Gobernabilidad, reto primordial
Teodoro Barajas Rodríguez
El pleito entre el gobierno federal y el de Michoacán no trajo nada bueno, los reproches mutuos y una oscura mezquindad provocó escenarios complicados, falta de recursos, deficiente coordinación para abatir índices delictivos, crispación innecesaria. Al final del día los partidos de Felipe Calderón Hinojosa y Leonel Godoy Rangel fueron derrotados, esa infecunda confrontación no les resultó rentable porque un alto porcentaje de la sociedad michoacana se cobró en las urnas.
Ya pasó el proceso electoral, ahora viene la parte de la famosa judicialización que aportará certeza, los argumentos y pretextos se han escuchado, no se dejan de escribir. Las derrotas son huérfanas, las victorias de todos, la suma de contrastes subjetivos. Condición humana.
La alternancia es positiva desde cualquier ángulo, no es gratuito que los electores opten por una propuesta diferente. Los actos electivos son una suerte de calificación, se evalúan los aciertos y los yerros, la sentencia es lapidaria en las urnas.
Es lamentable que los perdedores inventen con naturalidad una serie de leyendas urbanas que sólo ellos se creen, y no soslayo que haya habido en algunas regiones cierta incidencia de los poderes fácticos, pero equiparar eso a definir toda la elección es una afrenta a la inteligencia de mucha gente, no saben perder.
Si hubo una elección sumamente cuestionada en el pasado reciente fue la del año 2006 en que Felipe Calderón ganó en forma turbulenta, un escaso margen, bien a bien creo que no se podría definir la claridad de ese proceso, muchas manos y voces participaron de manera radical en favor del ahora presidente. Lo remarcó Calderón al cuestionar su triunfo, haiga sido como haiga sido, casi emula a Gonzalo N. Santos quien afirmó que la moral es un árbol que da moras. Andrés Manuel López Obrador demandaba el voto por voto y casilla por casilla, lo cual ofendía a los panistas que arengaban la bandera de la democracia.
Al paso del tiempo los panistas exigieron el voto por voto y casilla por casilla respecto a la elección por la presidencia municipal de Morelia, tras una jornada maratónica el PRI refrendó el triunfo en la tierra del generalísimo José María Morelos y Pavón, no obstante el panista Marko Cortés impugnó el resultado. La congruencia está de vacaciones porque la desmemoria la despidió.
El PAN no ganó Michoacán con todo y el aparato que respaldó a Luisa María Calderón Hinojosa, perdió nuevamente Morelia mientras que el PRD fue destronado en sus otrora fortalezas como Uruapan, Apatzingán y Puruándiro. La vida tiene sorpresas.
Una vez que se dé vuelta a la página la nueva administración estatal afrontará serios y demandantes problemas porque la delincuencia organizada creció en la última década en forma exponencial, porque la educación hace mucho que no tiene la conducción por las instancias facultadas para ello, aquí esa asignatura es manejada por facciones sindicales radicales que esgrimen cualquier argumento menos el educativo.
El PRI como gobierno de Michoacán tendrá demandas por resolver, estará sujeto al escrutinio público, es un imperativo construir una administración eficaz, transparente, que brinde respuestas, que desarrolle una importante capacidad de gestión porque el endeudamiento heredado por las últimas administraciones perredistas es brutal.
La gobernabilidad es el reto primero, sin esta premisa otras aspiraciones resbalan. La seguridad debe apuntalarse sin improvisaciones porque es el flagelo que más impacta, así lo indica la percepción pero también la realidad. Fausto Vallejo Figueroa está ante el nudo gordiano, si evocamos la historia de Alejandro Magno, deseo que el gobernador electo también lo pueda romper.
