Ricardo Muñoz Munguía

La música y la poesía son agua que corre por un mismo surco. Ambos géneros se conjuntan desde la génesis del hombre y seguramente habrá de acompañarlo hasta su desaparición. En palabras de Nadia Boríslova, enfocada en cada hombre y en cada mujer, estas dos creaciones artísticas “Acom­pañan al hombre durante toda su vida, desde la canción de cuna hasta la marcha fúnebre”.

Marco Antonio Campos ha afirmado que en el México prehispánico no existía la palabra poesía, originalmente se le mencionaba como canto. Y es precisamente en lo que se centra el volumen que por nombre completo lleva El retorno órfico. Aportaciones al análisis métrico-musical.

La palabra hecha canto y música que deletrea se delinea en los ensayos agrupados en El retorno órfico. El volumen abre con Helio Huesca, quien abunda sobre la historia de la relación entre poesía y música, una excelente forma de hurgar en nuestras raíces. Nadia Boríslova analiza la importancia de estos géneros en la vida cotidiana y para ello se ocupa de diversas piezas musicales para dar a conocer, sobre todo, un amplio recorrido por la música. Boríslova y Víctor Toledo (coordinador y autor del prólogo) ponen a la luz la riqueza musical de la guitarra y el tambor, instrumento shamánico por excelencia. Blanca Luz Pulido se adentra en la obra de Alí Chumacero, primero, en exponer la métrica y la música que se despliega en versos y, segundo, en analizar “Inolvidable”, poema de Chumacero. Jorge Márquez Murad titula su trabajo como “De la fuente de las ninfas a la poesía de Víctor Toledo”, donde deshebra los tonos y atracciones de la palabra musical del autor. Víctor Toledo arranca del coro de versos de Carlos Pellicer la sincronía y la “música oculta” del poema “Discurso por las flores”, del autor tabasqueño. Final­mente, Jorge Mendoza en un excelente ensayo destaca los rasgos distintivos de los fonemas del habla poética de Eduardo Lizalde.

El retorno órfico es volver a Orfeo, al principio. “Hablar de música y poesía nos transporta a la cuna de la humanidad, donde la palabra y el sonido nacieron unidos, con el alma del hombre y la naturaleza”, como apunta Boríslova.

Víctor Toledo, El retorno órfico. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México, 128 pp.La música y la poesía son agua que corre por un mismo surco. Ambos géneros se conjuntan desde la génesis del hombre y seguramente habrá de acompañarlo hasta su desaparición. En palabras de Nadia Boríslova, enfocada en cada hombre y en cada mujer, estas dos creaciones artísticas “Acom­pañan al hombre durante toda su vida, desde la canción de cuna hasta la marcha fúnebre”.

Marco Antonio Campos ha afirmado que en el México prehispánico no existía la palabra poesía, originalmente se le mencionaba como canto. Y es precisamente en lo que se centra el volumen que por nombre completo lleva El retorno órfico. Aportaciones al análisis métrico-musical.

La palabra hecha canto y música que deletrea se delinea en los ensayos agrupados en El retorno órfico. El volumen abre con Helio Huesca, quien abunda sobre la historia de la relación entre poesía y música, una excelente forma de hurgar en nuestras raíces. Nadia Boríslova analiza la importancia de estos géneros en la vida cotidiana y para ello se ocupa de diversas piezas musicales para dar a conocer, sobre todo, un amplio recorrido por la música. Boríslova y Víctor Toledo (coordinador y autor del prólogo) ponen a la luz la riqueza musical de la guitarra y el tambor, instrumento shamánico por excelencia. Blanca Luz Pulido se adentra en la obra de Alí Chumacero, primero, en exponer la métrica y la música que se despliega en versos y, segundo, en analizar “Inolvidable”, poema de Chumacero. Jorge Márquez Murad titula su trabajo como “De la fuente de las ninfas a la poesía de Víctor Toledo”, donde deshebra los tonos y atracciones de la palabra musical del autor. Víctor Toledo arranca del coro de versos de Carlos Pellicer la sincronía y la “música oculta” del poema “Discurso por las flores”, del autor tabasqueño. Final­mente, Jorge Mendoza en un excelente ensayo destaca los rasgos distintivos de los fonemas del habla poética de Eduardo Lizalde.

El retorno órfico es volver a Orfeo, al principio. “Hablar de música y poesía nos transporta a la cuna de la humanidad, donde la palabra y el sonido nacieron unidos, con el alma del hombre y la naturaleza”, como apunta Boríslova.

Víctor Toledo, El retorno órfico. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México, 128 pp.