Andrés Manuel López, es el tercer presidente mexicano que toma una posición definida en la contienda presidencial de los Estados Unidos, desde el inicio de su mandato mostró “simpatía” por el actual inquilino de la Casa Blanca y hoy que Donald Trump, se enfila a la contienda del 3 de noviembre 2020 frente a Joe Biden, esto cobra una importancia política muy significativa.

En julio de 1992, el presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari, se reunió con su colega estadounidense George Bush (padre) en la ciudad de San Diego en California para dialogar en torno al acuerdo comercial trilateral que se estaba gestando también con Canadá (TLCAN). Después de la reunión, los mandatarios se fueron a ver un partido de beisbol al estadio de los locales Padres de San Diego, los fotógrafos se dieron vuelo y al día siguiente la foto de primera plana competía con la de la “Convención Demócrata” donde por cierto brillaba, Bill Clinton.

Carlos Salinas de Gortari, con su visita y asistencia al evento deportivo, respaldó al candidato-presidente republicano George Bush para un segundo periodo en la Casa Blanca, su olfato político le falló, Bill Clinton ganó la contienda en noviembre de ese mismo año, su equivocación complicó la parte final del TLCAN y su entrada en vigor a principios de 1994.

El diplomático mexicano Jorge Montaño, en su libro Misión en Washington, relata que durante la convención demócrata el entonces congresista por Nuevo México y asesor cercano de Clinton, Bill Richardson, le dijo que había molestia por el gesto de Salinas hacia Bush. Richardson había cabildeado para suavizar a la oposición de los demócratas al TLCAN y se dijo decepcionado: “Es una pena que (Salinas) esté abrazándose con el candidato del otro partido”.

Montaño narra que el círculo cercano de Salinas “no quería incomodar a la administración republicana” y cuando intentaron hacer contacto con Clinton ya era demasiado tarde. “Los demócratas empezaron a oler los aires de triunfo y se mostraron displicentes con las peticiones de contacto”, relata Montaño, quien en 1995 fue nombrado embajador de México en Estados.

Apenas mes y medio antes de la elección, diplomáticos mexicanos lograron una reunión con los asesores más cercanos de Clinton en política exterior, quienes les reclamaron la cercanía con la campaña de Bush. Los mexicanos señalaron que la campaña de Clinton tampoco había buscado contacto con ellos.

Lograron al menos a un entendimiento que se fue al traste en unos días porque a principios de octubre, un mes antes de la elección, la Casa Blanca agendó una ceremonia en San Antonio, Texas, para iniciar el documento final del tratado. Salinas no tuvo más remedio que asistir a la reunión con Bush y el primer ministro canadiense, Brian Mulroney.

Aunque Clinton ya estaba dando señales de aceptar el TLCAN y así lo mencionó en un discurso para calmar los nervios de México, la relación del gobierno de Salinas con la campaña de quien resultaría electo presidente de Estados Unidos había comenzado dañada.

Al final, el tratado se salvó más por el interés político de Clinton, quien cultivaba una imagen de político de centro moderado, alejado de la ideología proteccionista que dominaba en ese entonces al partido Demócrata. Pero a Salinas le costó porque Clinton condicionó su apoyo al TLCAN a la negociación de acuerdos paralelos en materia laboral y ambiental, se aprobó hasta noviembre de 1993, apenas unas semanas antes de su entrada en vigor.

En agosto de 2016 el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, recibió al candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, la reunión tomó a muchos por sorpresa ya que se dio a conocer tan sólo unas horas antes de que sucediera. Las críticas, reclamos y desaprobaciones se replicaron tanto dentro como fuera del país ya que las acusaciones de violadores y criminales, que Trump había hecho sobre los mexicanos seguían presentes.

La visita del representante republicano a México fue interpretada por los demócratas como una acción contraria a sus intereses y una desaprobación a su candidata Hillary Clinton. El presidente mexicano dijo un par de meses después que se había equivocado con la invitación a Donald Trump.

Los últimos 2 años de Enrique Peña Nieto, al frente del gobierno mexicano no fueron ni tersos, sencillos o benéficos en su relación con Donald Trump y su gobierno. Los problemas migratorios, el tráfico de armas y de drogas, los complicaron.

En abril pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador, habló con su similar de los Estados Unidos y acordaron reunirse entre junio y julio de este año, sin embargo, el miércoles pasado se cerró la puerta para esta reunión, pero el mensaje de apoyo al candidato republicano ya fue enviado.

La posición de López Obrador en referencia a Trump ha cambiado, cuando era precandidato frecuentemente se escuchaba sus reclamos, desaprobaciones y críticas…” en México hay muchas personas disfrazadas de Donald Trump, como el priista Carlos Salinas de Gortari y los panistas Diego Fernández de Cevallos y Vicente Fox, son lo mismo, nada más que hipócritas sólo que Trump es un deslenguado”.

Ahora el mandatario mexicano se refiere con toda propiedad y respeto a su similar estadounidense, Donald Trump.

A menos de 5 meses de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, las encuestas sobre un posible ganador dan entre 10 y 12 puntos de ventaja al candidato demócrata Joe Biden frente al republicano Donald Trump, pero el gobierno mexicano ya tomó partido, veremos si en esta ocasión no se equivoca y hay que volver a remar contra corriente.

Biden es un conservador, sí un conservador y, ya sabemos lo que eso significa para el presidente, López Obrador.