El Sindicato de Trabajadores de la UNAM -STUNAM- enfrenta desafíos ante la muerte de su dirigente Agustín Rodríguez, envío a sus familiares y amigos mis condolencias. Agustín fue fundador del STUNAM.

El STUNAM nació en marzo de 1977, producto de la fusión del STEUNAM, Sindicato de Trabajadores y Empleados de la UNAM y el SPAUNAM, Sindicato del Personal Académico de la UNAM. Desde su fundación, se propuso obtener la representación en un solo sindicato de los dos sectores de trabajadores y para ello se planteó estallar una huelga. Para el gobierno del PRI, encabezado por José López Portillo era algo inadmisible. Nos amedrentó, chantajeó a los dirigentes del STUNAM con la amenaza grosera y falaz de “registro al PCM o Sindicato”, considerando al STUNAM como un mero instrumento del PCM. Rechazamos sus amenazas y emplazamos a la UNAM, mediante la huelga, para firmar el Contrato Colectivo.

La huelga comenzó el 20 de junio de 1977 y fue rota por la policía el 7 del 7 del 77, la capicúa es 7 de julio del año 1977. Todas las instalaciones universitarias fueron ocupadas por la policía y con el arresto de miles de trabajadores. Esta brutalidad era el estilo de gobernar en esos años por parte del partido “prácticamente único” como lo llamó Carlos Salinas.

En una ocasión, José López Portillo le confesó a Humberto Parra, activista sindical y estudiantil, militante del PCM en la UNAM, que había mandado a la policía para impedir que “los comunistas se adueñaran de los sindicatos”.

El Estado corporativo no podía permitir la existencia de sindicatos independientes. El aparato de control, llamado charrismo, es decir una camisa de fuerza contra los trabajadores, era uno de los pilares del régimen autoritario del PRI.

Desde su óptica y lógica de poder autoritario el presidente José López Portillo actuó en consecuencia, se percató que el STUNAM era la punta de lanza, junto con otros movimientos y sindicatos, para echar abajo al charrismo.

Esa tarea fue la principal característica del STUNAM de los primeros años.

Luchamos por democratizar e independizar a los sindicatos, no teníamos cabalmente la idea de conquistar la libertad sindical, por lo que jugamos dentro de las reglas estatistas diseñadas por el PRI: titularidad de los Contratos Colectivos; registro ante la Secretaría del Trabajo, quien además “tomaba nota” de los dirigentes sindicales, es decir se arrogaba la potestad de reconocer o desconocer a los sindicatos y sus direcciones; emplazamientos a huelga a través de la misma Secretaría del Trabajo quien la podía calificar como “inexistente”; participación obligatoria en las llamadas juntas de conciliación y arbitraje; retención de las cuotas sindicales por los patrones; cláusulas de exclusión por admisión y separación del trabajo, una perversa facultad de los charros para contratar directamente a los trabajadores y una vez contratados poder sacarlos del trabajo, una verdadera sumisión para los mismos y una pieza más del retorcido sistema de control corporativo.

Esas cláusulas hicieron posible la existencia de los sindicatos de protección que consisten en membretes, administrados por auténticos gangsters, que firman contratos de protección con cualquier tipo de empresas, incluso antes de que éstas comiencen a funcionar con el fin de “proteger” a los patrones, ese tipo de sindicatos tienen un alto porcentaje de los contratos, hasta nuestros días.

Contra todo ese sistema surgió el STUNAM, pero nos faltó tener claridad de que ello era posible solamente si alcanzábamos la libertad sindical.

La libertad sindical consiste en la desaparición de las titularidades contractuales para un solo sindicato y en su lugar que sean los mismos trabajadores, mediante concejos electos por vía democrática de voto secreto, directo y universal, lo cual supone la libertad de pertenecer a o no a un sindicato y por lo tanto la existencia de más de un sindicato en una empresa, rama industrial o dependencia gubernamental. Esto no tiene nada de raro, existe en Francia, en Italia y en España al menos.

Libertad sindical requiere, por supuesto, la existencia de elecciones democráticas en los sindicatos, aunque no se limita a ello.

Recientemente vimos como los charros del sindicato petrolero arrasaron en las primeras elecciones por voto secreto, directo y universal. El charrismo tiene en su poder el control de la chamba de la gente y puede obligarlos a votar por ellos.

La elección democrática puede ser desvirtuada por medio de la reelección, como es el caso del STUNAM. Agustín Rodríguez duró 28 años como su secretario general. Es algo completamente opuesto a la libertad sindical, aunque haya sido electo por votación universal, directa y secreta.

En 1984, hace 38 años, la corriente sindical Renovación Democrática encabezada por Rito Terán Olguín, en la que participamos varios compañeros, entre ellos Eliezer Morales, César y Héctor Chávez, Roberto Borja y Manuel Morales, compitió para el Comité Ejecutivo, planteando: “Lo que hoy se discute en el STUNAM son dos vías de desarrollo, dos concepciones, dos prácticas. Una representada por la Planilla Roja Unidad Sindical (que postulaba a Evaristo Pérez Arreola) que intenta hacer del STUNAM un sindicato gremialista que, ante todo, sea la fuente de poder para su burocracia sindical. Dos, la representada por la Planilla Renovación Democrática, que continúa la trayectoria del STUNAM como un sindicato democrático e independiente, administrativo y académico, orientado a luchar por los intereses inmediatos e históricos de los trabajadores” (Manifiesto publicado en Febrero de 1984, (tomado del archivo personal de Rito Terán).

Fuimos derrotados.

En 1980, además, el STUNAM perdió el recuento ante las AAPAUNAM Asociaciones del Personal Académico de la UNAM, ambos hechos determinaron un cambio de ruta y el STUNAM perdió su perfil de sindicalismo promotor de la libertad sindical y fomentó en su interior las tendencias burocráticas y clientelares.

En otro documento de Renovación Democrática, su Programa, proponía en su punto 7 evitar el clientelismo y en el 10 impedir la formación de una casta burocrática dentro de nuestro sindicato (Archivo Rito Terán).

La lucha de entones advertía que “Sindicatos manejados como empresas, cuya fuerza capitalizan los dirigentes para construir un poder político y personal… que se produce por la fuerza, el prestigio, las relaciones y la influencia que, de manera natural tienen los dirigentes de sindicatos importantes. Cuando ese poder se vuelve significativo, la única opción que queda es la reelección o bien la formación de un grupo capaz de garantizar sus intereses” (Archivo Rito Terán Olguín).

Varias décadas de lucha y movimientos han ido construyendo un proceso democrático, hoy colocado ante muchos riesgos de restauración autoritaria por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. La libertad sindical, es una cuestión fundamental para fortalecer la democratización nacional.

El STUNAM no debe continuar dirigido por una burocracia como la ha sido al menos desde 1984, ahora con la muerte de Agustín Rodríguez corre el riego de una intromisión gubernamental para imponer a su secretario general.