Por Rodolfo Casillas R.

El pasado 15 de mayo se efectuó un evento en Bellas Artes que fue calificado como un atentado al Estado laico porque, se dijo, ahí se efectuó un acto religioso. La descalificación mediática no abunda en detalles de cómo fue ese acto religioso, o si el hecho de que fuera un líder religioso, se le felicitara y diera un aplauso es considerado un acto religioso. La Iglesia La Luz del Mundo (LLDM) fue acusada del atentar contra el Estado laico.

¿Qué es un acto religioso público? En esencia, es una expresión pública de oración a un ser superior. En Bellas Artes no hubo un acto religioso. Sí hubo una mención, felicitación y aplauso al líder religioso. ¿A cuántos obispos y cardenales católicos no se les ha aplaudido en plazas públicas, incluidas las de toros? ¿Cuántas veces les han cantado “Las mañanitas” en lugares públicos, incluido el Papa en México? Cientos de veces y no pasa nada. ¿Se está midiendo un evento y otros con la misma vara? No.

Se desconoce mucho de la LLDM y de la Asociación de Profesionistas y Empresarios de México (APEM). Por intolerancia católica, la LLDM decidió, desde su origen, desarrollar formas alternas de ser para evitar el encono y el ataque, procurando actuar dentro del marco legal. A veces la LLDM ha logrado evitar el rechazo, a veces no. A esta iglesia, como a tantas otras nacidas en la hegemonía católica, hay que analizarlas en ese contexto.

Cuando se descalifica a una iglesia alternativa se ignora u olvida que todas las minorías sociales tienden a exacerbar los elementos de identidad que los distingue y contrapuntean de la mayoría social, en este caso sociorreligiosa y eclesial. Esos elementos de distinción son más exacerbados cuando la intolerancia es mayor. La LLDM nació en 1926, tiempos de abierta lucha católica contra el Estado mexicano. Nació en Guadalajara, viejo bastión de huestes católicas ultramontanas. También eran tiempos en que predominaba un México rural y la vestimenta de las mujeres, más de los estratos pobres y rurales, consistía de vestidos largos y anchos. La LLDM fue la única que optó por un tipo de vestimenta para sus mujeres que le distingue de todas las otras opciones religiosas. Desde la diferenciación identitaria, la opción de la LLDM fue y es un acierto: son inconfundibles. Y eso no gusta a la hegemonía cultural católica. Ritos y rituales diferenciados por sexo han dado buen resultado para la cohesión interna en la LLDM, aunque externamente se le catalogue como práctica cohercitiva, algo distinto al de las participaciones subordinadas intraeclesiásticas de las mujeres, que ocurren en todas las iglesias.

En la LLDM llaman a su líder, para efectos públicos, “Presidente Internacional”, y en lo interno “Siervo del Señor”. ¿Por qué lo hacen? Desde tiempo largo en la voz pública los únicos títulos eclesiásticos “aceptables” eran (y son) los católicos. Por eso el doble título, aunque otras minorías opten por omitir en público los títulos internos de su iglesia. La intolerancia da lugar a ese proceder, que es defensivo. La LLDM tiene todo el derecho de llamar a su líder como se le dé la gana y se le debe respetar igual al que se le dice pontífice, imán, rabino, cardenal, obispo, pastor o chamán.

El evento en Bellas Artes fue organizado por la APEM, un órgano social de la LLDM. Una y otra son dos entes distintos jurídicamente hablando, legalmente constituidos y acreditados ante las autoridades competentes. No hay nada de ilegal o ajeno a lo establecido en las leyes laicas nacionales. Eso lo practican todas las iglesias, empezando por la católica.

La APEM es un organismo tan legal como lo son los entes constituidos, con distinta modalidad jurídica, por Legionarios de Cristo, Caballeros de Colón, Caballeros de Malta y Opus Dei. Ninguno de estos frentes católicos ha sido descalificado por tener universidades y centros de educación privada en el país, o por ser receptores de fondos millonarios para proyectos de coinversión vía el Indesol, de la era Fox a la de Peña Nieto. Es decir, fondos públicos destinados a la operación material de cosmovisiones católicas. ¿En qué medida eso socava realmente el Estado laico y no una felicitación pública a un líder religioso?

Si de algo es “culpable” la LLDM es de atentar contra la hegemonía católica. La LLDM es víctima de la intolerancia.

El autor es Profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), sede académica de México.