El Legislativo también gobierna
Se han realizado los relevos en las dirigencias nacionales del PRI y del PAN y el próximo septiembre, de una u otra manera, se realizará el del PRD.
Se han realizado los relevos en las dirigencias nacionales del PRI y del PAN y el próximo septiembre, de una u otra manera, se realizará el del PRD.
La llegada de Manlio Fabio Beltrones a la dirección nacional del PRI, con la aquiescencia del presidente Enrique Peña Nieto, ha sido objeto de mil y una interpretaciones. Cada cabeza es un mundo.
Las turbulencias provocadas por el fortalecimiento del dólar, resultado de la estrategia keynesiana con la cual Estados Unidos ha logrado superar la crisis de 2008 que estuvo a punto de derretir las estructuras financieras mundiales, ha removido memoria de otros momentos difíciles.
A poco más de cuatro semanas de que empiecen los trabajos de los diputados elegidos en las elecciones del pasado julio no está claro si los partidos de oposición estarán dispuestos a negociaciones productivas con la mayoría.
Con el tiempo sabremos la efectividad del golpe dado al cacicazgo de la sección 22 del magisterio de Oaxaca.
A veces, uno no sabe si es real la indignación de algunos por la fuga de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo.
Al cumplirse el centenario del fallecimiento de don Porfirio Díaz (2 de julio de 1915) se reavivó la vieja controversia sobre la figura de quien gobernó México durante tres décadas.
Los tiempos actuales no son los de hace 62 años, cuando en un ejercicio de dignidad y libertad don José Pagés Llergo fundó la revista Siempre! Eso no significa que el México de hoy sea mejor. Solo es distinto.
La comparecencia del secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión no fue distinta a otras comparecencias en momentos difíciles. Hubo, como en todas, exaltados reclamos, increpaciones maleducadas, una competencia para ser el más rudo. A pesar de todo, hubo sensatez.
Las nuevas generaciones desconocen el enorme esfuerzo que representó la construcción de instituciones y de vías de movilidad social.
Abren una puerta que ya no será fácil cerrar: la posibilidad de que los poderes económicos decidan patrocinar sus propios candidatos.
Hace muchos años, cuando aún existía el Instituto Federal Electoral, llegó a las oficinas del instituto en el Distrito Federal un ciudadano oaxaqueño.
Hay un sector de la sociedad, influyente por su ilustración y su presencia mediática, empeñado en convencernos al resto de los mexicanos que lo que vivimos en 2015 no es una democracia.
Alguna vez dijo Woodrow Wilson que si uno desea hacer enemigos, hay que intentar cambiar algo.
A mediados de 1966, Richard Nixon rumiaba retirarse de la vida política. Acababa de perder la elección de gobernador de California, su último esfuerzo por recuperarse tras perder en 1960 la elección presidencial ante John F. Kennedy.
Si alguien tenía duda de que un sector de la opinión ilustrada y de la opinión publicada empieza a comportarse como si lo que importara son únicamente sus hipótesis de trabajo elaboradas a partir del prejuicio ideológico, político y de la intolerancia, la duda la disiparon algunas reacciones por la violencia en Jalisco el pasado 1 de mayo.
Ni los partidos ni un sector importante de la opinión publicada quisieron oír lo dicho por el doctor José Woldenberg. Quizá porque tanto a los políticos como a los medios el exconsejero presidente del extinto IFE los describió como “corresponsables de la calidad de la vida pública”.
Cuando en una entrevista periodística el presidente Enrique Peña Nieto apuntó la posibilidad de considerar que la corrupción, por las razones que fuera, podría ser un asunto de cultura, quienes lo entrevistaban se echaron al drama, tanto que hasta la fecha mantienen una suerte de hostilidad hacia la figura presidencial.
Hay, como debe ser, mucha gente con la que tengo diferencias de opinión, pero tengo un gran respeto por su lucidez e inteligencia, porque aun en los debates públicos más acalorados y apasionados contribuyen a que, pese a todo, prevalezca la racionalidad, con lo cual contribuyen a formarnos como ciudadanos, a acostumbrarnos a coexistir con tantos y contradictorios puntos de vista como hay en esta república nuestra.
Estamos en tiempos electorales, durante los cuales lo razonable no existe, sólo las exageraciones.