Con el coronavirus y las medidas que se han tomado para reducir el número de personas contagiadas, obligando a mucha gente a quedarse en su casa, se empieza a revalorar el número de opciones que tenemos para, desde nuestros hogares, no sólo pasar el rato sino para evitar morir de aburrimiento.

Los sistemas de streaming –Netflix, Amazon, YouTube y los que lleguen en próximas fechas– ofrecen grandes catálogos para disfrutar series, documentales y películas, en algunos casos de manera gratuita.

Incluso el portal PornHub ya empieza a ofrecer sus contenidos para adultos gratis para los países afectados, como es el caso de Italia, España y México.

También hay disponibles bibliotecas en línea, con lo cual podemos leer los libros que queramos, además de que algunas editoriales ponen a disposición del públicos los títulos que editan sin costo.

También en el caso de la música hay servicios de streaming que nos permiten tener acceso a millones de canciones, algo que se puede combinar con servicios en línea que nos permiten pedir comida o hacer el supermercado.

También los juegos se pueden practicar desde nuestros dispositivos, así como los servicios de mensajería para estar en contacto con familiares, amigos y compañeros de trabajo.

El problema es que a pesar de tantas opciones, hay quien se queja de estar en casa.