Al igual que en las reformas estructurales del gobierno de Enrique Peña Nieto, la aprobación en el Senado de la Reforma Laboral en menos de tres horas, puso de manifiesto la urgencia de los legisladores del partido mayoritario por cumplir los plazos establecidos por los congresistas norteamericanos que condicionaron la firma del T-MEC a los cambios planteados en su capítulo laboral. Hoy como ayer son factores externos los que dictan la agenda parlamentaria en México.

Por eso, al conmemorarse el Día del Trabajo nuevamente las organizaciones independientes denunciamos la imposición legislativa que no tomó en cuenta la voz de los trabajadores de todo el país, en un ordenamiento de especial trascendencia para la clase trabajadora.

Fue tal la premura que se dejó para después el análisis de los daños ocasionados a miles de trabajadores por la tercerización y se alentó, en aras de una mal entendida democracia sindical, el derecho del trabajador a no afiliarse a un sindicato y la decisión personal de pagar o no cuotas sindicales.

Además, se sigue conservando la existencia de las tomas de nota como un mecanismo de control oficial para los sindicatos. En el fondo de lo que se trata, y que sin lugar a dudas beneficia a los empresarios, es atomizar y debilitar a las organizaciones, al abrir la puerta al manejo de disidencias artificiales con el objeto de debilitar a los auténticos sindicatos.

Según comentaron integrantes de la Comisión de Trabajo de la Cámara Alta, el análisis de temas como el outsourcing se dejará para después, ignorando que ha sido este modelo de subcontratación, legalizado en la Reforma Laboral aprobada a finales del sexenio de Felipe Calderón, el responsable de anular los derechos laborales de miles de mexicanos, e incluso de encubrir una millonaria evasión fiscal.

Tanto en la reforma de Calderón como en la Peña Nieto de febrero de 2017, los sindicatos y voces de especialistas no fueron tomadas en cuenta; la reforma laboral peñista fue condicionada por el proyectado ingreso de nuestro país al Acuerdo Transpacífico (TTP), como ahora lo es por el T-MEC.

Lamentable que tras apostarse a las afueras del Senado, los sindicatos independientes recibieran la noticia de parte de algunos legisladores que la reforma sería aprobada, por lo que de nada valía ya el manifestarse; es decir, que otra vez no se contemplaron en la absoluto las sugerencias y puntos de vista de trabajadores y expertos en la materia.

De acuerdo a especialistas, son más de 20 las notas discordantes de la nueva reforma por lo que los sindicatos independientes y la sociedad en su conjunto deben exigir a los legisladores que se subsanen estas deficiencias que, para variar, siguen beneficiando a los empresarios.

Si bien la aprobación del Senado al Convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), relacionado a la contratación colectiva y libre sindicación fue un reclamo de los trabajadores que los gobiernos priístas y panistas se negaron a ratificar, también lo es que en tanto no se corrijan las deficiencias, conservadas en aras de cumplir a Estados Unidos para cuajar al T-MEC, la justicia laboral seguirá en entredicho.

Ante esta imposición parlamentaria, este Primero de Mayo se planteó que la lucha de los trabajadores debe continuar para que su voz se escuche en un tema que les atañe directamente a ellos.