Alexander Serikov
El mundo se enteró hace poco de la existencia de la cosmética japonesa, que son productos de altísima calidad, dicho sea de paso, cuya fabricación comenzó hace más de cien años. Pero los japoneses son así, sencillos, modestos, que no buscan el sensacionalismo. Escoger su propio camino en todo, es lo que les permite lograr muchos éxitos a nivel mundial. Sea en la producción electrónica, en la industria automovilística y hasta en la cosmética.
A decir verdad, los productos cosméticos fabricados en Japón no tienen tanta fama como la tienen los franceses con sus fragancias. Ellos poseen fragancias muy tenues, casi imperceptibles, y muy suaves. La empresa número uno que fabrica los mejores cosméticos japoneses es Shiseido. El nombre consiste de dos prefijos shi y sei tomados del Libro de Cambios chino.
La traducción aproximada de los nombres significa Venera las fuerzas de la tierra que alimenta y desarrolla la vida. Aunque en Japón prefieren descifrar estas palabras como Mil deseos de felicidad o Casa de Felicidad. Sea lo que sea, los productos de la casa japonesa Shiseido trae verdadera felicidad a aquellos que los usan.
Fue en 1872, hace 140 años, cuando el ex médico de la armada de Japón, Arinobu Fukuhara, puso en Ginza, distrito de abolengo de Tokio, una farmacia de tipo occidental donde en vez de las medicinas tradicionales de la medicina japonesa ofrecía a los visitantes varios medicamentos y vitaminas así como cremas cosméticas fabricadas con la materia prima importada. El doctor Fukuhara estaba convencido de que un sólo tratamiento con píldoras no era suficiente para la curación. Creía que también la felicidad y el deleite jugaban un papel importante en el restablecimiento de la salud. Él fue el primero en crear en su Casa de Felicidad una atmósfera de fiesta.
Allá había fuentes, se escuchaba música agradable, los pacientes tomaban té, les obsequiaban libretas con consejos de cómo cuidar su organismo y su cuerpo. Había una florería un salón de estética y de cosmética. Es decir, Arinobu Fukuhara llevaba a la práctica la idea de la felicidad y de buen humor para combatir las enfermedades. Elaborando nuevos productos cosméticos el médico plasmaba también otra idea: la unión de la ciencia y del buen estado de salud.
Para el final del siglo antepasado estas ideas fueron innovadoras: fabricar productos cosméticos en base a la fusión de las tradiciones y filosofía orientales con la ciencia y tecnología occidental. Y la filosofía fue simple: en la Casa de Felicidad estaban convencidos de que la armonía entre el cuerpo y el alma es el fundamento de la belleza, y que el cuerpo es el reflejo del alma.
Hoy día la empresa Shiseido es la más grande e importante en Japón y ocupa el tercer lugar a nivel mundial. Posee su propio instituto de investigación situado en Tokio que se encarga de elaborar la metodología de fabricar cosméticos únicos en su género que combinen los elementos naturales y la tecnología avanzada.


