Roberto Correa Wilson
Bienvenido a Burkina Faso, tierra de tradiciones y de amistad, afirma hoy el pueblo a quienes llegan a esta nación, pero el recibimiento fue muy diferente a los extranjeros que por más de medio siglo implantaron un despiadado sistema colonial.
El territorio de este país ubicado en el África occidental está rodeado al norte y al oeste por Mali, al sur por Costa de Marfil, Ghana y Togo, al este por Benin y Níger. Su carácter mediterráneo determinó que no fuera visitado por los primeros navegantes portugueses cuando en el siglo XV llegaron a las costas africanas.
Los lusitanos sí arribaron en esa centuria a las numerosas naciones vecinas cuyos territorios son bañados por las corrientes del Golfo de Guinea, donde entablaron vínculos con las poblaciones que habitaban las áreas ribereñas.
En todo el período colonial Burkina Faso fue conocida como Alto Volta, nombre tomado de sus tres ríos principales el Volta Negro, el Volta
Rojo, y el Volta Blanco, los que convergen al sur del país dentro del territorio de Ghana para formar el río Volta.
La población está formada por dos grandes grupos étnicos: los voltaicos que a su vez están integrados por los Mossi, los Guashis o Crurunsi, los Babo y los Lobi. El otro gran grupo son los Mande, que está constituido por los Same, Marka, Busansi, Senufo y los Dyola o Dionala. Otros grupos menores son los Fulani, Tuareg y Bella.
El idioma oficial es el francés. Se hablan además otras lenguas como la moré, lengua del grupo mossi que es utilizada por la mayoría de la población y el diula que se emplea en el comercio local.
Las primeras noticias sobre el país se remontan al siglo XI y al XII, en que los mossi se establecieron definitivamente en el territorio y consolidaron su organización social. Este pueblo que se considera llegó desde el este del actual Níger, creó distintos Estados que sobresalieron por su poderosa organización política, social y militar.
La historiografía no registra hechos trascendentales ocurridos en los siguientes. El comercio de esclavos inaugurado por los portugueses en el mismo siglo que arribaron al continente afectó fundamentalmente a los Estados con costas en el Golfo y en el Atlántico.
Cuando a fines del siglo XIX se produjo la conquista militar del Africa Occidental por Francia, los dos reinados más importantes que ocupaban el territorio del país eran el imperio Mossi, gobernado por el Moro Naba de Uagadugu (nombre actual de la capital), y el reino Yatenga.
Una misión militar francesa estableció el Protectorado de Yatenga en 1895. Ante la resistencia ofrecida por el Moro Naba, las fuerzas galas efectuaron una ofensiva que culminó con el establecimiento del Protectorado en el reino en 1896. La derrota de los nativos tras un año de enfrentamientos, sólo fue posible por la superioridad de las armas extranjeras.
El establecimiento del Protectorado daba estatus legal a la explotación de las riquezas del territorio sojuzgado al igual que a la población carente de derechos y víctima de crueles represiones ante la menor protesta.
El colonialismo mostraba su rostro más brutal. Para los africanos no eran válidos los lemas libertarios y fraternales proclamados por la Francia de 1789 durante la Revolución. Alto Volta así como las otras naciones de la región conocerían en lo adelante formas más opresivas de explotación.
Siglo XX
En los albores de esta centuria, en 1904 se proclamó oficialmente el Africa Occidental Francesa, compuesta de inicio por cuatro países, entre ellos el Alto Senegal, al que en 1919 fue agregado el territorio voltaico, y proclamada la colonia de Alto Volta como parte del Africa Occidental Francesa. El resto del territorio del Alto Senegal pasó a llamarse Sudán Francés (actual Mali).
Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), los habitantes del Alto Senegal sufrieron el llamado “esfuerzo de guerra”, que impuesto por Francia, se tradujo en un recrudecimiento de la explotación colonial. Los voltaicos, al igual que miles de africanos sirvieron en el ejército francés durante la contienda bélica.
Las autoridades de París adoptaban decisiones sobre el país sin tener en cuenta las opiniones y aspiraciones de la población autóctona. En realidad, los colonialistas actuaban con un absoluto desprecio hacia los nativos no sólo en Alto Volta sino en toda África.
En 1932 la colonia de Alto Volta fue disuelta e incluido su territorio entre las colonias de Costa de Marfil, Sudán Francés y Níger. Después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el territorio voltaico fue reintegrado en 1947 y reapareció la colonia de Alto Volta.
Hacia la independencia
Un largo camino tendría que recorrer el pueblo voltaico para alcanzar su emancipación. En 1956 se fundó la Unión Democrática Voltaica, como sección de la Reunión Democrática Africana (RDA), una organización con ramificaciones en las colonias francesas de la región.
En ese año, una Ley aprobada por la Asamblea Nacional Francesa, planteó la concesión de una autonomía parcial a los territorios coloniales. Esas maniobras dilatorias intentaban dar respuestas a las presiones y reclamos de independencia de la población.
Pero el estatus de autonomía no tuvo una gran vida y tampoco una aceptación unánime en las colonias, en Guinea, por ejemplo, fue rechazada de plano.
En 1960, ante las continuadas demandas y agitación política, Francia se vio obligada a conceder la independencia a Alto Volta que tras su liberación cambió el nombre por el actual de Burkina Faso.


