Entrevista con Marco Arellano Toledo, analista político

No ha sido sólo las cartas de renuncia de Carlos Urzúa, Germán Martínez Cázares o la de Jaime Cárdenas Gracia, tampoco las numerosas versiones periodísticas que reflejan pugnas al interior del equipo presidencial, lo que ha ofrecido la imagen de una administración presidencial en crisis, sino la carta que publicó en el semanario que fundó su padre el exconsejero jurídico de la Presidencia, Hugo Scherer Ibarra.

En el texto, denuncia la manera en que la ex secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y el titular de la Fiscalía General de la República (FGR), Alejandro Gertz Manero, se confabularon en su contra para intentar “establecer una falsa red de extorsión y corrupción en la que sólo se reflejan ellos mismos.”

“La decisión llegó por sí misma: callada, la verdad pierde el sentido de existir. Este es el origen de los ataques que he tenido que soportar, desde los cargos que ostentan, de Alejandro Gertz Manero en complicidad con Olga Sánchez Cordero”, escribió Scherer Ibarra.

Siempre entrevistó al analista político Marco Arellano Toledo, quien analizó este episodio a la luz de lo que ha sucedido a lo largo del sexenio.

Marco Arellano Toledo

Las cartas de renuncia de Carlos urzúa, Germán Martínez, Jaime Cárdenas Gracia, más lo que ha trascendido acerca de los ataques recibidos por Ebrard y Monreal, a lo que se suma la carta publicada por Julio Scherer Ibarra, ¿es parte de la misma historia, de qué estamos hablando ante estos hechos?

Lo que se logra advertir es que le está costando a López Obrador, por el desgaste, mantenerse como un gobierno que hace mucha política, pero no ejecuta políticas públicas. Lo que pudimos ver las últimas semanas, en especial la carta que publica Julio Scherer en Proceso, muestra y evidencia que es difícil ser parte del gobierno de López Obrador por tres razones: una, al serlo eres un enano político, este gabinete que tiene el carácter de enanismo político; dos, porque al ser parte del gabinete tienes que defender causas las que no necesariamente son fáciles de defender, sobre todo extravagancias presidenciales que te toca defender; y tres, porque dentro del gabinete la desnivelación de consentidos y de hombres y mujeres a los que el presidente les cree de manera ciegamente, es difícil procesar cualquier otra alternativa política.

Por esas tres causas, pareciera que muchos de los cuadros más distinguidos del gabinete han salido o se han desangrado del mismo a lo largo de estos tres años, da la impresión que la declaración de Scherer contextualiza que el presidente a quien escucha lo defiende, a quien no escucha no lo defiende y que el mediador entre mediadores va a ser el presidente y nadie por encima de él y nada en contra de él, y mira que Scherer era allegado al presidente y en la carta le dice que propuso a Gertz Manero, es paradógico que el consejero jurídico proponga a alguien que después va a terminar contruyendo un proceso o indagando a esta misma persona a través de otras querellas judiciales.

Es lo que se muestra en primer momento, el desgaste ya de tres años de gobierno y se muestran las salidas y venidas de los miembros del gabinete.

El presidente ha dicho que quiere un equipo 90 por ciento leal y 10 por ciento capaz, pero qué pasa con esta lealtad cuando se reflejan peleas al interior del gabinete como se aprecia en la carta de Scherer.

En efecto, el presidente ha mostrado que en el gabinete la lealtad es primero que la pericia política o la habilidad o la capacidad. Lo que vemos es una suerte de jardin de niños en el que todos quieren llamar la atención de la profesora, y la profesora es el presidente, alzan la mano, no los pela, a unos sí, a unos los tiene muy bien sentaditos –permitaseme la metáfora–, pero es un gabinete Montesori con un alto apego a la maestra, al presidente, entonces cuando no los voltea a ver, no los recibe, los desprecia, cuando cierra los ojos y oídos no encuentran otra manera de llamar la atención sino peleándose con el compañero de al lado o yendose.

El 15 de marzo del 49 antes de Cristo, recordé los Idus de marzo, cuando matán a Julio César, si bien era el hombre fuerte de Roma, emperador, tuvo en Marco Antonio a alguien que pudo defender su legado porque tenía pericia política; al presidente le puede pasar que por una ausencia, por enfermedad o cualquier otra situación, el enanismo político que ha construido en el gabinete no alcance para que haya un Marco Antonio que defienda el proyecto político del presidente.

Otra metáfora de la antiguedad, Marco Antonio logra hablar en la exequias de Julio César frente a los conspiradores y cambia la trama junto a Octavio Augusto y Lépido, el primero portador del testamento político de Julio César, logran hacer el triunvirato, aquí pareciera que en alguna ausencia, incluso temporal, del presidente, no existe esta habilidad de aquellos que integran el proyecto para salvaguardarlo y mantenerlo a flote.

Los dos más perfilados por entendidos de la política, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López, no llevan una buena relación, pero además Ebrard cada vez está más descaifeinada su presencia en el entorno presidencial.

Es muy hedonista la presidencia, es Nerón, es narcisismo completo y a partir de ahí todos lo que lo veneran, aman y respetan irrestrictamente son quienes son cercanos al círculo.

Parece que este gabinete hace política, pero en resultados están muy cuestionados, ¿qué tanto se va a convertir esto en un lastre conforme avance el tiempo en el contexto de la competencia por la candidatura presidencial y con la decepción que está generando entre la ciudadanía ante promesas como acabar con los privilegios o la corrupción?

Hay una gran confusión entre erradicar la corrupción y gobernar, son dos cosas distintas. No se ha erradicado la corrupción y tampoco se ha gobernado, ojalá fuera el caso de que se hubiera erradicado la corrupción y, por lo menos, tuvieramos ese resultado, pero ni eso.

Respecto al gabinete, perece que esta percepción de hacer muy poca política con poca pericia política y pocos resultados, va a terminar jugando en contra de los aspirantes a la sucesión presidencial. No brilla la estrella de ninguno de los miembros del gabinete, si se repasa cartera por cartera son figuras insípidas en la política y los que logran perfilarse en realidad es porque son, más allá de si son eficientes, gente con los tamaños políticos que les permite un margen de acción, no escucho a los más pequeños en el gabinete alzar la mano y manotear en la mesa en alguna negociación, incluso en las que debería tener densidad política, no tienen el talante o el lustre que solían tener en los regímenes presidenciales como motores del gobierno, priva la concepción de que eres parte del gabinete y te están haciendo un favor o que estás sirviendo a un proyecto en el que el portavoz, el único que hace política y es el mediador de mediadores es el presidente, dejando muy pequeños al resto de los miembros del gabinete.

Esto de cara a la sucesión la hará una binaria, entre la favorita del presidente, la jefa de gobierno, y el cuadro más efectivo o con más densidad política que es el canciller Ebrard. No están dadas las condiciones para la transición y que el presidente pueda jugar con más alfiles, pues mucho peón en el tablero y con ellos dificilmente ganas una partida.

 

¿Cómo va a terminar el gobierno de López Obrador con tantos conflictos en su interior?

Este gobierno va a naufragar, políticamente, la capacidad de movilización y energizar a la base sigue teniendo resultado, hoy es el aeropuerto, mañana será la revocación, siempre hay alguien con quien pelear, eso es lo que mantiene los altos índices en términos de aceptación, pero políticamente se avizora un naufragio en la medida en que se acabe el tiempo y escaseen los resultados.

Estamos con un aeropuerto nuevo, en un par de años con una refinería y un tren, y se antonja que no serán suficientes para poder cacarear un legado político de este gobierno.

Va a perder su capacidad de vinculación con la sociedad en la medida en que los resultados sigan escaseando, se avizora la revocación y después esa implosión que se menciona, de un gobierno cada vez se le acaba el tiempo, es ineficaz y no tendrá tiempo para aplicar la cuarta transformación; en esto, el gabinete cobrará relevancia política, como uno que al no tener la densidad de la que he hablado, no va a poder ayudar al presidente a esquivar lo que vendrá siendo esta implosión, o ayudarlo a salir de ese bache, se acumulan los errores, se acumula la desesperación presidencial y eso nos lleva al entendimiento de un sexenio cada vez más irritable, un gobierno cada vez más persecutor de las oposiciones y eso va a colapsar el entramado político, es lo que logro avizorar.

@AReyesVigueras