Fuga de la realidad
Raúl Jiménez Vázquez
La grave crisis de derechos humanos en la que se halla inmerso el país ha sido evidenciada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el Comité contra las Desapariciones Forzadas, el Comité contra la Tortura y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, entre otras instancias internacionales.
A ese tremendo diagnóstico se suma ahora el pronunciamiento emitido hace unos días en Nueva York por el Tribunal Internacional de Conciencia de los Pueblos en Movimiento, heredero del legendario Tribunal Russell que durante los años sesenta tuvo a su cargo el juzgamiento ciudadano de los crímenes internacionales perpetrados durante la guerra de Vietnam.
Constituido en septiembre de 2015 bajo los auspicios de la Universidad de Nueva York y contando con la participación de personalidades como Jorge Bustamante, exrelator de las Naciones Unidas para los Migrantes, dicho órgano sui géneris llevó a cabo numerosas audiencias públicas que le permitieron arribar al siguiente veredicto: I) las autoridades mexicanas violentan sistemáticamente los derechos humanos, especialmente los derechos humanos económicos, sociales y culturales, II) so pretexto de la guerra antinarco, han militarizado el país y ello conllevó el afloramiento de un patrón generalizado de terror gubernamental, III) también han propiciado que las persecuciones, encarcelamientos, deportaciones y agresiones sexuales contra los migrantes sean una práctica constante, lo que en los hechos equivale a una guerra de exterminio.
A un corolario similar arribó el Capítulo México del Tribunal Permanente de los Pueblos, al establecer dentro de la sentencia proferida a fines de 2014, que México vive en un contexto de ataques permanentes a los derechos fundamentales, en el que se han cometido crímenes de lesa humanidad en los términos del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, en sus modalidades de asesinatos, exterminios, desapariciones forzadas, torturas, violaciones, persecuciones de grupos con identidad propia fundada en motivos políticos, y deportaciones o traslados forzosos.
Ese dantesco escenario dista mucho de la narrativa oficial difundida con motivo del aniversario luctuoso del prócer José María Morelos y Pavón, según la cual nuestra nación es libre e independiente, dueña de su destino, que vive en democracia, donde diariamente se construye ciudadanía y cuyos habitantes ejercen plenamente sus libertades y derechos.
¿A qué se debe tan magna discrepancia perceptual? Muchas hipótesis podrían elaborarse a ese respecto. Una de ellas podría consistir en aquello que Erich Fromm, el gran psicólogo social y miembro connotado de la célebre Escuela de Frankfurt, llamó el sometimiento a las cadenas de la ilusión, esto es, la tendencia patológica a fugarse de la realidad y encerrarse en férreas jaulas mentales que sólo conducen al aislamiento, la sordera, la ceguera cognoscitiva, la intolerancia, las visiones paranoicas y la exacerbación de las tensiones sociales.
