López Obrador ha convertido la consulta de revocación de mandato en una segunda campaña por la presidencia de la república. Ha inundado el país con espectaculares que rezan #QueSigaAMLO.

La consulta es una simulación y un fraude de principio a fin. Quiere que el 70, 80 o 90 por ciento de los electores le digan que es el más popular.

El presidente ha abusado del poder para violar las leyes electorales y burlarse de la ciudadanía. Todo es una estafa. Tiene convertido al país en un teatro de sombras para reinventar y dar aire a un proyecto fracasado.

Quienes sugieren ir a votar el 10 de abril le están haciendo el juego al embaucador. Nadie en su sano juicio debería prestarse a que lo engañen. A que lo utilicen para armar un espectáculo que tiene un claro objetivo: reposicionar a Morena rumbo al 24.

La consulta de revocación quiere ser utilizada como banderazo de salida en la carrera por la presidencia. Se trata de airear ventajosamente a su  “corcholata”, pero también de recuperar el apoyo de la masa y seguir haciendo lo que le venga en gana.

Y lo que viene es tratar de aprobar dos reformas con la que López quiere consolidarse como un déspota: la reforma electoral y la eléctrica.

Le urge convertir al INE en oficina de trámites para imponer candidatos y decidir quién debe ganar o perder elecciones. Por eso ataca a los consejeros y buscará imponer incondicionales cuando dejen el cargo Lorenzo Córdoba, Ciro Murayama y dos más.

Ir a las urnas equivale, en este caso, a asistir a una fiesta donde te van a dar bebidas adulteradas. O donde te van a robar la cartera. Se trata de una trampa anunciada que los timadores del gobierno han venido preparando para engañar a la democracia.

López Obrador pidió que hubiera dos consultas. La que ha venido organizando el INE de acuerdo a la Constitución y la que ha diseñado el gobierno burlando la legalidad.

El régimen ha lanzado una embestida para lograr que la consulta ilegal derrote a la consulta constitucional. El mejor ejemplo es el decreto aprobado por los diputados de Morena para que los funcionarios puedan violar la veda electoral y hacer propaganda a favor de la ratificación  del señor López.

Los espectaculares que han sido colocados por todo el país con una fotografía de AMLO en actitud de victoria y pagados con recursos públicos son otra muestra de que hay en el país dos gobiernos paralelos que están en pugna: el que representa el INE apegado a la ley y el otro encabezado por un autócrata decidido a violar todo lo que haya que violar para demostrar que él manda.

Dicho esto, habría que preguntar: ¿A dónde vas el 10 de abril? ¿A qué te timen? ¿A convertirte en cómplice de un estafador? ¿En marioneta de un autócrata que utiliza la democracia para hacerse de más poder?

Dejar vacías las urnas, ignorar el llamado a votar que hace López y sus secuaces, es hacer patria. Significa quitarle al déspota el oxígeno.

El 10 de abril hay que dejar solo al rey en su Palacio, con sus borregos y aplaudidores. La misión es simple: abstenerse, no ir a votar para salvar a la nación de un ególatra hambriento de poder.

 

@PagesBeatriz

 

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