Entrevista a Rodolfo Casillas | Investigador Flacso

La migración centroamericana hacia Estados Unidos es un proceso social desarrollado a plenitud desde la década de los 90, un proceso que ha ido creciendo por los diferentes intereses tanto estadounidenses como de los gobiernos de América Central. Basta recordar a los niños que a mediados del año pasado intentaron cruzar la frontera y donde 40 mil, de acuerdo con la Unicef, fueron repatriados a México, 18 mil viajaban solos. Una cara de la migración que se repite cada año.

Hoy las caravanas se han incrementado. Muchos migrantes que transitaban en pequeños grupos han preferido dejar de ser invisibles para viajar en caravanas en busca de más facilidades y una mayor seguridad. Buscan dejar de ser carne de cañón de los grupos delincuenciales para cruzar por nuestro país e intentar llegar a Estados Unidos y así enfrentar los sentimientos antiinmigrantes avivados por el presidente Donald Trump —tema de su campaña electoral en 2016— y que ahora atiza en su búsqueda por la reelección y donde un día y otro también amenaza con cerrar su frontera sur.

En su camino las caravanas atestan los albergues instalados por el gobierno mexicano en Tuxtla Gutiérrez o Tapachula, donde lo mismo se entremezclan desplazados africanos, cubanos pero, en su mayoría, centroamericanos. Los albergues de Tijuana, Mexicali, Piedras negras o Matamoros, viven la misma situación.

Rodolfo Casillas, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales es un gran conocedor del fenómeno migratorio habla a Siempre! sobre esta situación en la cual hay muchos beneficiarios y los perdedores son siempre los migrantes.

“Es un proceso que va en auge, que tiene muchos beneficios pero también hay muchos intereses, podemos hablar desde los más formalizados como pueden ser las empresas que reciben las remesas en Estados Unidos y las distribuyen en los países de destino que, tan solo el año pasado, el total de remesas que llegó a Guatemala, Honduras y el Salvador, osciló entre los 18 y 19 mil millones de dólares en un solo año, es un monto muy importante”.

Pero también, asegura “es un proceso donde ganan los países receptores porque esos ingresos van directamente al consumo diario y eso va en beneficio, no solo para la economía local, sino también de la gobernabilidad del país, porque los gobiernos centroamericanos tienen economías muy debilitadas. Reciben grandes tanques de oxígeno para su economía y gobernabilidad, por eso no evitan que la migración siga ocurriendo”.

 

 

Empresas de traficantes

Casillas considera que punto y aparte son las organizaciones de traficantes de migrantes, que también son empresas, aunque ilegales, que se beneficia de estos procesos. ”Podemos hacerlo más complejo si hablamos de las redes criminales mayores que con el secuestro de migrantes (entre otras cosas) se benefician, porque chantajean a los familiares de migrantes para que paguen rescates para la liberación de los secuestrados y ya con eso tenemos grandes intereses muy fortalecidos, con el paso de los años están metidos ahí, por no hablar de las prácticas de corrupción de funcionarios públicos que participan de estos traslados”.

Asevera que “es una realidad con muchos rostros y donde una sola medida no resuelve la migración. Ahí es, dice, donde debe ubicarse la discusión que se está dando en México y Estados Unidos, sin olvidar lo que ocurre dentro la propia Centroamérica”.

 

Algunos señalan que como el presidente López Obrador abrió las puertas a las caravanas, se ha convertido en un factor para alentar la migración.

Es un riesgo que se asume viendo la complejidad de procesos de actores institucionales o institucionalizarlos, aunque sean informales, para no caer en el juego al 100 por ciento de estos intereses.

Hay que atender a la población, en ese sentido es congruente la propuesta del presidente, primero es el pueblo para efectos nacionales y su versión hacía afuera sería, primero el pueblo migrante, pero eso implica el riesgo de que muchos actores quieran sacar provecho de las facilidades para la internación y el otorgamiento de visas humanitarias para colar ahí a sus grupos delincuenciales organizados.

Y tan es así, que todos esos empresarios viven de esta situación y lo que van a buscar siempre es encontrar, en las malas políticas migratorias, un nicho de oportunidad para seguir fomentando sus intereses, por muy ilícitos que sean en lo moral, ellos tienen la expectativa de seguir siendo empresarios “exitosos”.

 

Si pudiéramos ubicar un factor fundamental que haya incrementado este número de migrantes, ¿cual sería?

Quizá estaría en México, durante las administraciones cuando menos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, la política migratoria de México estuvo oscilando, entre cerrar la frontera y abrirla. Esa situación llevó a prácticas inconsistentes durante mucho tiempo, que a la vez tenían el efecto inmediato de alentar a los flujos migratorios diversos, más allá del atractivo que pueda tener Estados Unidos como país de los sueños realizados.

 

En la reunión entre el yerno de Donald Trump y López Obrador hubo un compromiso para limitar el ingreso de migrantes…

Hemos tenido varios eventos en fechas muy recientes que resultan significativos. Uno, la reunión del presidente con el enviado de Trump; dos, la reunión de la secretaria de Gobernación con la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos en Washington y tres la declaración que hizo el Instituto Nacional de Migración de que se reanudaría el otorgamiento de visas humanitarias. Así enunciados parecerían mensajes contradictorios, muestran que no existe una coordinación operativa o una traducción en la acción de las declaraciones de los altos funcionarios.

Pareciera que hay contradicciones pero también de lo que se trata, en cualquiera de las distintas versiones, es de tener una especie de control del Estado sobre los flujos migratorios; bien sea para meterlos en el cauce del registro de la legalización, de ordenar el flujo, o de la contención en cualquiera de esas versiones; la intención es que el Estado se convierta en el rector de esos flujos.

Resulta difícil que cualquiera de esos propósitos se logre en el corto plazo, cuando tenemos décadas y décadas de anarquía en esos flujos. ¿Cual será el resultado? quizá lo podremos ver con mayor transparencia en el mediano plazo pero no pronto, diría que en este año tendríamos que ver quizás ya resultados.

 

Reacción social, ya no se apoya a caravanas

No se puede evitar ver el punto de vista político, que Trump utiliza la migración para lograr una reelección y otros señalan que López Obrador también busca sacarle provecho…

El gran ganador en términos electorales es Trump, independientemente de si el flujo tiene o no patrocinios institucionales o de ciertos gobiernos, el hecho de magnificar el número de migrantes, de sobredimensionar los posibles efectos en la economía interna en Estados Unidos, le da un gran capital político a alguien que es muy sagaz para aprovechar los miedos sociales. Trump es el ganador, no le veo muchos beneficios al presidente López Obrador porque los centroamericanos no votan.

Sin embargo, tenemos otra versión, que facilitan los medios sociales. Hay quienes se pronuncian porque no se le dé asistencia a los migrantes, sectores importantes que así lo hacen porque dicen que estos nos van a quitar empleos, van a colapsar el sistema de servicios públicos, crearán problemas en hospitales, escuelas y se incrementará la delincuencia común. Pronunciamientos que cobran auge en algunas partes del país no los podemos dejar de incluir en el análisis y que sería el contrapeso de aquellos que ven con buenos ojos la labor humanitaria de asistir a los migrantes.

Hay que ver cómo la reacción social, incluso de algunos gobiernos estatales que en noviembre pasado, dio todas las facilidades para que la caravana que salió en octubre de Honduras, llegara rápidamente y en las mejores condiciones posibles a Tijuana. Ahora, ¿qué es lo que ocurre con las caravanas que están transitando en estos días por Chiapas?, ya no existe ese apoyo social, no está tampoco el apoyo institucionalizado, es decir, sí hay un cambio cualitativo en un periodo de menos de tres meses.

 

¿Qué repercusiones tendría el recorte con que ha amenazado Trump, por 500 millones de dólares, al triángulo norte de Centroamérica?

Si se hace realidad la amenaza, a los primeros que va a perjudicar es a los empresarios de Estados Unidos; a los segundos que dañará es a los técnicos norteamericanos y en tercer lugar, les va a pegar a los gobiernos que son sus aliados en Centroamérica y, en última instancia, a los habitantes de esos tres países centroamericanos.

Sabemos que todos los gobiernos de Estados Unidos, sean demócratas o republicanos siempre hacen préstamos o donaciones gratuitas a otros países condicionados a que ese capital que van a prestar o donar, se utilice para comprar productos de Estados Unidos, para que se contraten empresas de Estados Unidos y que los técnicos que capaciten o realicen estudios sean en este país.

Estos tres países centroamericanos —Guatemala, Honduras y El Salvador—, independientemente de si son de derecha, centro o izquierda, siempre han preferido entenderse con Washington y dejan en última instancia los acuerdos con México. Esta situación se ha dado a lo largo de la historia, desde el siglo XIX hasta hoy.

 

Gobiernos centroamericanos, no gustan de los nuevos embajadores mexicanos

Andrés Manuel señalaba que ya se estaban poniendo de acuerdo con los gobiernos de Centroamérica, ¿qué ha sucedido?

Es lo que hemos escuchado, que ha habido una serie de reuniones privadas muy intensas, frecuentes, cuando menos desde el inicio de esta administración a partir de diciembre.

Sin embargo, habría que cuidar el conjunto de mensajes que se mandan a Centroamérica ya que, por citar un caso, el nombramiento de los nuevos embajadores en estos tres países no ha sido del agrado pleno de las cancillerías y de los gobiernos centroamericanos, porque no les ven un perfil idóneo desde la lógica de esa región.

Estos nuevos embajadores son vistos como parte del cumplimiento de compromisos del gobierno de López Obrador con las fuerzas que le ayudaron a ganar las elecciones, los ven más en la lógica interna mexicana que en la de México como país con relación a Centroamérica.

Ese perfil no revierte la mala imagen que tiene el gobierno mexicano en estos países centroamericanos. Si nosotros analizamos cuál es el perfil de estos tomadores de decisiones de la política migratoria centroamericana, hacia fuera, son muy reacios a la colaboración con México por razones diversas y ese perfil contribuye a que sus temores y reticencias se vean incrementados.

 

En el corto plazo ¿Qué escenario visualiza?

Las caravanas son una expresión del proceso migratorio pero no es la única, es decir la gente que sigue migrando por la libre, en grupitos menores de tres a 20 personas, que transitan por las carreteras de México principalmente, no se han detenido.

Es más, mientras la atención pública se centre en las caravanas, resultan más invisibles los flujos atomizados que siguen transitando por el país rumbo al norte, así como también a los que están metidos en el “negocio” del tráfico de migrantes, pues a ellos también les beneficia que la atención pública, que la actuación gubernamental se concentre en la caravana porque les da más libertad para la operación de su negocio.

Tenemos que ver la complejidad de los distintos procesos, las diversas vestimentas sociales y las diferentes formas de migrar porque, así como estas redes de tráfico mandan a algunos por la libre, otros más mandan migrantes por las llamadas caravanas.