Una buena forma de festejar el día de la niña y el niño es revisar los desafíos que enfrentamos como país y reconocer que tenemos una enorme deuda con la protección de sus derechos; que vivimos en una sociedad donde los problemas de la desigualdad, la pobreza, la violencia y la discriminación trastocan de manera cruenta la vida de niñas y niños, y de manera contradictoria, su voz permanece ignorada.

En este sentido, es fundamental sensibilizar a la sociedad, a las familias, a quienes ejercen labores de cuidado, docencia, atención a la salud, a todas y todos los que formamos parte de las instituciones del Estado, en la conciencia de que niñas y niños son sujetas y sujetos de derechos, que su opinión importa y debe importar siempre; que aún prevalece una visión adulto-céntrica y que tenemos un mundo pensado desde la lógica de los adultos.

Hoy que nuestro país vive un proceso de transformación, es momento inmejorable para poner el centro del bienestar social los derechos de niñas y niños, y como parte de esta tarea, construir una modelo de bienestar infantil desde la mirada de las niñas y los niños.

Ellas y ellos deben tener voz, tener oportunidad de expresar sus expectativas, aspiraciones, opiniones, percepciones e intereses; debemos garantizar que éstos sean tomadas en cuenta, como consigna la Convención sobre los Derechos del Niño, en el artículo 12.1, que mandata lo siguiente: “los estados miembros tienen que asegurar al niño o niña con capacidad de formar un juicio propio el derecho a manifestar su opinión en todos los asuntos que lo afecten. Las opiniones del niño o niña tienen que ser tenidas en cuenta según su edad y madurez”.

 

Una forma de festejar el día de las niñas y los niños, es reconocer la enorme deuda que tenemos con sus derechos.

 

La elaboración de políticas públicas, en los distintos órdenes de gobierno, debe tomar en cuenta esta visión, dejando atrás aquel enfoque tradicionalista, que consideraba a niñas y niños como objetos pasivos del derecho, incapaces de interpretar la realidad y emitir opiniones valiosas.  Niñas y niños no representan el futuro de México, representan el aquí y el ahora, cuya etapa de vida es igual de trascendente que las demás, que demanda condiciones específicas para ejercer plenamente sus derechos.

Hay experiencias muy importantes en el plano internacional y nacional que debemos tomar en cuenta, donde se estudian los niveles de bienestar infantil de acuerdo al punto de vista de niñas y niños, a partir de preguntarle qué opinan, cómo se sienten y la satisfacción hacia su propia vida y algunos de sus ámbitos (salud, vivienda, escuela, relaciones interpersonales, barrio, etc.), como fue el caso del primer estudio que llevó a cabo UNICEF España sobre calidad de vida y bienestar subjetivo infantil en el año 2012.

En México, se han llevado a cabo ejercicios de Consulta Infantil y Juvenil, encabezados por la autoridad electoral, con el fin de promover que niñas, niños y adolescentes ejerzan su derecho a participar y a expresar su opinión sobre los asuntos que les afectan, ejercicios que me parecen de alta trascendencia, no obstante, hace falta construir más ejercicios, sistemáticos, con mecanismos efectivos para que las opiniones se escuchen, se analicen y procesen, y ante todo, sean tomadas en cuenta.

Es preciso asumir entre todas y todos, que la democracia y el bienestar social, pasan necesariamente por hacer realidad los derechos de niñas y niños, y por tomar en cuenta su opinión. Tenemos el enorme reto de construir un mundo y un país más apropiado para la infancia, y un modelo de bienestar infantil que, invariablemente, refleje su visión.

@ErnestoP_c