Los foros internacionales no son los de AMLO. Su pequeño mundo es el de la política electoral mexicana.

Sí, el presidente Andrés Manuel López Obrador está en la campaña de reelección de Donald Trump, pero sólo como un objeto de éste.

Es verdad que AMLO, desde México y cibernéticamente, recién habló en la ONU, causando pena entre los mexicanos, al verlo y escucharlo, y estupefacción en los observadores extranjeros.

Ahora, el presidente López Obrador declinó ir a Europa. Decidió según lo expresado en papel oficial del “Gobierno de México”, y con firma del “presidente de los Estados Unidos Mexicanos”, que en su nombre y representación su “esposa Beatriz Gutiérrez Müller” se reúna con jefes de estado y de gobierno, para hacer gestiones oficiales, solicitudes de gobierno a gobierno, y llevar misivas del presidente.

Pregunto, ¿ratificó y aprobó nuestro Senado a la nueva diplomática conforme a los artículos 76 fracciones II y XIV, 78 fracción VII, y 89 fracción III de nuestra Carta Magna?

Si alguna primera dama de nuestro país hizo un viaje diplomático similar, sin aprobación del senado en sexenios anteriores, es claro que violó nuestro sistema jurídico.

Recordemos que la respetable esposa de AMLO renunció, desde el principio del mandato, a “ser primera dama”; por ende, ¿qué cargo oficial justifica su viaje diplomático representando al presidente de nuestro país?, porque ser esposa del presidente mexicano no es cargo público.

Aun así (con todo ese quebranto a nuestra constitución), ojalá todo resulte bien para México, y el viaje sea placentero para la esposa de AMLO.

Es bueno fomentar la lectura desde París, más con el apoyo de la señora Macron; resulta correcto inaugurar la Exposición Olmeca en Francia; positivo fue visitar la Biblioteca Nacional Francesa; la conversación con el presidente de Italia Sergio Mattarella debió tener su encanto; la entrevista con el Papa Francisco impresiona; las cartas firmadas por el jefe de estado y jefe de gobierno mexicano, a sus destinatarios europeos, son grave encargo, sobre todo por pedirles que nos presten códices, piezas y documentos históricos de México, ilegalmente radicados en el viejo continente.

 

No se olvide que el año 2021 llega en pocas semanas, y que, (entre tantos centenares de miles de muertos mexicanos por pésima política de salud y seguridad, y entre una acrecentada pobreza por nocivas medidas económicas en México) tendremos tres significados aniversarios.

En 1321 se funda Tenochtitlán (700 años). En 1521 cae Tenochtitlán en manos de españoles encabezados por Hernán Cortés, y se inicia la colonia (500 años). En 1821 se consuma la independencia de la Nueva España de la Corona Española, y comienza la vida independiente de México (200 años).

Bajo las luces y las sombras de esas fechas, AMLO pide en sus cartas llevadas a Europa lo siguiente: “La Iglesia Católica, junto con la Monarquía Española y el Estado Mexicano, debemos ofrecer una disculpa pública a los pueblos originarios que padecieron de las más oprobiosas atrocidades para saquear sus bienes y tierras y someterlos desde la conquista hasta el pasado reciente”.

Si eso se reduce a simplonas disculpas públicas, es pura demagogia.

La historia del hombre está llena, en su desarrollo evolutivo, de oprobiosas atrocidades y saqueo de bienes y tierras.

Los aztecas así hicieron su imperio; de esa forma, por siete siglos, los moros explotaron a los habitantes de lo que hoy es España; los EU en 1847 robaron más de la mitad del territorio mexicano, y nos tienen sujetos a su hegemonía con la complicidad del presidente Andrés Manuel, quien ha puesto a las órdenes de Trump a 27 mil soldados mexicanos, según ironiza y presume, constantemente, el presidente gringo.

En lugar de hacer demagogia con el pasado, solucionemos, primero, nuestra independencia frente a EU, para seguir después con todo lo del pasado. ¿Por qué AMLO no pide a Trump que pida perdón y entregue las aguas y los territorios robados?, pero sin generar problemas, y sin agudizar nuestras propias contradicciones.

Reflexionemos, el mexicano es resultado de variados mestizajes, entre otros, el de los españoles que llegaron en 1519 con los humanos originales de aproximadamente 135 naciones existentes en ese año, en el territorio de lo que hoy es México.

No ocultemos los graves problemas de hoy, levantando polvaredas con el pasado.

Lo que urge es que el presidente AMLO ofrezca una disculpa pública a toda la nación, por provocar, con sus palabras y sus actos, el odio y la división entre los mexicanos. Ha dividido a los ministros de la Corte, a los gobernadores del país, a los diputados y senadores, a los de morena los trae peleados, y a todo el pueblo de México.

Para acabar con la corrupción unámonos todos; y primero acabar con la corrupción que hay en el gobierno de AMLO, y después revisar los sexenios anteriores.

AMLO necesita pedir perdón a los mexicanos, por su mala política en salud, seguridad pública, economía y educación.

Que su mañanera se convierta en un espacio respetable para que, ahí, se escuche a todos, y se confronten con respeto las diversas ideas para resolver las dificultades nacionales que ahogan a los pobres, a las mujeres, a los investigadores, a las comunidades originales.

Todos los mexicanos unidos debemos decir no a la demagogia; sí a la sensatez, a la responsabilidad y a la inteligencia.