Entrevista con Fernando Dworak Camargo, analista político

El presidente nacional interino de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar, presentó una iniciativa en la cual, a propósito del combate a la desigualdad, propone —entre otras cosas— que el INEGI pueda “tener la facultad constitucional de medir la concentración de la riqueza de nuestro país”.

La propuesta incluye que el INEGI tenga acceso a la información fiscal, financiera y bursátil de las personas, así como el establecimiento de la progresividad fiscal.

Pero la polémica se desató, el pasado 17 de mayo, por la mención de que el INEGI debe “entrar, sin ningún impedimento legal, a revisar el patrimonio inmobiliario de todas las personas. Cada dos años debe de (sic) dar cuenta de los resultados que arroja la totalidad de los activos con los que cuenta cada mexicano”.

Desde luego que el presidente del partido oficial se defendió en redes sociales justificando lo expuesto en su propuesta.

“La desigualdad extrema limita los avances en la lucha contra la pobreza. Restringe el crecimiento del capital físico, social y humano, que es necesario para mejorar las condiciones de vida de la población. Por ello, proponemos dotar al INEGI (un órgano constitucional autónomo), de mayores facultades para que diseñe una metodología más adecuada para conocer las verdaderas dimensiones de la desigualdad en México. El hecho de que el INEGI sea la instancia encargada para esta labor, busca evitar que la información obtenida esté determinada por ideologías o vaivenes políticos. Necesitamos datos confiables para erradicar la desigualdad”.

Y sobre el punto que desató el debate, explicó: “nuestra propuesta no implica que encuestadores del INEGI ingresen físicamente a las propiedades de los mexicanos, sino que los expertos de dicha institución establezcan una metodología para conocer la concentración del ingreso y medir la desigualdad extrema en el país”.

Sin embargo, el rechazo comenzaba a crecer en distintas capas de la sociedad, incluso entre miembros de su propio partido.

Ricardo Monreal, coordinador de los senadores de Morena, explicaría que —”con toda contundencia”, recalcó— “en el Senado no hay iniciativa alguna para poder ampliar y otorgar nuevas facultades al INEGI”, para completar que “aunque seamos mayoría, vamos a actuar de manera prudente y con consenso”.

Lo anterior fue reforzado en la cuenta de Twitter del exgobernador zacatecano, al señalar que “la propuesta que Morena emitió recientemente sobre progresividad fiscal aún no ha sido discutida con las bases del partido. Cualquier proposición relacionada con el nuevo orden mundial será analizada y consensuada. En el Senado actuaremos con responsabilidad política”.

De igual manera, Alejandro Rojas Díaz Durán, quien es aspirante a la dirigencia nacional de Morena y suplente de Monreal, sostuvo en redes sociales que “la propuesta de Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente provisional de Morena, es inconstitucional y violatoria de las garantías, derechos humanos y libertades públicas de los mexicanos. Que el INEGI Informa tenga facultades de policía investigadora, interventora y de ministerio público es un paso a un régimen represor, dictatorial y totalitario. La izquierda radical de Morena sigue en el infantilismo político, como bien lo dijo Lenin, haciéndole el trabajo sucio a la ultra derecha golpista. Su propuesta, además de que no suma a nadie más, siembra la desconfianza y nos resta millones de votos para el 2021”.

También, aprovechando las circunstancias, pidió la renuncia de Ramírez Cuéllar.

Tan generó oposición la propuesta que el mismo presidente López Obrador, señaló en su conferencia mañanera del pasado 19 de mayo: “no creo que sea correcto, se tienen que mantener en privado lo que significan patrimonios de empresarios y de todos los mexicanos. La obligación de dar a conocer los bienes patrimoniales es exclusivamente para los servidores públicos, nosotros sí estamos obligados a dar a conocer nuestros patrimonios. Por eso no considero conveniente esa propuesta.

“Para que no haya tanta desigualdad lo mejor es que el gobierno ayude a que la mayoría de los mexicanos vaya escalando, ascendiendo en la escala social y que no se profundice la desigualdad, que no se permitan negocios ilícitos, que no se permite la corrupción que es lo que produce la desigualdad”.

No está de más mencionar el amplio rechazo que generó la idea, en distintos sectores sociales.

Pero la propuesta del dirigente nacional de Morena destapó no sólo la necesidad de discutir el tema de la desigualdad, sino la manera en que la oposición partidista sigue extraviada en nuestro país, pues los principales argumentos en contra de la idea de Ramírez Cuéllar corrieron a cargo de militantes de su propio partido o especialistas, no de integrantes de otras fuerzas políticas quienes no han podido argumentar sólidamente en contra de este tipo de discursos como observa el analista político Fernando Dworak Camargo.

Fernando Dworak Camargo, analista político

Insertar un elemento discursivo

“Todavía la gente está aprendiendo a decir que es un buscapiés, una caja china, una cortina de humo o como se le quiera llamar a lo que es el posicionamiento de un mensaje, por ejemplo, por lo general una estrategia de distracción como sería una cortina de humo sería un escándalo sobre un tema no muy relevante, no muy fácilmente arreglable en el corto plazo, como serían las menciones a los escándalos de corrupción en el sexenio de Peña Nieto. No va a caer nadie nunca, no va a pasar nada en realidad, pero eso mantiene a la gente movilizada. Otra cosa es insertar un elemento discursivo, y eso es lo que hizo Ramírez Cuéllar, me refiero a que es un tema que va dentro de un problema que ha crecido, la desigualdad, es uno que va enfocado a un grupo de la población, los millenials fundamentalmente, es uno que formó parte de los reclamos en contra de los gobiernos anteriores, es decir, hubo crecimiento en el PIB, pero no hubo equidad ni la capacidad para generar un sistema más equitativo y con enorme concentración de riqueza, creo que esta es la primera lección.

“Si una cortina de humo es altamente emocional y para distraer no tiene una proyección más allá del escándalo y bajo esa premisa, otro elemento que es importante es que lo que dijo Alfonso Ramírez Cuéllar es impracticable en estos momentos, es decir, es imposible que pase antes de las elecciones una reforma constitucional, en primer lugar Morena no tiene la mayoría en el Senado para hacerlo, en segundo, en su interior está muy dividido como para generar un consenso en un tema como este, si no ha salido el matrimonio igualitario o la interrupción legal del embarazo en lo federal, menos va a haber una cosa como esta.

“Tercero, en realidad esto es para competir no para generar acuerdos, si lo vemos fríamente lo que ha hecho Ramírez Cuéllar es una estrategia para ser congelada, y si va a ser congelada cual es el objetivo, otra vez implantar una idea en el imaginario de cara a 2021, para mi es el tema importante, que si va de la mano con López Obrador, de si va o no, de si hizo su carrera política en el Barzón o si sus relaciones personales queda en segundo plano, es decir, no es una cuestión de analizar quién está con quien, que hizo en el pasado, sino mover el imaginario, el tema de la desigualdad claramente mueve el imaginario, especialmente para un sector muy específico de la población.

“Y otra vez, aquí sea una buena idea o no, sea buena la propuesta o no, creo que es irrelevante en estos momento. Cual es el problema para los liberales, si asumimos que el sistema neoliberal colapsó en buena parte por sus tecnicismos, su insensibilidad y su dogmatismo, lo que puede hacer la oposición ahorita es justamente tomar el discurso contrario, la riqueza no se distribuye, se crea, la desigualdad es una condición natural del hombre, esos discursos, tan tenían bien planeado el golpe que quedan desacreditados ante las emociones, no solamente hablamos de un ejército de voceros oficiosos del régimen que dicen, ‘estás hablando de esto, lo que significa defender tus privilegios’, sino que esos discursos liberales tradicionales, en su dogmatismo no emocionan a nadie y lo único que hacen es encasillarse, por eso estamos hablando de que en el 2018 colapsó todo el sistema, y no sólo hablamos de partidos, sino de discursos”.

La oposición

Para nuestro entrevistado, la iniciativa la seguirá conservando Morena y sus líderes.

“Creo que la oposición está muerta de aquí a 2022, el 2021 va a ser la gira de despedida del sistema de partidos como lo conocemos y ahí van a empezar a pensar que pasó. Lamentablemente, muchas de las dirigencias partidistas, sobre todo a nivel federal, siguen pensando que no pasó nada, siguen creyendo que Morena es un accidente histórico y que va a caer por sus propios errores, que la gente va a volver a votar por ellos, pero en realidad no podemos entender el 2018 sino como el colapso de las viejas élites tradicionales, por lo tanto el primer paso es reconocer que las cosas cambiaron, ellos parten de un total descrédito, puede la gente estar desilusionada con López Obrador, pero odian mucho más a las viejas élites. Deberían apostar por un discurso alternativo, apostar por el Estado de derecho, por qué hay que apostar a abrir las fronteras, por qué hay que volver a energías renovables, por qué todo lo que está tirando López Obrador y que se hizo en los últimos 30 años vale la pena, y ganar la imaginación, lamentablemente no pueden hacerlo si no hay autocrítica”.

Fernando Dworak señala que “hubo un gran avance en los últimos 30 años en materia de elecciones, pero al mismo tiempo hicimos un oligopolio político con los partidos, las reformas electorales fueron hechas para que entrara un pequeño grupo de personas con bajas condiciones de competencia. Otro elemento para la autocrítica, nunca se pensó abrir la mente del ciudadano con un tema como la reelección, ésta empezó por presiones ciudadanas y a nivel federal apenas entró en vigencia hasta 2018.

“Así podríamos ir con cada uno de los temas, como la educación, la cual se quiso reformar con un sindicato único; energía, en realidad con todos esos órganos reguladores terminaron sujetos al ejecutivo de alguna forma”.

“Los grupos que encabezan los partidos creen que hacer autocrítica es tirarse al suelo, rasgarse las vestiduras y hacerse el harakiri, cuanto es un dato básico de honestidad”.

Respecto a Morena, Dworak Camargo prevé su institucionalidad tarde o temprano.

“Es un conjunto de facciones como era el Partido Nacional Revolucionario en 1928. Qué pasó en ese entonces, Calles para lograr tener un partido cohesionado eliminó la reelección inmediata de legisladores y presidentes municipales, y eso reorientó los incentivos para ser una máquina cohesiva. Morena no puede jugar eso, su reto es institucionalizarse, tarde o temprano lo hará, con o sin López Obrador, no va a desaparecer después de las elecciones y para lograr institucionalizarse tiene dos opciones, sigue manejando como un grupo de facciones dando en este y en el próximo sexenio golpes de péndulo estilo PRI, o —volviendo al tema de la reelección— si sus legisladores quiere quedarse tendrán que rebelarse y ese incentivo va a ayudar a que Morena pase por lo que van a tener que pasar los demás partidos, van a tener que reorientarse hacia las bases, esa es la gran esperanza, que los ciudadanos dejen de temer a los partidos, para hacerlos responsables para que éstos últimos se construyan a partir de premisas muy distintas a las que hemos tenido anteriormente, todos los partidos van a tender a reconstruirse desde lo local y eso puede traer mecanismos más eficientes para hacer una mayor cohesión a nivel nacional”.

@AReyesVigueras