La Autocracia de Regreso

Vamos a comenzar con pie derecho en este análisis. Me refiero a los amigos de las libertades sociales y las corrientes liberales que desde el renacimiento y más aún desde la época de la iluminación, han dado vida a ese conjunto de filosofías, sociológicas, movimientos económicos, políticos, científicos, del alma, del espíritu, psicológicos, la suma de verdades y creencias que integran el conocimiento, para llegar a una visión epistemological. Ese conjunto perfila al liberalismo que desde el siglo XVII y hasta nuestros días persiste y  defiende las libertades integrales del ser humano.

No. No me refiero a la corriente neo-liberal.

El liberalismo se expresa sin neos ni si-sís, o no-nos. Es antagónico a los despotismos, a los mesianismos, a los dictadores de partido o totalitarios de un solo individuo.

Los liberales buscamos la libertad del hombre, del ser humano, del individuo, para que según su libre albedrío se pueda desarrollar íntegramente como ser humano, ser feliz, acumular riquezas personales, materiales, culturales, espirituales. En esencia el liberalismo busca desarrollar individuos felices, que alcancen una vida plena y digna.

Para tal efecto nos podemos determinar como individuos en comunidades, cofradías, asociaciones, grupos afines, clubes, sindicatos, colonias, barrios, con otras personas que piensan como nosotros y se quieren desarrollar como nosotros. Pueden ser afinidades políticas, ideológicas, espirituales, religiosas, culturales, intelectuales, económicas, pero siempre pugnando por la libertad y respeto en el sentido más amplio del individuo, así como de las comunidades con las que se identifican.

Los liberales vivimos en continua preocupación, dado que las libertades que defendemos se condicionan o se limitan. Los gobiernos gastan en exceso, las deudas nunca logran estar en equilibrio, aumentan las regulaciones, y las “redistribuciones de la riqueza” se convierten más en subsidios artificiales, que no incentivan la creatividad y el engrandecimiento humano, sino que otorgan conformismo de subsistencia pobre, a cambio de pobres individuos que ofrezcan pobres apoyos electoreros, para que el otorgante de los subsidios se convierta en un pobre dictador bananero, pero capaz de encandilar con esperanzas falsas, a millones de pobres pobres, que quieren algo de panes y mieles.

Hemos visto a estos pobres líderes mesiánicos desfilar por la faz de la tierra una y otra vez, y siempre amenazar a las libertades individuales y sociales, así como a los modelos de pensamiento liberales. Unas y otras veces los vemos caer sin remedio. En ningún caso los liberales de verdad liberales, hemos sido aplastados. Nosotros no nos disfrazamos con imágenes históricas ni cambiamos símbolos patrios. No nos enriquecemos a costa de los demás. Tampoco nos prostituimos agachando la cabeza al poder muy temporal del antiliberal disfrazado.

Un indicador de los miedos y preocupaciones para el progreso de una sociedad libre, se expresa en el artículo de la portada del 31 de agosto pasado de la revista The Economist (economist.com). El tema: “El Enemigo interno de las Democracias”.

Los editores explican que el resurgimiento del populismo demagógico nacionalista amenaza con minar a los elementos esenciales y a las instituciones de las sociedades libres.

Por favor, que nadie en México se sienta ofendido, ni se ponga la camisa; mucho menos se piense que dentro de esta corriente cíclica en contra de las libertades y las organizaciones de hombres libres se cita a México como ejemplo del resurgimiento del populismo nacionalista  demagógico. ¡Qué va! Menos aún después del Primer-Tercer Informe de Gobierno al Pueblo de México. No.

La revista The Economist analiza el gobierno de Viktor Orban de Hungría. Este señor Orban subió al poder en una elección abierta y libre. Vaya con todas las reglas de una sociedad libre y demócrata liberal representativa. Orban ha utilizado el poder para debilitar a todas las instituciones autónomas, de rendición de cuentas, transparentadoras de presupuestos, divisiones de poderes, participaciones de la sociedad civil, sistemas de ONGs, que en conjunto se las designó la sociedad libre a sí misma, para limitar y dividir los centros de autoridad política, de tal manera que el riesgo del gobierno de un solo partido, e inclusive cualquier intento dictatorial, difícilmente fuera impuesto en una sociedad abierta, libre, liberal, democrática.

Viktor Orban utilizó su inmensa mayoría en el Parlamento húngaro, para romper con organismos autónomos, libertades, derechos, cambió a su favor el Sistema Judicial, Jurídico de Hungría, hasta llegar al equivalente a la Suprema Corte de Justicia, controló el proceso electoral húngaro, manipuló a los medios de comunicación, y limitó a los grupos y partidos de oposición en contra de él y de su partido en el poder, el Partido Fidesz.

 

Sus modificaciones al proceso democrático, así como a las instituciones políticas y sociales de su país le permitieron declarar su transformación de Hungría a lo que él llama, “La Democracia I-liberal”. Traducido al español mexicano, una democracia indefinida que se ajuste a los principios y lineamientos de la 4T, donde la 4T la define el mandatario supremo, llámele usted como quiera: Presidente, Comandante, Iluminado, Mesías, etc, etc,etc.

Curioso, en el caso del señor Orban de Hungría, insiste en que su término de Democracia Iliberal se refiere a la visión más positiva de la iluminación democrática.

La revista The Economist expresa su seria preocupación debido a que otras naciones adoptan caminos similares, más aún difunde su consternación por el camino al que nos llevará esta tendencia de nuevo totalitaria.

Haciendo su propio mapa a partir de distintas fuentes y encuestas de opinión mundial, The Economist  incluye a países como Francia y EEUU. Señala que muchas personas se han vuelto cínicamente críticas de los sistemas políticos en los que viven. Estos ciudadanos consideran a la política como corrupta y controlada por grupos poderosos de interés, que utilizan a los gobiernos para sus propios fines, por encima de los intereses del resto de la sociedad. Tales escenarios son caldos de cultivo desde donde surgen de nueva cuenta aquéllos que ansían el poder político para ejercerlo en las debidas direcciones que minen a las sociedades libres y democráticas.

 

Los Autócratas son Débiles.

Por su lado la revista Foreign Affairs (foreignaffairs.com) en su edición septiembre-octubre de este año, publica un gran artículo de Yascha Mounk, profesor de la Universidad John Hopkins, bajo el título, “The Dictator’s Last Stand: Why the New Autocrats are Weaker than they Look”, o La última batalla de los Dictadores, Por qué los nuevos autócratas son más débiles de lo que aparentan.

Mounk afirma con base en un conjunto de indicadores, que varias sociedades libres, demócratas, parece que están a la deriva desde hace un par de años. Pero Mounk es menos pesimista. Su análisis concluye que la crisis autoritaria no es irreversible si nos concentramos en el futuro.

Cita al caso del Presidente-a-dictador turco Recep Tayyip Erdogan, de nuevo, empoderado como Primer Ministro de Turquía gracias a los beneficios que recibió de una primera elección plena libre y democrática en Turquía en 2003. De inmediato ofreció una nueva plataforma populista contra un grupo político de corruptos del establishment turco. También él como en Hungría Orban, comenzó rápidamente a cambiar las reglas del juego, para solidificar su poder monolítico, impedir el engranaje del Congreso y el Poder Judicial, y prolongar sabe Dios hasta cuándo su poder en la Presidencia turca.

La semilla de su llegada al poder, se convierte desde ya en causa de su destrucción: tantas promesas que no pudo cumplir a su población, misma que ya despertó y ve con claridad los niveles de corrupción y poder unipersonal que tanto criticó Erdogan originalmente de sus rivales.

El triunfo reciente de la oposición para la alcaldía de Istanbul así como en otras partes del país, muestran lo inestable que este tipo de sujetos son, al tener que ser dictadores, fingirse demócratas liberales, con sus disfraces de Democracias Iliberales.

 

Nacionalistas Populistas y Demócratas Progresistas.

Es claro que en EEUU se vive un periodo increíble de populismo demagógico con vientos totalitarios en la Oficina Oval de la Casa Blanca. Esa visión nativista, el encuadre regresivo a la América Blanca de Antes, la irreverencia por el statu quo impuesto por EEUU desde el final de la Segunda Guerra Mundial, precisamente para organizar a las naciones, para reordenar las finanzas y el comercio, así como para hacerle frente en su momento a la grave amenaza comunista de los años 50 a 80 del siglo pasado; todo es intrascendente para el señor Trump, quien ataca al comercio libre, y mete al mundo en una grave y delicada guerra arancelaria, ya comercial con China, al tiempo que es incapaz de percibir la desarticulación del tablero geopolítico que se regía por la Pax Americana desde 1945.

La estupidez trumpiana nos puede llevar a una muy grave recesión económica, de proporciones ciclónicas que, de nueva cuenta, pueden afectar la seguridad estratégica regional y global, despertar nuevos vientos militares que nadie quiere, pero que el señor Trump con su profundo desconocimiento de la historia y la política, parece precipitar a pasos veloces.

 

El Triunfo del Capitalismo Democrático

Son muchos los que a la sombra de la escuela austríaca de pensamiento económico y social, impulsaron como parte de ella (aunque sea falso) la escuela del control de la economía prácticamente a través de las variables monetarias. Otros se mezclaron con quienes dijeron que el final del comunismo en los años noventa del siglo pasado permitía afirmar el Triunfo del Capitalismo Democrático, –sea lo que ese término signifique–, que rápidamente se convirtió en una perversión del capitalismo clásico y liberal, al transformarse en capitalismo de apuesta, especulativo, donde el valor real es el dinero; no la producción de bienes y servicios, ni mucho menos el valor de los activos y factores de la producción. No. Es el valor de capitalización, y por lo tanto son los accionistas quienes tienen la primera y la última palabra.

Este grupo ha dado fama de malo al capitalismo, de corrupto por naturaleza con los grupos políticos, y por tanto como conclusión, hay que extirpar a capitalistas y políticos, para refundar la Nación: símbolos, poderes, acuerdos y alianzas; todo nuevo, bajo la batuta de un solo director déspota, que sabe como se manejan las cosas sin corromperse, y velando por los buenos pueblos.

Así vemos dictadores en Asia, en Europa, en EEUU, y ahora en una América Latina de terror: Brasil, Argentina, Venezuela, Cuba, y sí, nos guste o no, también México.

 

La Medicina

Corregir a los estúpidos capitalistas especulativos, regresar a los capitalistas austriacos, keynesianos, clásicos. Aceptar que en economía no todo tiene que ser medible, pero que en efecto se necesita una sana combinación de medición cuantitativa y de decisiones cualitativas, para que operen todos los factores de la sociedad, en favor de la sociedad y para la sociedad. Poner a trabajar de la mano a la política y la economía.

Al mismo tiempo acabar con el influyentismo político, reinstalar las democracias representativas liberales, y movilizar a todos los engranajes productivos del país, con mayor sentido social, en pro de mayores oportunidades de crecimiento con desarrollo, innovación, comercio exterior, al tiempo que se Impulse y estimule la movilidad social continua y para bien de todas las poblaciones.

Por supuesto, sacar del poder a dictadores, demagogos, populistas, y retomar el camino democrático de crecimiento con desarrollo, velando esta vez por todos los estratos de nuestra sociedad, e impedir gobiernos acomodaticios con poderes fácticos desinteresados por el resto de las sociedades civilizadas.

 

Experiencias Históricas

A principios del siglo XX se pensó que el final del colonialismo, las nuevas tecnologías del momento, harían a los gobiernos más liberales y alejados por completo de espíritus imperiales militares. Rápidamente se desvanecieron esas esperanzas con el advenimiento de la Gran Guerra, la Primera Guerra Mundial.

Pasada la confrontación se dijo que la lección se había aprendido. Nunca más tal violencia.

El descuido de las mayorías, el poder político en contubernio con el económico, de nueva cuenta aceleraron la marcha del comunismo. Como reacción, el surgimiento desde 1919 de movimientos fascistas, falangistas, que se aceleraron en la década de los 30, para desembocar en la más terrible conflagración mundial jamás imaginada, la Segunda Guerra Mundial.

Los dictadores populistas demagogos, fascistas, marxistas, militaristas de ese entonces, llevaron al mundo entero al peor holocausto jamás imaginado.

 

Desaparecieron y se impuso al final de cuentas la generación de riqueza material, financiera, humana, espiritual, innovadora, tecnológica, movimientos con movilidad social, que solo surgen bajo la fuerza de la libertad democrática representativa.

Con todo, aquí estamos de nueva cuenta, en un escenario de diálogo tenso entre liberales y totalitaristas.

Una y otra vez, la libertad termina por imprimir su ideología en la mente de los pueblos que quieren paz, progreso, civilidad y bienestar individual así como colectivo.

 

Simpatizantes de las Libertades Democráticas con Movilidad Social

Hay que evitar concluir que la dirección actual de las naciones de interés para nosotros son inamovibles en el largo plazo. Para nada.

Los gobiernos populistas demagógicos terminan por ser déspotas, tiránicos, y le roban a las sociedades lo más sagrado: Las libertades individuales, comunitarias, de asociación, de expresión, de decisión de nuestros representantes, de credo, de movilidad económica, social, política, creativa, educativa, que permiten que los individuos mejores se superen y compartan con el conjunto social. Esa es la democracia para las libertades que debe prevalecer en el siglo XXI.

Debemos mantener la confianza de que la libertad es buena por sí misma, y no puede por ningún motivo comprometerse con riesgos colectivistas de ninguna especie, sean internos o externos, que puedan poner en riesgo las libertades de una determinada nación y su población.

La libertad triunfará de nueva cuenta, solo si no nos rendimos ni honramos pleitesía fatal a los déspotas con tal de ganancias monetarias. Déspotas que al final reducirán nuestras libertades, incluidas aquellas que supuestamente buscaron asegurar quienes se postraron ante el autarca.

 

Efrén Flores es licenciado en Economía. Durante más de 35 años se ha dedicado a la comunicación en medios electrónicos impresos, con temas financieros, económicos, empresariales, estratégicos, RSE, PyMEs, y de las nuevas tecnologías que revolucionan a nuestro mundo. Es conferencista en México y en EEUU.