Tayde Acosta Gamas
—–Primera de dos partes—–

 

Para Marilyn Göeters Rivas Mercado
Hay que echar una bomba. Hay que obtener un escándalo. Hace falta una de esas tormentas que refresquen
el aire. Se ahoga uno. Ya no se respira.

Jean Cocteau, Orfeo

 Hace 85 años, en el mes de marzo de 1929, se presenta la primera versión teatral de la novela Los de abajo de Mariano Azuela. En 1929, se otorga la Autonomía a la Universidad Nacional de México, finaliza la Guerra Cristera, se funda el PNR (Partido Nacional Revolucionario) antecedente del actual Partido Revolucionario Institucional y, como consecuencia del asesinato en 1928 del presidente Álvaro Obregón, el gobierno convoca a elecciones extraordinarias.

En el medio cultural, una mujer, Antonieta Rivas Mercado, escritora, traductora, actriz, auspiciadora de varios proyectos, profesora de Práctica Teatral en la Escuela Nacional de Música, Teatro y Danza de la Universidad Nacional de México, organiza a su grupo de alumnos y pone en escena una adaptación de la novela Los de Abajo.

El periodista y escritor español José Luis Ituarte realiza la adaptación. Con escenografía de Julio Castellanos y bajo la dirección de Antonieta Rivas Mercado, la obra se estrena el jueves 7 de marzo de 1929 en el nuevo Teatro de la Secretaría de Educación Pública (antes Teatro Hidalgo).

El reparto está integrado por: Isabella Corona (Camila), Carmen Rayado (La pintada), Paquita Chávez (Señá Remigia), Julia Ruisánchez (María Antonia), Cuca Moreno (Ña Fortunata), Francisco Jáuregui (Demetrio Macías), Enrique Asúnsolo (Curro o Luis Cervantes), Manuel Correa (Valderrama), Juan de Dios Córdova (Venancio), Juan Manuel Salcedo (Anastasio Montañés), Jesús Hernández Ricarday (Pancracio) y Diego Valencia (Mesero y Prisionero).

En el periódico Excélsior del 6 de marzo se registra:

Obra novelística que ha sido arreglada para la escena por el señor Ituarte, de acuerdo con el plan que dirige en la Escuela Nacional de Música, Teatro y Danza, la señora Antonieta Rivas Mercado. Sabido es que el día de mañana habrá un ensayo general del drama aludido, en el que tomarán parte jóvenes artistas que quieren demostrar que es posible la creación del teatro en México, un teatro que no sea de selección ni al estilo de ciertas compañías que desconocen nuestro medio; sobre todo lleno de originalidades, capaz de estimular la producción de nuestros incipientes dramaturgos.

Dos días después, también en Excélsior, el periodista Elizondo escribe: “Desde luego y sobre todo, por su sobriedad en la acción y su vario matiz en la voz Isabella Corona es la que más promete. Decorados y trajes del señor Castellanos nos impresionaron gratamente en el acto primero, donde la armonía de color en unos y otros es un acierto. La labor de Antonieta Rivas Mercado es digna de todo impulso y aliento.”

La crítica es condescendiente en un principio, la buena voluntad se advierte al ver páginas de diferentes periódicos dedicadas al tema pero, poco después del estreno, las opiniones se comienzan a dividir y dan paso a una nueva polémica.

En El Universal del 9 de marzo, José Joaquín Gamboa expone: “

Por mucho que se empeñen, no es en verdad un estandarte digno del apoteosis de la Revolución. Pinta sus horrores, sus deprecaciones, su tumultuosa ceguedad destructiva, las crueldades y la venganza. No exalta ninguno de sus altos ideales. Predispone en contra suya en vez de convencer sobre sus beneficios y grandezas. No es ‘pedagógico’ ni ejemplar, por lo mismo, esta novela, interesante documento histórico por otra parte, y bella narración horrorizada, desde el punto de vista literario. Cuando obras de tal índole se llevan al teatro pierden todo su mérito literario y artístico, y se convierten en vulgares melodramas. Eso ha pasado con Los de abajo.”

Antonieta Rivas Mercado lleva a escena el trabajo del doctor Azuela con la intención de realizar una reflexión sobre la Revolución Mexicana y del gobierno emanado de ésta, por otra parte, la novela de Mariano Azuela no es una historia feliz, es su visión personalísima del movimiento armado.

El periodista Guillermo Castillo “Júbilo” señala el 14 de marzo en El Universal Ilustrado: “[La novela] Deja al descubierto el artificio, el engaño desagradable. Y así resulta que lo que era obra de arte en Los de abajo de Azuela en su teatralización se convierte en una exhibición de crudezas harto peligrosas por su nociva resonancia, ya que se subtitulan ‘Cuadros y escenas de la Revolución Mexicana’. Resulta una exhibición unilateral.”

De esta forma se van sucediendo los artículos, la polémica surge de periodistas contradictorios, quienes reprochan la “no idealización” de la Revolución Mexicana, la crítica se transforma en agresión, de tal manera que es posible especular que quienes escriben sobre la teatralización no conocen el relato del doctor Azuela, y todo el tiempo habitan en un imaginario nacionalista suponiendo que Los de abajo es el estandarte de la Revolución Mexicana, es decir, de la “idealizada” Revolución Mexicana.

Es tan absurdo el asunto que incluso se acusa a la propia Antonieta de ofender con esta puesta a Mariano Azuela, pero la sorpresa es que el día del estreno el doctor Azuela se presenta en el teatro y, para ello, prepara un trabajo titulado Cómo escribí Los de abajo, texto que se reproduce en los programas de mano. También aparece una fotografía en la cual el escritor está retratado con todos los artistas ya personificados y con la misma Antonieta tomándolo del brazo.

En El Universal del 14 de marzo, Rafael Nieto publica una defensa del proyecto:

“Se ha dicho que la versión dramática de Los de abajo no es un exponente de la revolución mexicana, ya que carece de todo idealismo. ¿Desde cuándo deben tener las piezas teatrales, como requisito para ser buenas, el desarrollar un ideal? Nadie puede negar que en la obra del doctor Azuela se presenta la vida de nuestra gente durante la revolución tal cual fue. Todos sabemos que el tipo del revolucionario que nos presenta el doctor Azuela no era un revolucionario de ideales, sino un individuo que se rebelaba por instinto contra un estado de cosas que no podía definir. Una felicitación muy sincera a la señora Antonieta Rivas Mercado. Su trabajo en la dirección de la obra es, desde cualquier punto de vista, digno de todo encomio. La señora Rivas Mercado tuvo oportunidad en esta pieza para conseguir que sus alumnos pudieran hacer derroche de personalidad, y para probarnos que tiene cualidades muy especiales para triunfar en la obra que ha emprendido.”

En ese momento Mariano Azuela pone al corriente a Enrique Munguía, quien está encargado de realizar la traducción de Los de abajo al inglés: “El arreglo dramático de Los de abajo fue un fracaso oficial, porque parece que los Güeros Margaritos y los Luises Cervantes no son muy escasos en ciertas influencias de esfera. ¿Fue tildada la obra de inmoral? El éxito artístico de la misma fue debido más que todo a la presentación plástica que hizo con gran cariño la señora Rivas Mercado, sólo muestra buena voluntad”.