Entrevista a Alfonso Miranda MárquezDirector del Museo Soumaya-Casa Guillermo Tovar de Teresa

Por Javier Vieyra y Jacquelin Ramos

El 10 de noviembre de 2013, la cultura mexicana perdió a uno de sus más brillantes baluartes. Con la muerte de Guillermo Tovar de Teresa se extinguía una figura intelectual infinita que no constaba solo de una erudición extraordinaria sino también de un espíritu de nobleza, sensibilidad y reflexión de una profundidad irrepetible. Poseedor de un apetito de letras prodigiosos, Tovar de Teresa fue desde niño un defensor férreo del patrimonio histórico y cultural mexicano y su vida y obra fueron siempre congruentes con el compromiso de preservar la memoria e integrarla a la formación de la identidad nacional mexicana, cada vez más frágil, cada vez más irregular.

Guillermo Tovar de Teresa inició su trayectoria profesional cuando, a los 11 años de edad, Gustavo Díaz Ordaz lo nombró consejero presidencial en materia de arte virreinal; a partir de entonces, 39 publicaciones en materia histórica, artística y bibliográfica, además de innumerables artículos y colaboraciones marcaron la existencia del también fundador del Consejo de la Crónica de la Ciudad de México, quien, además, hizo de su residencia una autentica cámara del tesoro, gracias a su pasión por el coleccionismo. Y es este tesoro el que podremos conocer gracias a la Fundación Carlos Slim, organismo que decidió adquirir el inmueble y el acervo del autor de La ciudad de los palacios: Crónica de un patrimonio perdido y convertirlos en Museo Soumaya-Casa Guillermo Tovar de Teresa.

El recinto, ubicado en el corazón de la colonia Roma, en Valladolid 52, fue inaugurado el pasado 20 de diciembre y se ha convertido en una nueva sede de Museos Soumaya cuyo director, Alfonso Miranda Márquez, conversó en exclusiva con Siempre! sobre las maravillas que el público podrá admirar en el otrora hogar de Tovar de Teresa, a quien Miranda considera un hombre excepcional.

“Guillermo Tovar de Teresa marcó directrices culturales fundamentales para nuestro país: el rescate de tradiciones, el rescate de la identidad del ser nacional, el rescate del patriotismo criollo, además del análisis hacia pasajes de la historia que no habían tenido una puntual revisión como el Segundo Imperio Mexicano, el Porfiriato y, sobretodo, el largo aliento de la época virreinal, una era de transformaciones y de procesos que nada tenían que ver con una etapa oscura. Por el contrario, hay vitalidad, ciencia y arte en sus máximas potencias, siendo Guillermo Tovar quien con atención observó uno de los símbolos nacionales por excelencia, que de pronto olvidamos pero que está en la fuente del patio central de Palacio Nacional: el Pegaso, un animal hibrido que al momento de pegar su coz, de la tierra brota el manantial, el agua de los dioses, y que, si bien tiene una herencia y un arraigo mesoamericano, también posee una vitalidad occidental, y eso es el ser mexicano.”

El historiador explica que después del deceso del creador de México barroco, su hermano, Rafael Tovar y de Teresa, se encargó de realizar un primer inventario con el fin de conservar unido todo el patrimonio en cuestión, sin embargo, lamentablemente, cuando el primer secretario de Cultura en México también falleció, fue su hermano Fernando Tovar quien dio las directrices a investigadores para completar el registro de los bienes dando paso, posteriormente, a que la familia Tovar de Teresa realizara el ofrecimiento formal a Fundación Carlos Slim de adquirir tanto la casa como el acervo histórico y artístico.

Se requirió de un largo proceso de transformaciones espaciales

Una vez concretado este destino, Miranda Márquez narra que se inició un largo proceso de transformaciones espaciales en el inmueble, las cuales se vieron afectadas por los sismos que sufrió Ciudad de México en septiembre de 2017, por lo que una de las prioridades al emprender el proyecto museístico fue aligerar la carga del edificio, razón por la que el archivo personal, la fototeca y la biblioteca de Guillermo Tovar de Teresa fueron trasladadas a Museo Zumaya de Plaza Carso, en donde se encuentran en un proceso muy avanzado de digitalización y pueden ser consultados con una cita previa. El también académico y curador explica que la residencia porfiriana, cuya fachada estuvo a cargo de Gustavo Peñasco y data de 1910, es unifamiliar, tiene forma de alcayata y posee un patio central, además de numerosos acabados y yeserías en su interior que fueron las más necesitadas de intervención debido a las grietas y fracturas a las que son sensibles. Una vez resueltos estos detalles, el equipo trabajo se concentró en transformar en una casa museo lo que antes fue una casa habitación, utilizando para ello la tecnología y la logística más avanzada en la materia.

“Para poder sumar a públicos que generalmente no habían sido susceptibles a esta casa, lo que se hizo fue crear pasillos por los cuales la gente pueda transitar de una forma segura al tiempo que el patrimonio pueda también conservarse; se fabricaron plataformas conocidas como antisísmicas que aminoran el riesgo de vibraciones para que las condiciones físicas del objeto no se vean en riesgo y tengan la menor movilidad posible, de ello se encargó el equipo de museografía. Por otra parte, los investigadores y curadores establecieron las pautas de qué era lo más relevante de ver en unas salas, tener una cédula, una ficha técnica, lo más puntual posible. Además se emprendió la revista del museo que está al alcance de todos, tanto físicamente como en línea, y eso nos permite tener una previsita para observar exactamente cuales son los puntos, los objetos que quisiéramos analizar con mayor detalle en nuestro recorrido. La seguridad también ha sido una parte fundamental y nuestra responsabilidad desde Fundación Carlos Slim con el patrimonio que conservamos es mantenerlo de una manera precisa: se colocaron no solamente detectores de humo, sino que se evaluó cuántos extintores y de qué tipo se podrían implementar con un gas alón que inhibe el oxigeno en el ambiente sin dañar a los visitantes.”

 

“Tenemos el mecanuscrito de Cien años de soledad, con las anotaciones y correcciones del también cronista y amigo de Guillermo, Emmanuel Carballo”.

Los libros, el gran tesoro de Guillermo

Alfonso Miranda indica que todas estas mediadas están dedicadas a asegurar que el público disfrute de una experiencia única en donde podrá entrar en contacto con una colección exquisita y delicada que está integrada por piezas tan trascendentes como pinturas del magnifico artista novohispano Miguel Cabrera, de quien se conserva un arcángel San Rafael y un retrato al óleo en lámina de cobre de Juan de Palafox y Mendoza, virrey de la Nueva España y uno de los más importantes promotores de las bibliotecas en el ámbito internacional. Adicionalmente se cuenta con extraordinarias miniaturas de la familia Lagarto, los más notables ilustradores en los siglos XVI y XVII en Nueva España, obras de Baltazar de Echave Rioja y Simón de Pereyns, además de un exvoto del rey Fernando VII de España y un sinfín de objetos costumbristas virreinales, como herrajes.

Llaman también la atención los llamados bodegones que decoran el comedor de la residencia, los candelabros, las muchas fotografías y retratos antiguos, las invaluables piezas de eboraria, que se refiere al arte de esculpir el marfil, y las esculturas sacras que lucen todo su esplendor. Por si no bastara, la pasión por los libros que Guillermo Tovar cultivó toda su vida también está dignamente representada en el recinto pues pueden hallarse ahí algunas de las joyas de su biblioteca.

“Los libros que mantuvimos en la casa son los objetos más preciados de su colección. Algunos son las primeras ediciones que se editaron en el continente americano, los libros llamados incunables americanos, y de ellos tenemos grandes ejemplos: las primeras ediciones de Sor Juana Inés de la Cruz, de Góngora, de Quevedo, también del libro que inspirara un valor nacional importante, como la china poblana, es decir, las memorias de Catharina de San Joan. Y, muy particularmente, un texto que cimbra, y cimbra porque se hizo en México, de un artista que también sentimos muy nuestro, Gabriel García Márquez: tenemos el mecanuscrito de Cien años de soledad, con las anotaciones y correcciones del también cronista y amigo de Guillermo, Emmanuel Carballo. En fin, toda el acervo es un abanico de sensibilidades de México, de quiénes somos; es como si en cada objeto hubiese un espejo que nos reflejara ciertas pasiones e identidades, y en cada una de ellas hay un acento nacional y al mismo tiempo un profundo amor por esta tierra”.

Alfonso Miranda Márquez, Director del Museo Soumaya-Casa Guillermo Tovar de Teresa

Alfonso Miranda Márquez, Director del Museo Soumaya-Casa Guillermo Tovar de Teresa

 

Una casa inmersa en la historia, la cultura y el arte

Vale decir que una vez terminado el recorrido en el interior de Museo Soumaya-Casa Guillermo Tovar de Teresa, aguarda a los visitantes un hermoso jardín victoriano de helechos, buganvilias y magnolias que ocupan el patio central, siendo un lugar idóneo para relajarse en medio de las ajetreadas avenidas que rodean el lugar y los ruidos citadinos. El director de Museo Soumaya expresa que a pesar del poco tiempo que las puertas del espacio han estado abiertas, las personas que se han acercado a él, sobre todo vecinos, han vivido la fascinación de por fin conocer el interior de una casa de la que siempre se había dicho que guardaba maravillas. Toda una inmersión en la historia, la cultura y el arte completamente gratuita y abierta los 365 días del año.

“Para eso están los museos, no son espacios donde se deposite el arte y el conocimiento en ellos, y nosotros por osmosis los absorbamos; más bien hay que establecer una relación directa con ellos, con emoción, con recuerdo, con memoria, pero al mismo tiempo para refrendar identidad”.

Por último, Alfonso Miranda Márquez dio a conocer los proyectos que la Fundación Carlos Slim mantiene respecto a llevar la cultura a las calles de México, a través de las sedes de los Museos Soumaya, diversas exposiciones itinerantes y vínculos con diferentes instituciones como la Secretaría de Cultura, el INBA y el INAH, además de programas de fuerte contenido social, como la revitalización de once colonias aledañas a Plaza Carso, en las que la educación y la cultura desempeñan un papel central.

“Los esperamos en las tres sedes de Museo Soumaya: Plaza Loreto, Plaza Carso y ahora Casa Guillermo Tovar de Teresa, todas son gratuitas y estamos ávidos de descubrir nuestra historia y nuestro arte a través de estos espacios dedicados para México”.