El cálculo gubernamental

Con el fin de encarar el fenómeno de la pandemia del Covid-19 en México, el gobierno federal de la Cuarta Transformación a través de la Secretaría de Salud se enfrentó a la necesidad de conocer de forma precisa dicha realidad epidémica. Para develar esta situación requirió medir su evolución cotidiana a lo largo del territorio nacional. Con este fin, la Secretaría de Salud recurrió a la aplicación del método Centinela propuesto por la Organización Mundial de la Salud con el cual sistemáticamente se recogió información de las unidades monitoras sobre dicha enfermedad respiratoria para determinar cuantitativamente el nivel de agudeza en el que se encontraba esta realidad, especialmente, en cuanto al número de personas fallecidas y la cantidad de casos de individuos contagiados de Coronavirus en el país.

Para comprobar la situación de la pandemia el método Centinela calculó el número de fallecidos por el virus basándose medularmente en el registro de defunciones localizadas al interior de los ámbitos hospitalarios, sin considerar los muertos en el hogar, en el trayecto al hospital, en otras zonas de la ciudad, etc. Por consiguiente, el resultado de la mirada sobre la situación del suceso pandémico en México fue muy limitado para comprender la verdadera dimensión expansiva del virus y de sus consecuencias al interior de la vida de la sociedad mexicana, pues solo midió una parte de la realidad epidémica arrojando datos sesgados que no permitieron calibrar la profundidad del problema.     

En este sentido, a partir de dicha metodología de estimación sanitaria el cálculo del número de fallecidos por Covid-19 en México realizado por el gobierno de la Cuarta Transformación representó una contabilidad fallida, pues conllevo un gran subregistro de casos que arrojó una cantidad muy menor de decesos y contagiados a los verdaderamente existentes en la realidad nacional.

 

La sociedad tiene “otros datos”

A diferencia de la contabilidad oficial que efectuó el gobierno federal sobre la dimensión de la pandemia, diversos organismos nacionales e investigadores independientes en el ámbito estadístico epidémico establecieron metodologías distintas que permitieron obtener cálculos muy diferentes a la cuantificación oficial de la administración en turno que reflejaron que la epidemia del Covid-19 en México tenía otra dimensión enormemente más grave que reportaban las autoridades. Así, mientras el gobierno de Morena a través del subsecretario de salud, Dr. López Gatell, declaró cotidianamente en su conferencia vespertina de prensa la existencia de diversas numeralias específicas de personas contagiadas y fallecidas por SARS-CoV-2, otras instituciones del Estado y analistas autónomos determinaron cifras muy superiores a los datos oficiales sobre el total de personas afectadas por el virus en la República.

De esta forma, por ejemplo, existió una gran diferencia entre la contabilidad efectuada por los mismos órganos gubernamentales destinados a resolver la epidemia como fue la Sub Secretaría de Salud y otras instituciones del Estado mexicano como fueron el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, la Coordinación Científica de la UNAM, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades, la Dirección General de Epidemiología, el Registro Nacional de Población, el Instituto Nacional de Salud Pública, investigadores independientes como el Dr. Raúl Rojas, Arturo Erdely, Mario Romero, Laurianne Despegel, Juan Manuel Herrero, María de la Paz López Barajas y las propias declaraciones del Dr. Hugo López-Gatell al principio de la pandemia.

De esta forma, cuando la sociedad mexicana superó los 200 mil fallecidos y más de 2,200 millones de casos de contagios positivos por Covid-19, las cifras que se difundieron por diversos sectores fueron las siguientes:

1.- La Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud reportó oficialmente el 25 de marzo de 2021 que el país había alcanzado 200,211 fallecidos por Coronavirus y 2,214,542 casos de contagios positivos.

2.- Pese al reporte oficial anterior, el 27 de marzo de 2021, el gobierno federal a través de la Subsecretaría de Salud reconoció una actualización del exceso de mortalidad en la nación y modificó la cifra real de muertos por Covid-19 pues reconoció que existía un relevante subregistro de la situación. Así, se aceptó que la cifra real superó las 321,000 personas fallecidas, es decir un 60% más de la numeralia oficial dada a conocer anteriormente en las conferencias de prensa vespertinas sobre la pandemia.

3.- Por su parte, el 22 de febrero de 2021 el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, reportó que el total de muertos para esa misma fecha era de 220,832 y 2,409,459 de casos confirmados positivos.

4.- Los demógrafos Juan Manuel Herrero y María de la Paz López Barajas coincidieron que para dicho período la cifra actualizada de 300,000 casos sobre exceso de mortalidad en México era el dato más cercano a la realidad de quienes murieron por Covid-19 o por causas derivadas de la epidemia.

5.- En esa misma etapa la Coordinación Científica de la Universidad Nacional Autónoma de México indicó que multiplicando la letalidad real por un factor estadístico real de 0.5% y un exceso de mortalidad por Covid-19 de 1.5%, en México existían 390,516 decesos y 60,063,300 casos de contagios positivos.

6.- De acuerdo con las proyecciones del Dr. en matemáticas Arturo Erdely, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México para calibrar la realidad de defunciones causadas por el SARS-CoV-2 en el territorio nacional, se debe multiplicar la cifra oficial de fallecidos presentadas por el ministerio de Salud por el factor estadístico de 2.4. Esto significa que en dicha fecha el total de la población muerta por Coronavirus en el país fue de 480,506 personas.

7.- Retomando los cálculos realizados por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática aplicados para medir la crisis epidémica en México en 2020 (enero – agosto) concluyó que para conocer la realidad de la pandemia en México se debe multiplicar la cifra oficial de fallecidos reportados por el factor numérico de 2.45 para tener un testimonio más verídico. Por consiguiente, proyectando los datos oficiales de decesos de la sub Secretaría de Salud correspondientes a 200,211 personas fallecidas por tal factor, se puede determinar que para dicho momento existieron en México un exceso de mortalidad de 490,516 defunciones por Covid-19.

8.- El análisis realizado por el Dr. Raúl Rojas, especialista independiente en inteligencia artificial de la Universidad de Berlín y Premio Nacional de Ciencias y Artes, estableció que para apreciar el impacto de fallecimientos por Coronavirus en la República se debería reproducirse la cifra oficial por el factor mínimo de 2.5. Considerando tales ajustes el total de defunciones en México en esta fase de la crisis sanitaria fue de 500,527 personas muertas por el virus.

9.- Según el estudio realizado por Mario Romero y Laurianne Despeghel, analistas autónomos de mineralia de datos, para determinar el total de defunciones derivadas del SARS-CoV-2, se debería multiplicar la cifra oficial de difuntos por el factor estadístico de 2.57 veces. De esta forma, el total de muertos por Covid-19 en ese momento sería de sería de 514,542 individuos fallecidos.

10.- Siguiendo los mismos planteamientos expresados el 8 abril 2020 por el Dr. Hugo López-Gatell en la conferencia vespertina de prensa sobre la dimensión de la pandemia en el país, indicó que para obtener la cifra real de afectados mortalmente por el virus se debería multiplicar el total de las cifras oficiales de muertes por el factor numérico de 8.8 veces de subregistro. De esta forma, el total de muertos para esa fase sería de 1,761,856 personas fallecidas.

Finalmente, además de estas cuantificaciones realizadas por distintos organismos y especialistas autónomos, diversos estados de la República aplicaron diferentes metodologías para recabar datos de salud sobre la población infectada y fallecida, lo cual generó todavía más discrepancias ente las cifras institucionales expuestas por el gobierno federal y los datos elaborados por gobiernos estatales.

El conjunto de estas realidades reflejó un enorme desorden y anarquía en la forma de contabilizar y enfrentar las consecuencias de la epidemia del Coronavirus en el país, pues dentro del mismo gobierno se presentaron diversas numeralias sobre el mismo fenómeno que no coincidieron entre sí, creando mucho desconcierto sobre el tipo de fenómeno sanitario que enfrenta la sociedad mexicana. Ello reflejó un conflicto, una falta de responsabilidad y de profesionalismo de las autoridades del gobierno de la Cuarta Transformación para evaluar con objetividad el nivel de la gravedad de la epidemia que azotó radicalmente al país.

 

LAS PREGUNTAS

Ante dicho panorama dramático surgen las preguntas ¿por qué el gobierno de la Cuarta Transformación Histórica menospreció, devaluó y desconoció los diagnósticos cuantitativos realizados por otros organismos, incluso del propio Estado mexicano, y de analistas independientes, sobre el nivel de gravedad de la pandemia en el territorio nacional, en lugar de respetarlos e incorporarlos en la estrategia de combate a la pandemia? ¿Por qué se opone a aceptar oficialmente el alto número de muertes por Covid 19 que han demostrado las metodologías e investigaciones de otras instancias especializadas en el país y continúa exponiendo las cifras más conservadoras sobre el mismo? ¿Por qué se empeña en debilitar el porcentaje de muertes causadas por el SARS-CoV-2 argumentando que no se deben a la presencia del Coronavirus, sino a otras comorbilidades paralelas como la obesidad, diabetes mellitus, sobrepeso, hipertensión, neumonía, influenza, males cardiacos, tumores malignos, vida sedentaria moderna, mala nutrición de los habitantes,  predominio de productos industrializados de bajo o nulo valor nutricional con altísimo valor calórico, desigualdad social, pobreza y fuerte corrupción arraigada?

La única respuesta que se puede encontrar es que la administración morenista prefirió manejar el subregistro de fallecimientos y contagios originados por el Covid-19 en el país, para evitar que la difusión de un avance mayúsculo de la pandemia dañara más el prestigio de la administración del sistema de salud, la dinámica de gobernabilidad y el proyecto de desarrollo global del gobierno de la “Nueva Esperanza del Cambio”. Con la anulación de tal comunicación estadística alternativa se impidió que la imagen del sistema de poder en turno se erosionara más de lo que ya la había golpeado el errático manejo gubernamental errático de la pandemia, pues eso significaría la perdida de simpatías políticas y la reducción de obtención de votos en las elecciones intermedias de 2021 en la República.

Las elecciones intermedias del 2021 se deben ganar a través de la realización de proyectos exitosos para resolver los grandes problemas de la sociedad mexicana, especialmente en el ámbito del combate a la epidemia del Covid-19 y, no mediante el ocultamiento o la manipulación de la gravedad de las cifras sobre los conflictos de la nación. No se puede gobernar con paz y estabilidad ocultando la realidad.

jesteinou@gmail.com