Editorial

 

Detrás del asalto al Capitolio y el intento de asesinar al próximo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, está la mentira. Detrás de la furia de miles de fanáticos que amenazan con impedir el cambio de poderes en Estados Unidos y alterar el orden democrático en ese país, está la mentira.

Trump trató de torcer los resultados electorales para imponerse como ganador inventando un fraude. Construyó el aguijón perfecto para sacar a las hordas a las calles y poner contra la pared a las instituciones.

La mentira es el arma que utilizan los tiranos populistas para imponer sus decisiones. Es la nitroglicerina que está haciendo explotar leyes, democracias, economías.

México, está hoy bajo el mando de un presidente mentiroso. Cada día emite una cantidad insólita de imprecisiones, falsedades, embustes, chapucerías, supercherías e intrigas.

“Sí Por México acaba” de hacer público un “contador de promesas no cumplidas”. Una auditoria ciudadana que arroja un dato revelador: López Obrador incumple 9 de cada 10 promesas hechas. Para decirlo de otra manera, sólo es capaz de decir una verdad, en medio de una cantidad impresionante de patrañas.

¿Qué significa para una nación tener un gobernante mentiroso?

El observatorio de Sí Por México, “Morena no cumple, Promesas Incumplidas”, nos lo dice. Tomar decisiones a partir de “Otros Datos” y con la intención de engañar está llevando al país al desastre.

Cada vez que el “matraquero de Palacio” dice una mentira se multiplican los pobres. Cada vez que promete vacunas, mueren más enfermos de Covid. Después de cada falsedad, se incrementan los desempleados, baja la calidad de vida y aumenta la inseguridad.

De mil 200 promesas hechas hasta el día de hoy, el político de la “cartilla moral” y de la honestidad valiente, solo ha sido capaz de cumplir 170, una que otra y las que electoralmente le convienen.

Las gráficas que ilustran los porcentajes de promesas hechas desnudan al régimen. Poco o casi nada se cumple, pero toda la demagogia se pone al servicio de los más pobres. Ni un hospital, camino o puente vecinal. Sólo propaganda y algunas migajas.

La tesis de un general chavista se cumple: ¿Qué haríamos sin los pobres? Los necesitamos para que voten por nosotros.

El gobierno prepara un insólito atraco a la democracia acusando al INE y al INAI de ser caros y corruptos. Otra vez la mentira para ocultar la intención macabra, para justificar lo inadmisible: la consolidación de un proyecto dictatorial.

Pero también para cerrar el acceso al estercolero presidencial: vacunas compradas sin transparentar costos, contratos que privilegian a amigos y familiares,  cifras reales de muertes y contagios con un largo etcétera sin fin.

Estados Unidos está tratando de deshacerse de su tirano mentiroso. Está recurriendo a la Constitución para desactivar al intrigante, al que sigue utilizando el poder de la mentira para llevar a su país a una guerra civil.

Han tenido que salir ex mandatarios demócratas y republicanos a desautorizarlo. Bancos como el Deutsche Bank o el Signature Bank y alcaldes como el de Nueva York decidieron romper relaciones con el dinamitero de la Casa Blanca para tratar de proteger a la democracia de un demente.

La renuncia de la embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, tiene muchas interpretaciones. Sólo falta por dar una. La diplomática no quiso ser cómplice en la construcción de una mentira que se tejió en contra de Biden, en dos oficinas.