¿Qué sigue para el mundo?
Aunque remoto, hay espacio para un arreglo alternativo y auspicioso. Para emprender el cambio se requiere una idea de paz sostenible, que posibilite procesos de reconciliación política…
Aunque remoto, hay espacio para un arreglo alternativo y auspicioso. Para emprender el cambio se requiere una idea de paz sostenible, que posibilite procesos de reconciliación política…
En su opinión, deben construirse narrativas e instituciones alternativas a los estándares de Occidente, que cuestionen presunciones fundacionales de la disciplina y contribuyan a su nueva definición epistemológica.
En este contexto, se puede identificar la raíz de conflictos como los que aquejan a Ucrania y Gaza, que por sus propias características y por el interés que despiertan en la opinión pública, ocupan un lugar prominente en la agenda global.
Aún más delicada es la afirmación de que el desorden mundial es producto de la creciente falta de legitimidad de un sistema liberal desgastado, cuyas credenciales y herramientas son precarias para preservar la estabilidad internacional.
El tema no es menor; por primera vez en la historia, el progreso de la ciencia y la tecnología confronta y amenaza a la inteligencia sensible con algoritmos que desplazan el “sentido común”…
Las relaciones entre los pueblos, de suyo conflictivas como Tucídides lo postuló tras analizar la guerra del Peloponeso en el lejano siglo quinto AC, están hoy seriamente polarizadas.
Estas reflexiones tienen como hilo conductor la presunción de que la guerra puede emprenderse, y es justa, cuando refuerza el sentido de protección y seguridad de una comunidad que se identifica por valores, identidad y proyecto comunes.
La tragedia tiene raíz en tiempos antiguos, cuando la agricultura incipiente propició que la gente sentara reales en tierras que, al ser objeto de apropiación, favorecieron una idea germinal de los conceptos de frontera y soberanía.
Con base en ello, sus recursos más eficaces de política exterior son el poder suave (cultura, turismo, estabilidad interior), sus ventajas comparativas y su observancia del Derecho Internacional.derecho
El esbozo del tema demanda considerar aspectos estratégicos y los intereses concretos de todos los estados, así como factores de ruptura, continuidad y estabilidad económica, política y social.
Cuando se fundó la Organización de Naciones Unidas, en 1945, había un considerable número de pueblos y países coloniales, cuya suerte estaba atada a los intereses de las metrópolis.
Desde que Francisco pronunció este discurso, nada ha cambiado y el llamado a la paz de Pacem in Terris sigue incólume, porque el efímero encanto germinal de la posguerra fría ha sucumbido al cálculo político…
Existe, sin embargo, otra cara de la diplomacia, que a contrario sensu, la asocia con el ejercicio de la violencia para perfilar una negociación a modo o someter al interlocutor.
La misión Apolo 11 acreditó el genio humano para acometer empresas que se antojan irrealizables y cumplirlas con éxito.
El encuentro entre dos mundos estuvo acompañado de genocidios, esclavitud, enfermedad e imposición de deidades y cultos. El sometimiento fue cruento y adoptó modalidades de gobierno que concentraron la riqueza y el poder…
En el plano interior, las políticas de seguridad aspiran a garantizar la habilidad de los gobiernos para ejercer soberanía y mantener la integridad, estabilidad y permanencia del Estado.
El largo proceso de descolonización, el desarrollo progresivo de los Derechos Humanos y, sobre todo, el auge y caída del bloque socialista, han dejado al mundo con muchas aspiraciones y otras tantas orfandades.
El propio Zuppi ha aclarado que la meta es “contribuir a aliviar las tensiones”, en tanto que el Papa considera que la paz “se va a logar el día en que puedan hablar, o ellos dos [Rusia y Ucrania] o a través de otros”.
Los mandatos de los organismos internacionales, ingredientes de una rancia y vetusta receta, no gustan a las potencias y sucumben ante una diplomacia multilateral desgastada, burocrática e incolora.
El poder duro convive con el suave. Este último es una forma distinta de influir en el ámbito internacional. Su fuerza radica en el prestigio y solvencia moral alcanzados por el Estado que lo despliega…