Entrevista a Enrique Dussel Peters/Coodinador del Cechimex

 Antonio Cerda Ardura

Las pláticas que esta semana sostuvieron los presidentes de México, Enrique Peña Nieto, y de China, Xi Jinping, en el marco de la visita del mandatario oriental a nuestro país, resultaron, sin lugar a dudas, fructíferas.

Además de la firma de una serie de acuerdos orientados a acrecentar los lazos comerciales y de desarrollo económico entre los dos países, se concretaron programas de colaboración en materias energética (por ejemplo, una línea de crédito a Pemex, por mil millones de dólares), de infraestructura, educativa y de industrias emergentes, así como la instalación de un grupo de diálogo en materia empresarial que explore las oportunidades de inversión recíproca que puedan abrirse tanto en México como en China.

Se acordó también la búsqueda del equilibrio entre importaciones y exportaciones, y se establecieron alianzas en materias bancaria y de refinación de combustibles; la exportación de tequila y carne de cerdo mexicanos a China; la instalación de un Centro de Estudios Mexicanos en China y uno de Estudios de China en nuestro país, a través de la UNAM; el aumento de la conectividad internacional para impulsar el turismo México-China y China-México, y el impulso a proyectos de energías limpias, nanotecnología y fomento al deporte.

Peña y Xi Jinping pusieron fecha también para una visita de Estado del mandatario mexicano a China, la cual será el año próximo.

En entrevista con Siempre!, el coordinador del Centro de Estudios China-México (Cechimex), de la Facultad de Economía de la UNAM, Enrique Dussel Peters, sostuvo que la visita de Xi Jinping a México y sus reuniones con Enrique Peña Nieto reflejan el interés de ambos mandatarios para lograr una relación cualitativamente nueva, al más alto nivel político.

Asegura que tras los altibajos y las diferencias de la última década, México requiere ahora de una relación clara y transparente con China.

Cambio cualitativo

¿Qué significa la visita del presidente de China a México, después de que durante años la relación entre ambas naciones estuvo deprimida, sobre todo por las críticas del gobierno mexicano a la cuestión de los derechos humanos?

Entre los factores que llevaron a una muy tensa y, yo diría, mala relación entre los dos países, no sólo resaltan el tema de los derechos humanos y las visitas del Dalai Lama (1989, 2004 y 2011), sino que desde los años 80 y, particularmente, desde los 90, México se concentró mucho en el Hemisferio Norte, en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la integración con Estados Unidos. En general, México se olvidó de Asia y la dejó de lado, con la excepción de Japón, con el cual firmó un TLC (2004).

En el año 2009 tuvimos también la crisis del virus aviar A (H1N1) y China dijo cosas muy fuertes sobre México, lo mismo que México habló sobre China, amén de que surgieron múltiples problemas comerciales bilaterales. México fue el último país que negoció la adhesión china a la Organización Mundial de Comercio (OMC), asunto que China no olvida, pero, además, están los casos de las cuotas compensatorias y de los paneles de controversia de Estados Unidos y México en contra de esa nación, de los cuales, por cierto, algunos todavía están activos. Entonces, no sólo el tema de los derechos humanos contaminó el ambiente bilateral.

En ese contexto, las dos visitas, la del presidente Enrique Peña Nieto a Boao, China, en abril pasado, y, en estos días, la del presidente Xi Jinping, a México han sido muy positivas. Lo que reflejan es el interés de ambos mandatarios para lograr una relación cualitativamente nueva, al más alto nivel político. Esto representa una enorme oportunidad. Las señales son claramente que no queremos continuar con la misma relación que tuvimos en la última década y que deseamos imprimir un cambio cualitativo, lo que estamos tratando de hacer ahora.

¿Durante la visita del presidente de China a México se logró lo que nuestro país esperaba?

Aún es temprano para decir si realmente se logró este salto cualitativo que requieren los dos países. Habrá que revisar los acuerdos y darles un seguimiento a corto, mediano y largo plazo. Sin embargo, yo diría que sí, que ambas naciones están haciendo un esfuerzo en ese sentido. Hay que ver igual la letra pequeñita escrita en los acuerdos, pero China ha permitido las exportaciones de carne de cerdo, que México ha buscado desde hace más de cinco años, y también la de tequila 100% de agave, cosa que no se había logrado en tres años. Éstos son pequeños detalles simbólicos, pero muy relevantes. Aún así, eso no va a cerrar la brecha comercial entre los dos países, aunque emborrachemos con tequila a todos los chinos. Pero sí refleja una intención política clara.

China y México acordaron ya el financiamiento de aquella nación a Pemex, con una línea de crédito por mil millones de dólares, además de la inversión china en trenes de alta velocidad.

El financiamiento es diferente a la inversión, pero a mí me parece positivo de nuevo. Pemex, usualmente, no tiene problemas de financiamiento, pero aquí se muestra una intención relevante. Se está buscando una nueva relación de calidad y de alto nivel, y no lo que veníamos sosteniendo en la última década.

No obstante, es probable que el balance en el intercambio comercial siga deficitario con relación a México.

Sí. Esto en el corto y mediano plazo no va a cambiar, hablando de que en el 2012 había una relación de 10 a 1. Es decir, nosotros importamos 10 y exportamos 1. En el 2012, de nuestros principales diez socios comerciales, la única nación hacia la que se redujeron las exportaciones mexicanas en 4.2% fue a China. Entonces, tenemos un problema serio y real, no sólo en esta relación desequilibrada de 10 a 1, sino, sobre todo, en el contenido de lo que estamos importando y exportando. Estamos importando, masivamente, bienes manufacturados con creciente nivel tecnológico y valor agregado, léase autopartes automotrices y materiales electrónicos, mientras que las dos terceras partes de nuestras exportaciones son petróleo y minerales, particularmente diferentes tipos de cobre. Por cierto, esta semana, en el Diario Oficial de la Federación, salieron un par de nuevas cuotas compensatorias en contra de productos de cobre chino. Así que todo esto invita a la cautela.

 

Densa agenda

Geopolíticamente, ¿cuál es la importancia de esta incipiente nueva alianza?

En general, hay dos partes en esta nueva relación. Me parece que la prospectiva china es muy clara: China hace acto de presencia en América Latina, en un grupo de países que acaba de visitar el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Esto no es coincidencia, está buscando mejorar la relación con México, miembro del TLCAN y miembro activo del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), etcétera. Desde una perspectiva mexicana, lo que nosotros estamos buscando es regularizar la relación altamente irregulada por nuestro segundo socio comercial. De los diez principales socios comerciales de México, con China, tenemos diez o quince factores irregulares de estadísticas: hay importaciones ilegales, cuotas compensatorias, dificultades en productos que son exportados a China y problemas en temas de infraestructura, y hasta en los directos, que son turismo, visas y migración. Hay una densa agenda de asuntos acumulados en los últimos diez años y que, por cierto, se encuentran en las subcomisiones del grupo de alto nivel de la Comisión Binacional México-China. Así que, desde mi perspectiva, será crítico, en el corto plazo, reactivar este grupo de alto nivel, y concretar toda esa agenda que existe entre los dos países y que no se ha solucionado.

Seguramente tras esta visita y a raíz de estos acuerdos, también va a aumentar un poco la emigración de China a México. ¿Qué tan riesgoso es para nuestro país o qué representa el ingreso de tanta gente proveniente de esa nación?

Desde hace diez años China es nuestro segundo socio comercial y nos tenemos que acostumbrar no sólo a comerciar con otros países, sino a convivir con otras etnias y razas, ya sea asiáticas, africanas, o de cualquier otro lado. Pero la migración y las visitas de turismo, de negocios, diplomáticas y académicas de China a México son ínfimas. En 2012 fueron menos de 50 mil personas. Esto podría aumentar en un factor de 3, 4 o 5, pero hay que acostumbrarnos a tener muchas más visitas y a la migración de países asiáticos y también de China.

¿Cuál es el saldo de la visita del presidente Xi Jinping?

Muy positivo. Sentamos las condiciones para un salto cualitativo y para darle un giro a la relación de los últimos diez años. Y, ojo, esto se tiene que concretar en hechos, así que yo invito a revisar la larga agenda que ya existe en la Comisión Binacional México-China y en las subcomisiones del grupo de alto nivel. Si eso no se logra, vamos a terminar solamente en una relación de buenas intenciones y nos preguntaremos en un mes, en seis meses, o en un año qué pasó con esta nueva relación. El martes, por ejemplo, se indicó que vamos a tener una relación estratégica integral. Bueno, ¿en qué consiste eso? Habrá que verlo en los hechos. Lo que se ha mencionado es positivo, pero es sólo una muy pequeña parte de las contradicciones que se han acumulado en los últimos diez años.

 

La principal economía

Teniendo en cuenta que China es la potencia que, se espera, en este siglo sea la principal, ¿qué tanto arrastrará esto a México hacia adelante?

Es fundamental tratar en la discusión, hoy en día, no si China va a ser la principal economía en el mediano plazo, en los próximos cinco o diez años, sino cuándo China va a ser la principal economía a nivel mundial. Es, repito, nuestro segundo socio comercial. Por ello, requerimos de una relación clara y transparente. Yo me manifestaría en favor, sí, de un acuerdo comercial y político, por ejemplo, respecto a las estadísticas, a la triangulación de mercancías, la importación ilegal, inversiones chinas que no se han realizado, etcétera. E insisto mucho, en reactivar las instituciones binacionales que ya existen y a las que no les hemos sacado provecho. El grupo de alto nivel, que es un fantástico instrumento para sobrellevar problemas pequeños y grandes, no se ha reunido en tres años. Y no se ha reunido no porque no haya problemas y temas, sino porque no ha habido interés político, de alto nivel, para resolverlos, incluyendo lo de las visitas del Dalai Lama y las fuertes críticas mutuas. Ojalá que estas visitas se reflejen en la intención real y efectiva de solucionar estos problemas.