El prometido referéndum independentista no será posible, anunció hace algunos días el presidente catalán Artur Mas, ante lo que ofreció a los ciudadanos una votación popular alternativa, informal y sin ningún valor político ni legal, “Habrá locales abiertos, urnas y papeletas”, para avalar esta consulta simbólica.

El gobierno catalán había rechazado que la consulta terminaría en este tipo de votación sin valor, por lo que el Artur Mas intenta salvar su carrera y su promesa, tantas veces repetida, de “consultar al pueblo de Cataluña” sobre una hipotética independencia de España; aunque para muchos analistas en España, el cambio de estrategia de Mas es un paso atrás significativo en el conflicto abierto entre Cataluña-España.

Para el filósofo catalán Josep Ramoneda al renunciar a organizar la consulta inicial, Artur Mas “cumple su compromiso de mantenerse en la legalidad”, pero “se adentra en el confuso mundo de la consulta participativa, es decir, un simulacro de votación sin las garantías exigibles para concederle legitimidad y valor”.

La suspensión, hace dos semanas, de la consulta catalana por parte del Tribunal Constitucional (TC), como demanda del gobierno español, complicó la organización del referéndum previsto dentro de un marco legal; causa que ha empujado al presidente Mas a recurrir a su Plan B: una consulta y sin valor, que tendría un marco jurídico diferente al de la consulta inicial, pero sin ningún tipo de garantías democráticas ni reconocimiento político internacional.

Ramoneda considera que esta decisión del presidente de Cataluña es “una extraña huida hacia adelante” de un político que “quizás pague ahora el error de haber puesto fecha a una consulta que se sabía irrealizable”.

De vuelta a la partida

Ante el fracaso del plan del presidente Mas para organizar un referéndum legal, ahora vuelve al punto de partida en el que el único camino posible son elecciones anticipadas con carácter plebiscitario, que, según Artur Mas, serán la “consulta definitiva” sobre la independencia.

El nuevo plan del presidente de la Generalitat es que todos los partidos favorables a la independencia se unan y conformen una lista electoral única, es decir, que los partidos del bloque soberanista concurran juntos a los comicios con un programa electoral en busca de la independencia de Cataluña.

Si se logra el objetivo y la opción de la independencia es aceptada por la mayoría, según Artur Mas, ese resultado se podría interpretar como una victoria del “sí” en lo que él entiende como “un referéndum en forma de elecciones”.

Consulta alternativa es perder el tiempo

El líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Oriol Junqueras, dijo que aunque apoyará a Artur Mas a realizar la consulta alternativa, considera que la votación del 9 de noviembre es “perder el tiempo”.

Junqueras, principal socio político de Mas en este proceso, exigió en una entrevista, la convocatoria inmediata de unas elecciones para “declarar la independencia” sin perderse en “eufemismos” como el de “una declaración sin proclamación” o en “metáforas como la del estado propio”.

La idea es, según medios locales, hacer desde el Parlamento catalán, una declaración unilateral de independencia, una vez hayan pasado las elecciones anticipadas. Pero esta opción que propone Oriol Junqueras genera discrepancias dentro del bloque soberanista.

Quien estaría de acuerdo con esta declaración de independencia, sería la Asamblea Nacional Catalana (ANC), la principal organización civil pro independencia, que ha anunciado que estudia apoyar una lista única entre partidos soberanistas y sociedad civil a cambio de que se celebren, en un periodo de tres meses, las elecciones plebiscitarias y después proclamar la independencia de Cataluña.

Nuevas interrogantes

El cambio de rumbo de Artur Mas da paso a nuevas interrogantes, como si será legal o no esta consulta alternativa, aunque lo poco que se conoce es que el presidente Mas cree haber encontrado la clave para organizar la consulta, pero hay absoluto secretismo en torno a cuál será ese marco legal al que se apegará.

Mas prefiere mantenerse discreto en un intento de evitar la impugnación inmediata por parte del gobierno español, “No daremos más pistas al adversario”, ha expresado el político.

También se ignora quién estará cargo de la correcta ejecución de la jornada en la que se celebrará la consulta alternativa, lo único que está claro es que el gobierno español impugnará esta nueva votación si se mantienen las mismas preguntas que ya estaban previstas.

Para el politólogo Roger Senserrich en esta nueva votación solo “participarán los convencidos y algún que otro despistado, pero la validez de los resultados, más allá de saber cuánta gente ha votado será nula. Participará un porcentaje considerable del censo, pero no será representativa”.

En el nivel de participación ciudadana es donde radica el éxito o fracaso de esta nueva consulta, “Si esta votación alternativa consigue una alta participación, el resultado tendrá nitidez a nivel internacional”, han dicho políticos cercanos a Artur Mas.

Sin propuestas concretas

El escenario político y social en Cataluña es impredecible y cambiante, y a pesar de eso el columnista de El País, Lluis Basets, escribió estos días que tras el anuncio de Mas se comete un error si se piensa que “el fracaso de Mas en sus planes sobre la consulta del 9 de noviembre es una victoria del gobierno de Mariano Rajoy”.

Y asegura Basets que no se puede menospreciar “la fuerza y el grosor que tiene todo el sentimiento soberanista que no ha hecho más que crecer desde hace dos años”. Una gran fuerza social que existe y que pide poder decidir sobre el futuro de Cataluña.

Considera que desde el gobierno de Mariano Rajoy debe de haber “algún tipo de proposición y de diálogo con propuestas concretas”, pero eso de momento no será sencillo. Lo único que ha dicho el presidente español es que con la renuncia de Artur Mas a celebrar la consulta original “se abre un camino para hablar y dialogar”, pero no ha planteado propuestas concretas.

En ese contexto en el que no hay diálogo entre el gobierno español y Cataluña, el filosofo Josep Ramoneda vaticina dijo que “vamos hacia un proceso que tiende a la complicación y no a la simplificación”.

Mientras tanto la cuenta hacía el 9 de noviembre sigue restando días, aunque la votación que finalmente se celebrará no es la que se había prometido a una parte del pueblo catalán.

(Con información de Excélsior)