«Nihil est annis velocius»

 

Nada es más veloz que los años.

Por fin está por terminar el nefasto actual año, esperamos que el próximo sea más venturoso, a pesar de que, por el momento las cosas en perspectiva no se perciben halagüeñas, para todo el mundo, ni para nuestro País.

En el plano económico mundial, remontar la crisis económica en su gran mayoría generada por la pandemia, todavía parece lejos, se avecina un recrudecimiento de la guerra de divisas y la baja del precio del petróleo, persisten los síntomas de inestabilidad en el sistema financiero estadounidense con una inflación de 6.5 por ciento no vista en aquel país desde 1930, se prevé que continuaran las crisis en algunas naciones europeas y la perspectiva para la economía norteamericana de la que somos interdependientes, solo presagia un crecimiento bajo. Lo cual no deja mucho margen para el optimismo.

Por otra parte, de manera esperanzadora resurge la posibilidad de una mayor participación en la economía global de África, lo que no significa mejores condiciones de vida para su población. Un fenómeno que habrá de seguir de cerca, esto permitirá un crecimiento en materias primas y de mercado a esta Unión de Países.

La delincuencia organizada transnacional o globalizada, cobra cada vez mayor fuerza, sin que los gobiernos de las naciones más afectadas parezcan poder detenerla; el trasiego y venta de estupefacientes representa solo entre Estados Unidos y México, un mercado de cerca de 40,000 millones de dólares anuales. Los programas dedicados al combate de estos grupos son un mero paliativo, tal vez porque los intereses económicos están muy entremezclados en el sistema financiero mundial, hay que reconocerlo, pues en ningún país existen programas intensivos en materia de Salud para la prevención de adicciones y de rehabilitación de adictos, para disminuir la enorme demanda de los enervantes, como por ejemplo la campaña que se ha hecho en contra del tabaco a nivel mundial.

Por lo que hace a nuestro País, la prospectiva en materia de economía, seguridad, derechos humanos y política, el escenario no parece muy positivo. La dependencia económica que nos ata –para bien y para mal- con la economía de los Estados Unidos, solo nos permite aspirar a un crecimiento muy moderado y continuar sobrellevando las cifras oficiales a modo, de generación de empleo y un índice de inflación de entre el 6.5 y 7 por ciento.

De seguir esta misma dinámica de violencia, debemos estar atentos a que no siga ocurriendo el aumento de las violaciones de derechos humanos. La verdadera lucha contra el crimen, debe ser aplicando la ley en un Estado de Derecho, y utilizando los Protocolos de Naciones Unidas para el uso legítimo de la fuerza por parte de los agentes del Estado debe de hacerse una seria investigación financiera para ahogar a los carteles a través de estrangularles sus flujos financieros, y el control de las aduanas para bloquear el ingreso de armamento para los grupos delincuenciales.

En el escenario político, con las próximas elecciones para renovar gubernaturas en las elecciones locales en 6 estados, las cosas no pintan mejor, existe una clara intencionalidad de polarizar a la sociedad para que a “rio revuelto ganancia de pescadores”. El ejercicio de la Revocación de Mandato, que no “ratificación” como lo promueve MORENA, y que está prevista para marzo del próximo año, aún no se define al carecer el INE de recursos para la implementación de dicho ejercicio ciudadano. Iniciaremos el año con el arranque de las precampañas de las elecciones para elegir a los gobernadores de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas.

Los males de este tiempo, que conviven en los ámbitos de lo público y lo privado, como el deficiente sistema de Salud Pública para atender la persistente pandemia del Covid19; la concentración del poder en unos muy pocos actores públicos y privados y de poderes fácticos, la exacerbada corrupción en todos los niveles, la violencia, la delincuencia organizada no contenida y consentida por este gobierno, la impunidad, la desigualdad y pobreza cada vez más graves entre los habitantes, las injusticias que los órganos jurisdiccionales no son capaces o no quieren evitar, el desempleo y la miseria de muchos millones de mexicanos.

Sin embargo, hay que tener esperanza en el porvenir, por lo que hago votos para que el 2022 sea un año de reconciliación, el año de la reactivación económica y que llegue la paz a todos los hogares mexicanos.

En fin, este “annus nefastus”, lo mejor que puede pasar es que se acabe. A mis lectores mis mejores deseos de paz y felicidad para las fiestas navideñas, así como salud y éxitos personales y profesionales, y recordarles que el próximo 2022 tendremos que seguir luchando esforzadamente por México.