Reescribir la narrativa de la “guerra sucia”
Es absolutamente necesario reescribir la narrativa de la “guerra sucia”. Los senadores tienen en sus manos la posibilidad de trazar las primeras líneas con empatía, firmeza y patriotismo.
Es absolutamente necesario reescribir la narrativa de la “guerra sucia”. Los senadores tienen en sus manos la posibilidad de trazar las primeras líneas con empatía, firmeza y patriotismo.
El Subsecretario de Derechos Humanos de la SEGOB, Alejandro Encinas, ha reconocido públicamente que en ese tiempo proliferaron las detenciones, desapariciones y torturas.
El reconocimiento de la culpa del Estado tiene que ser acompañado de la inmediata realización de las actuaciones penales que permitan llevar ante la justicia a los responsables.s
La virtual simultaneidad de ambas ceremonias no fue casual o circunstancial. En realidad, obedeció al deseo de visibilizar y traer al presente acontecimientos que dieron forma a un tenebroso capítulo de la historia reciente.
Con dicha acción se propició el quiebre estratégico de la línea de franca resistencia adoptada por las pasadas administraciones.
Este trascendental contacto diplomático con la Corte Penal Internacional es una señal más de que en los tiempos que corren imperará el principio ético.
Es imperioso erradicar la inadmisible patología de los montajes oficiales.
El gobierno de la Cuarta Transformación decidió aceptar la competencia del Comité contra las Desapariciones Forzadas para recibir, examinar y resolver quejas o denuncias en relación a casos individuales.
Digna de aplauso ciudadano es, sin duda, esta maravillosa y poética reivindicación de quienes sufrieron los embates de la represión.
Honrar y reivindicar a las víctimas de la guerra secreta desarrollada a lo largo de los años setentas es un imperativo categórico del que nadie está excluido.
Es de elemental justicia señalar que la represión también alcanzó a numerosas mujeres a las que no les importó arriesgar su vida en aras de la lucha por un México más justo.
Desde la entrada en vigor en 1948 de la portentosa Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 5 se dispuso categóricamente que nadie puede ser sometido a tortura
Para que ello nunca más vuelva a ocurrir es necesario difundir masivamente la verdad en torno a la “guerra sucia”, hacer justicia e indemnizar a las víctimas y sus familiares.
Las atrocidades de la “guerra sucia” no deben quedar impunes. De persistir la inacción penal urdida por las administraciones anteriores, éste puede ser un caso para la Corte Penal Internacional.
No es necesario esperar el transcurso de media vida para derrumbar otras muchas mentiras gubernamentales.
El derecho humano a la memoria histórica es de naturaleza expansiva, lo que quiere decir que habría muchas más acciones por emprender en el marco de la propuesta de ley de la memoria histórica.
La expedición de una ley de la memoria histórica es la vía idónea para alcanzar ese propósito. Sus objetivos estratégicos serían la restitución de la dignidad de las víctimas del terrorismo de Estado desplegado en el contexto de esos y otros trágicos acontecimientos
Ciertamente, se han llevado a cabo acciones impregnadas de un claro espíritu justiciero, pero han resultado insuficientes para dar forma a una política de Estado centrada en la memoria de las víctimas.
Trato humano a los migrantes es la divisa ética y jurídica a seguir. Ese es el más sentido de los homenajes que puede tributarse al legendario exilio español cuyo 80 aniversario acaba de celebrarse con gran júbilo y gratitud hacia el pueblo de México.
Estamos en presencia de un nuevo e impresionante paradigma humanitario, antropológico y jurídico cuyo transporte a la realidad demandará, antes que nada, un cambio profundo en las estructuras mentales.