que dijo haber tenido el gobierno federal en cuanto a la autonomía, señaló que es lamentable pues solo deja ver dos cosas, “o fue un descuido profundo de la manera en que se preparan este tipo de iniciativas, las cuales deberían ser relevantes para el gobierno federal; o en realidad no fue un error, pero no anticipaban la reacción que iba a tener el sector, y al verla repensaron las cosas. En cualquiera de los dos escenarios me parece una mala señal por parte del gobierno federal haber incurrido en estas omisiones”.

Destaca que el hecho de desaparecer la autonomía hubiera sido una decisión muy grave, porque ese precepto que le es reconocido por el Estado a las distintas universidades del país es fundamental para garantizar su correcto funcionamiento, pues les permite establecer sus métodos de evaluación, de selección de alumnos, sus procesos de contratación de su personal, entre otras cosas.

“Por fortuna, eso parece, hasta ahorita, que no va a ocurrir, aunque hay que tomar en cuenta que mientras no se termine de corregir formalmente, a la hora que se dictamine el proyecto de reforma, no se ha hecho la corrección respectiva”.

El presupuesto educativo

Otras de las contradicciones que plantea Marco Fernández es el hecho de que el presidente por un lado diga que entre 10 y 12 por ciento de la matricula de las universidades públicas se podría aumentar, y por el otro lado no les otorgue el presupuesto necesario para hacerlo.

“Aunque ahora diga que no se les va a cortar el presupuesto, eso no se podrá lograr con los recursos que tienen, además es un contrasentido que tampoco se va a remediar con los mil millones de pesos que se le va a dar a las 100 universidades que pretende crear. Es tan difícil imaginar cómo van a poder cumplir con la promesa de la cobertura universal de educación superior, si no hay los recursos suficientes; más cuando en el país hay una cobertura de 33 por ciento”.

Señala que pese a que se les va a mantener el presupuesto, es momento de que las instituciones de educación superior pública del país puedan replantear por un lado la manera en que pueden reordenar sus finanzas a fin de hacerlas más sanas, “recortar en donde se pueda recortar de la parte de gastos no necesarios”.

“También es imprescindible reiventarse para que puedan contar con recursos complementarios a partir de cooperación, por ejemplo, en proyectos de investigación que pueden tener fines comerciales con el sector privado, como se hace en otros países, el ejemplo emblemático es Estados Unidos”.

Hay un sesgo anticiencia, anticultura y antieducación: Francisco Suárez Dávila

Tras la decisión del gobierno de rectificar y otorgarle a las universidades públicas el mismo presupuesto que les entregó en 2018; Francisco Suárez Dávila, miembro de la comisión de vigilancia de la Fundación UNAM, señaló que pese a que el gobierno presentó un presupuesto razonable, que demuestra el compromiso del presidente de tener responsabilidad fiscal, es inevitable darse cuenta de que tanto “las universidades, como la cultura, la ciencia y la tecnología fueron muy castigadas, lo que deja ver que existe un sesgo anticiencia, cultura y educación superior”.

Explica que pese a que a las universidades se les seguirá dando el mismo presupuesto del año pasado, el cual se ajustará a la inflación, lo ideal sería contar con mayores recursos, sobre todo cuando muchas universidades atraviesan una difícil situación financiera, aunque no deja de aceptar que valdría la pena hacer un ejercicio para definir cuáles son las prioridades y de esa manera reasignar recursos.

Mejor fortalecer universidades existentes

Al hablar sobre la decisión del gobierno de crear 100 universidades, el también exembajador de México en Canadá considera que no es una buena noticia para el país, mucho menos cuando hay números rojos en muchas universidades y los recursos no son suficientes; sería mejor que ese dinero que se les va a destinar se fuera hacia las universidades existentes. De esa manera ese dinero se convertiría en una veta para las universidades, sería un dinero bien empleado y no se le estaría echando dinero bueno al malo”.

Recuerda que hay que recordar que en el país se ha tenido una mala experiencia con la Universidad de la Ciudad de México y la de Tabasco que no logran arrancar, “simplemente no caminan, pues hacer universidades no es hacer edificios.

Explica que para poder crear las 100 universidades que tiene planeado el gobierno federal es necesario contar con profesores buenos de alto nivel, los cuáles no se tienen, además de dotar a esas universidades de laboratorios, equipo científico, tecnológico, “quizá uno puede montar un salón y dar clases de literatura, pues solo requieres de un profesor sabio y se acabó, pero para estudiar física se requieren otras cosas”.

Reitera que con ese dinero sería mejor fortalecer las existentes, o hacer algunas en los lugares que claramente lo requieren, pues no es posible compararnos con países como Alemania o India en dónde se crearon institutos técnicos y tecnológicos, con un proyecto claro y que se fue dando paulatinamente.

 

Se deben cuidar los recursos

Suárez Dávila señala que hay que tomar en cuenta que ante el despilfarro que existe en muchos estados, sería importante que los gobiernos de esas entidades también destinen recursos a sus universidades públicas en lugar de robarse el dinero como ha sucedido en muchos casos.

Dice que pese a que la UNAM ha tenido grandes avances en transparencia desde hace 20 años, por lo que audita sus estados financieros con auditores independientes para certificar su trasparencia, lo cual es un gran avance, es necesario que realice su propio ejercicio de revisión para poder reasignar los recursos, “de esa manera quitarlos de donde haya un desperdicio para asignarlos a las áreas que lo requieran. Ese siempre es un ejercicio muy sano”.

Por ejemplo —dice—,existen muchas publicaciones de la UNAM que no resisten la prueba de calidad, pero desafortunadamente son asignadas, pues existe un compromiso con los profesores, lo que hace que se conviertan en libros que nadie lee que terminan en bodegas que se convierten en cementerios de libros.

Suárez Dávila asevera que no hay que olvidar que la UNAM a través de su fundación hace un trabajo muy importante pues entrega becas para los estudiantes que así lo necesitan y que es un dinero que se obtiene de donativos y de los recursos que se han podido acumular a lo largo del tiempo.

 

Errores que derivan en sospechosismo

Al hablar sobre los errores que en los últimos días ha tenido que aceptar el gobierno federal, cuando por un lado se omitió el concepto de autonomía universitaria en la iniciativa de reforma educativa, y ahora con el presupuesto a las universidades, Suárez Dávila dice esperar que ni en esta ni en ninguna otra administración se vuelvan a cometer este tipo de errores.

“Más que rectificar, lo mejor sería no cometerlos, ni en este, ni en otros campos, pues finalmente eso nos lleva a dos cosas la principal a que se dé lugar al sospechosismo, el cual no conviene a nadie, y a darnos cuenta de que algo no está funcionando en el mecanismo interno”.

Destaca que, en lo que respecta al sospechosismo, puede ser algo muy riesgoso, sobre todo cuando existe la suspicacia de que el gobierno tiende a la centralización, a que no haya autonomías. “Es grave que por un error, o por lo que sea, se ponga en entredicho la autonomía de las universidades, la cual es fundamental que se mantenga”.

Los recortes planteados originalmente en el Presupuesto 2019

Universidad Presupuesto 2018 Presupuesto 2019
UNAM 38 mil 300 millones de pesos 37 mil 277 millones de pesos
IPN 16 mil 348 millones de pesos 16 mil 181 millones de pesos
UAM 7 mil 028 millones de pesos 6 mil 738 millones de pesos