La palabra clave del 2022 fue la inflación. En la primera quincena de diciembre, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) aumentó 0.39 por ciento respecto a la quincena anterior, lo que ubicó la inflación general anual en 7.77 por ciento. Las varias secuelas que los altos precios dejaron en este año ameritan mirar al 2023 como el año del ahorro y la cautela, previendo las amenazas de los últimos meses.

Si los altos precios continúan sin una adecuada promoción y fortalecimiento de las condiciones para atraer la inversión, se alimentará la incertidumbre y los riesgos, limitando el crecimiento económico del país. En la coyuntura actual, no es buena idea no aprovechar todas las oportunidades disponibles para apuntalar las moderadas proyecciones de expansión económica.

Incluso aunque la inflación se ha desacelerado en las últimas semanas, se perfila para ser la más alta en 20 años. Además, el índice de precios subyacente continúa generando presiones al alza con un incremento de 8.35 por ciento anual en la primera mitad de diciembre. Las mercancías son 11.08 por ciento más caras que hace un año, los alimentos y bebidas 14.13 por ciento y los productos pecuarios 12.47 por ciento.

Que productos elementales de la canasta básica exhiban incrementos tan elevados en sus precios ha contrarrestado los agresivos aumentos al salario mínimo que la presente administración ha emprendido. Aunque México está por encima del promedio latinoamericano, el poder adquisitivo (salario real) de la población está 7 por ciento por debajo de su valor real de 2008, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Por la alta inflación de 2022, las remuneraciones reales disminuyeron -0.9 por ciento en la primera mitad del año.

Como amortiguación a lo anterior, el Banco de México (BANXICO) ha mantenido un veloz y agresivo ciclo alcista en la tasa de interés de referencia, colocándola en un máximo histórico de 10.5 por ciento. En consecuencia, los costos de financiamiento para empresas y consumidores se elevaron sustantivamente, aunque de manera desproporcionada para pequeñas empresas. Así, la formación bruta de capital fijo todavía no recupera el nivel del primer trimestre de 2020.

2023 comenzará con una confianza del consumidor y del empresario golpeada y apenas alcanzando el nivel prepandemia. Las implicaciones inmediatas no son menores, una menor confianza para realizar compras e inversiones productivas aumenta los riesgos de una desaceleración e incluso la posibilidad de una recesión económica.

Aunque las altas tasas de interés tengan el efecto colateral positivo de retener capitales extranjeros en el país manteniendo dólares en la economía y soportando parcialmente el tipo de cambio, las expectativas del mercado sobre México implican decisiones difíciles y oportunas para sortear los obstáculos del siguiente año.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica una inflación de 6.3 por ciento durante 2023, mientras que la encuesta de BANXICO apunta a una cifra de 5.0 por ciento. En Consultores Internacionales, S.C.® estimamos que la inflación del siguiente año se ubique en el orden del 5.4 por ciento; es decir, 2023 transcurrirá en su totalidad sin que el nivel del aumento de precios se encuentre dentro de los objetivos marcados por el banco central mexicano (3.0 por ciento +/- 1 por ciento).

Por lo tanto, tal como lo sugieren las expectativas de la mayoría de los agentes económicos, las tasas de interés continuarán elevadas; incluso si bajan ligeramente del nivel histórico actual, se espera que fluctúen entre el 10.0 por ciento y el 11.0 por ciento, de acuerdo con la calificadora Fitch Ratings y el fondo de inversiones Franklin Templeton.

Independientemente del nivel máximo que alcancen las tasas de interés o cuándo dejen de aumentar, su disminución comenzará hasta 2024. Se aproxima un año en donde los préstamos y financiamientos serán onerosos, por tanto, la rentabilidad de los proyectos de inversión sufrirá. La época de una política monetaria expansiva ha llegado a su fin, al menos temporalmente, y con esto, el exceso de liquidez que se trasladaba al mercado.

Si México quiere superar las expectativas de crecimiento e insertarse en una senda más dinámica de expansión, la inversión es esencial. Se deben procurar las condiciones necesarias de promoción y fortalecimiento a las inversiones públicas y privadas, nacionales e internacionales, que sean productivas y promuevan el crecimiento del país, mismo que a proyección de nuestra firma, Consultores Internacionales, S.C, no superará el 1.0 por ciento en 2023.

Adicionalmente, será un año de elecciones en el Estado de México y Coahuila, que seguramente comenzarán a delinear el ambiente y plataformas electorales de cara a las elecciones de 2024. Así, aunque la política sea la protagonista en algunos momentos, el siguiente deberá ser un año de decisiones inteligentes, vigilancia constante, presupuestación permanente y revisión periódica.

El autor es presidente de Consultores Internacionales, S.C.®