A diario, la llamada mexikan politik nos obsequia, cortesía de varios de sus protagonistas (algunos de ellos verdaderamente bizarros), ignominiosas perlas que nos confunden a grado tal que no sabemos si están hablando en serio o si, de plano, lo que están buscando es cambiar de actividad para convertirse en comediantes, ya de perdis en standuperos. Comento esto, porque a principios la semana que está por concluir y con la que cierra el octavo mes del 2019, el diputado mexiquense por el Partido del Trabajo (PT), Óscar González Yáñez, se le ocurrió la puntada de proponer a sus correligionarios en San Lázaro, para que la coalición “Juntos Haremos Historia” no corra riesgos innecesarios en las elecciones de 2021 y 2024, que se regule y democratice a los medios de comunicación para que éstos no se conviertan en un arma fundamental de la peligrosísima derecha.

Obviamente, la chambonada de don Óscar, de manera inmediata obtuvo unanimidad de parte del grupo parlamentario petista en la Cámara de Diputados y hasta del Presidente Andrés López Obrador… ¡pero en su contra! Todos, sin dudarlo, lo mandaron con cajas destempladas con su brillante propuesta, de la cual no dio detalles pero prometió que pronto daría los detalles que segura estoy lo catapultarán a la Rotonda de los Mexicanos Ilustres por tan inconmensurable aportación a la democracia mexicana.

Por principio de cuentas, alguien habría de explicarle a don Óscar, por cierto todo un experto en aquello del chapulineo político, que el desmantelamiento de los poderes fácticos no tiene nada que ver con maniatar, controlar, coartar y censurar la labor de los medios de comunicación (impresos, electrónicos, etcétera). Y para orientarlo un poco más respecto al cortísimo y limitadísimo contexto que presume, bien debería apegarse a la propia retórica del Presidente López Obrador, quien a manera de “de lo explico Juan, para que lo entiendas Pedro”, comentó que los preceptos de la 4ª Transformación que propone el Primer Mandatario irreductiblemente tienen que ir de la mano de la democracia y ésta (la democracia, no la 4T) se debe cimentar, entre otros valores, en la libertad de expresión, pues como en su momento lo dijo el abogado veracruzano Sebastián Lerdo de Tejada (1823-1899), Presidente de México de 1872 a 1876, la prensa se regula con la prensa, por lo cual ésta se debe conducir en libertad absoluta y sin amenaza alguna de censura, por lo que su “iniciativa” representa una total falta de respeto a todos aquellos que abrazamos como misión profesional informar todos los días a los ciudadanos de este país, pero también significa una grosero insulto a su investidura porque, al final del día, usted la debe rendir cuentas de su proceder a los mexicanos que con sus votos lo llevaron a la curul que hoy ocupa.

O, díganos, ¿cuándo ha pillado usted a una televisora, un periódico, un columnista, un reportero, un jefe de información, una estación de radio, a un influencer o a un director editorial, decirnos por quién debemos votar? O ¿hubo algún tipo de coerción y/o presión por parte de un medio de comunicación o comunicador para que en las pasadas elecciones los sufragantes que votaron por usted para convertirse en diputado federal se vieran forzados a votar por otro candidato?

Piense, analice y reflexione por qué en el PT, Bucareli y Palacio Nacional lo batearon.

No se equivoque.

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