En los últimos días, el doloroso caso de los 55 migrantes muertos en un accidente en el Estado de Chiapas tras la volcadura del tráiler que los transportaba clandestinamente, ha ocupado la atención de la sociedad de los diversos países involucrados en esta tragedia, así como de los gobiernos, tanto de Estados Unidos, que es el principal destino de los hombres y mujeres,  niños y adolescentes, como de los países de origen, principalmente centroamericanos, sin desconocer que también menores mexicanos buscan conquistar el sueño americano. El problema no es menor y es urgente atenderlo, no sólo en la frontera sur, también en la norte y desde luego en aquellas ciudades mexicanas a las que arriban en su recorrido y por diversas razones deciden arraigarse temporalmente.

Los desplazamientos humanos de este siglo XXI son provocados por una serie de causas en sus lugares de origen, como violencia, conflictos bélicos, conflictos políticos, persecuciones ideológicas, religiosas de preferencia sexual, que provocan exclusión y discriminación, que violenta la dignidad humana. En el trayecto hacia su destino los grupos de migrantes son contaminados por una serie de violaciones a derechos humanos, como extorciones, violaciones sexuales, maltrato físico, privación de su libertad entre otras muchas vejaciones.

El fenómeno de la migración es mundial, de los países subdesarrollados hacia los países desarrollados.  Según la Organización Internacional para las migraciones, tan solo en el año 2015 migraron de medio oriente y norte de África hacia Europa,  un millón 004mil 360 personas entre hombres mujeres y niños,  de las cuales 3,770 murieron en el intento. La falta de coordinación y solidaridad de los estados europeos hizo patente la incapacidad de los Estados de proponer soluciones como una unidad que pretende ser la Unión Europea, y sus estados miembros se vieron cuestionados como democracias garantes de los derechos humanos y en particular de los derechos fundamentales como el de igualdad.

El tema de la migración internacional y sus consecuencias ha adquirido tal relevancia, que se ha situado entre una de las principales inquietudes que tiene la humanidad a nivel mundial. En los últimos años, el análisis de la situación de los migrantes ha sido tema de atención de los más importantes foros internacionales, junto con los temas ecológicos, de narcotráfico, de desarme, del derecho al desarrollo y de la situación desigual socioeconómica entre los seres humanos que habitamos este planeta.

 

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Ningún país puede sustraerse del impacto económico, social y cultural de los flujos migratorios. La experiencia histórica nos muestra que las guerras civiles, los conflictos internacionales, los disturbios étnicos, la discriminación racial, la intolerancia religiosa, la degradación del medio ambiente, los desequilibrios económicos, la pobreza extrema o la búsqueda de mejores niveles de vida, han provocado que millones de personas abandonen su lugar de origen, produciendo efectos directos en las sociedades y en las economías de los países receptores.

Por igual, tanto países expulsores como receptores se enfrentan a una situación disímbola, en donde pocas veces las instituciones involucradas han sabido cómo contrarrestar los efectos negativos dentro de los países receptores. Además, ninguno de los gobiernos de los países receptores, hasta ahora, ha sabido reconocer los importantes efectos que tienen en sus economías la participación laboral de los trabajadores migratorios.

Lo anterior, pone de manifiesto que la problemática de los trabajadores migratorios es eminentemente humana, porque trata sobre la vida de mujeres, hombres, niños y familias enteras, en búsqueda de una vida mejor.  La vulnerabilidad de los migrantes es un grave problema, lo es más aún en el caso de los menores que en ocasiones en compañía de sus padres, y en muchas ocasiones solos, deciden peregrinar su calvario en busca de mejorar sus condiciones de vida, el desplazamiento que tienen que realizar y que los lleva a enfrentarse con diversos obstáculos, como los geográficos y climáticos al momento de cruces e internaciones, y el abuso por parte de sus mismos connacionales durante el tránsito, hasta xenofobia e innumerables vejaciones y violaciones a sus derechos humanos por las propias autoridades extranjeras.

Es urgente y necesario que todos los gobiernos de los países involucrados en este fenómeno sociológico construyan una acción colectiva que busque resolver el problema, lejos de una solución simplista y policiaca de deportarlos a sus países de origen. Se requiere de talento e imaginación para resolver de manera integral este fenómeno multifactorial teniendo como base el respeto irrestricto de sus derechos humanos, la aplicación de todos los tratados internacionales que apliquen y desde luego una visión humanista de este grave problema del mundo globalizado.

Seamos congruentes y practiquemos la defensa de los derechos humanos de todas las personas, es tiempo de buscar soluciones globales al tema de la migración e involucrar a los países desarrollados, que por siglos explotaron a los países expulsores y subdesarrollados, para que se comprometan a invertir en programas que permitan el desarrollo en los países expulsores de migrantes, para que por fin encuentren un modo de vida digno en sus países de origen.