Peor el remedio que la enfermedad
René Anaya
Cuando se comenzaron a prescribir para combatir infecciones, se les consideró la panacea tantas veces buscada, y durante algún tiempo pareció cierto, los antibióticos lograron el descenso drástico de fallecimientos por infecciones; incluso actualmente la menor mortalidad infantil en países desarrollados se debe en buena parte a esos medicamentos.
Pero su mal uso y abuso pronto los convirtió en una pesadilla. Primero se descubrió que unas bacterias eran inmunes al efecto de los antibióticos, en especial a la penicilina que fue la primera recetada indiscriminadamente; posteriormente se encontró que otras bacterias presentaban resistencia a otros antibióticos. Finalmente, la resistencia bacteriana se propagó y fue necesario crear más armas letales contra esos microorganismos.
Una fuente de bacterias resistentes
Después de algunas décadas de uso inmoderado de los antibióticos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó programas y lanzó recomendaciones para atacar la prescripción indiscriminada de antibióticos, y disminuir su uso tanto en seres humanos como en animales de consumo humano.
Sin embargo, de poco han servido esas acciones, todos los días fallecen centenares de personas víctimas de infecciones por superbacterias (llamadas así por su resistencia a antibióticos), como fue el caso de una mujer del estado de Nevada, en septiembre de 2016, quien falleció por la infección con una bacteria resistente a 26 antibióticos, que contrajo después de haber sufrido una fractura en una pierna en India, según informaron el mes pasado los Centros estadounidenses para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Lo singular del caso no es que haya sucedido en Estados Unidos, ya que en ese país son frecuentes las infecciones intrahospitalarias con superbacterias, sino que es uno de los primeros casos debidamente documentados de infecciones transcontinentales, es decir que sucedieron en otra región y que el paciente transportó a otro país, donde podría comenzar una nueva colonia de estas superbacterias.
La ONU acuerda luchar contra la amenaza global de las superbacterias https://t.co/GRFBP7d8Kh pic.twitter.com/BzwK93Jlgi
— VOZ CIENTIFICA (@VozCientifica) February 16, 2017
Desde hace algunos años se sabe que India es uno de los países que tiene más bacterias resistentes a antibióticos, principalmente por la pobreza que padece, ya que los deficientes servicios de agua potable y drenaje, falta de viviendas adecuadas y pocas medidas higiénicas ocasionan que los médicos receten diariamente antibióticos a niños y adultos para combatir diarreas infecciosas. Si se agrega que por lo general los pacientes no completan el esquema de tratamiento, el panorama se agrava ya que aumentan las probabilidades de crear bacterias resistentes a los antibióticos.
Se sabe que las bacterias desarrollan resistencia en cualquier lugar, no solamente en el organismo humano, también lo hacen en un charco de agua o en otros lugares, ya que las bacterias de diferentes especies pueden intercambiar información genética y luego iniciar una cadena de contagios muy peligrosa que puede llevar a una pandemia.
Una migrante indeseable
Un ejemplo de esta transmisión es la bacteria Metalo betalactamasa Nueva Delhi 1 (NDM-1, por sus siglas en inglés) que es resistente a todos los antibióticos, excepto a dos: tigeciclina y colistina… hasta ahora. Esa bacteria se encontró por primera vez en un paciente indio hace siete años, después llegó a Suecia, actualmente ha infectado a pacientes de 110 países, y probablemente también esté en ríos y sistemas de agua potable, como ha sucedido en India, donde se ha aislado del río Ganges y de un acueducto que abastece a Nueva Delhi.
La presencia de esta y otras bacterias resistentes en cuerpos de agua se debe, en términos generales, al abuso de antibióticos en la ganadería y avicultura, pues es una práctica extendida dar esos medicamentos a aves y ganado para prevenir enfermedades y para acelerar su crecimiento. También se han encontrado residuos de antibióticos en la carne de aves, la leche y hasta en la miel.
La persistencia de estos abusos causará, a partir de 2050, el fallecimiento anual de diez millones de personas en todo el mundo por las superbacterias, según estima un informe de Reino Unido. Por lo tanto se deberían empezar a tomar medidas sanitarias para detener esta epidemia; por ejemplo, mejorar los sistemas de drenaje y de agua potable, reducir el uso de antibióticos en la industria agropecuaria y prohibir su venta sin receta médica.
Con esas y otras medidas que cada gobierno debería poner en práctica se evitaría la migración indeseable de superbacterias, que ningún muro podría contener.
reneanaya2000@gmail.com
f/René Anaya Periodista Científico


