Los líderes separatistas prorrusos, Alexandr Zajarchenko e Igor Plotnitsky, juramentaron este martes como presidentes de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Luhansk, respectivamente, ante las polémicas elecciones del fin de semana, en un escenario, en el que el gobierno de Ucrania califica la elección como “una farsa”.

Ambos mandatarios tomaron protestas en ceremonias separadas, luego de que fue confirmado su triunfo electoral.

“Juro servir al pueblo de la República Popular de Donetsk”, declaró Zajarchenko, en el evento celebrado en el Teatro de Donetsk, que estuvo custodiado por elementos de las fuerzas separatistas; la Comisión Electoral Central confirmó el triunfo del ex mecánico y líder separatista de 38 años, con el respaldo de unos 800 mil votos emitidos, el 75.5%.

Zakarchenko, fue uno de los líderes separatistas que encabezó la defensa de Donetsk desde el estallido de la sublevación, después de la destitución de Víctor Yanukovich de la presidencia de Ucrania, en febrero pasado.

Asimismo, Igor Plotnitsky tomó protesta como presidente de la cercana autoproclamada República Popular de Luhansk, luego de que también fue confirmado su triunfo electoral con el respaldo de 63.8% de los votos emitidos.

El presidente de Ucrania, Petro Poreshenko, calificó de “farsa” las elecciones, que afirmó se llevaron a cabo a punta de fusil de organizaciones terroristas, sin la validación de las leyes ucranianas vigentes.

Además, recordó esta mañana en una declaración que los acuerdos de Minsk contemplan la celebración de elecciones locales extraordinarias en algunas zonas de las regiones orientales de Ucrania, pero recordó que éstas deben ser bajo la legislación ucraniana.

Nacionalismo ruso

Cerca de 75 mil personas se manifestaron este martes en Moscú en favor del presidente ruso Vladimir Putin y su política en el conflicto ucraniano, junto a otras dos manifestaciones nacionalistas.

Estaban convocadas en Moscú tres manifestaciones nacionalistas, con posiciones encontradas respecto al conflicto ucraniano y el apoyo del Kremlin a los secesionistas.

La que reunió a más gente fue la convocada por el partido en el poder Rusia Unida, que sacó a las calles a unas 75 mil personas, según la policía. “Confiamos en Putin”, se leía en una de las pancartas de esta manifestación, celebrada en la principal arteria de la capital rusa.

Los representantes de los diferentes partidos, entre los que estaban también el comunista y el ultranacionalista LDPR, manifestaron su apoyo a la política del Kremlin en Ucrania.

“Estamos con nuestros hermanos de Nueva Rusia”, dijo Serguei Mironov, dirigente del partido oficialista Rusia Justa, utilizando el término empleado por Putin para las regiones rusófonas del oriente y el sur de Ucrania.

La marcha de los ultranacionalistas, en la ciudad dormitorio de Liublino, sólo reunió a unas 2 mil personas, según la policía, lejos de los 10 mil a 20 mil participantes que esperaban los organizadores.

Los grupos integrantes de esta marcha, unos cincuenta en total, estaban divididos este año en cuanto a la cuestión ucraniana; por ejemplo, el movimiento Ruski (Los Rusos), solidario con los nacionalistas ucranianos que combaten a los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, se manifestó al lado del Partido Nacionaldemócrata, que apoya a los insurgentes.

Dimitri Demiushkin, líder de Ruski, dijo que está “contra la guerra civil en Ucrania”, pues considera que “sólo hay un pueblo ruso, a pesar de lo que el Estado intenta hacernos creer”.

Por último, una manifestación nacionalista organizada en el noroeste de Moscú en apoyo a las poblaciones rusohablantes de Ucrania reunió a menos gente todavía.

Varios analistas y detractores del Kremlin acusan a Putin de estar promoviendo, desde el comienzo de la crisis ucraniana, un nacionalismo exacerbado para justificar la mayor confrontación entre Rusia y Occidente desde el final de la Guerra Fría.

Las manifestaciones tuvieron lugar con motivo de la fiesta de la Unidad Nacional, día feriado en Rusia, que conmemora la expulsión de las fuerzas de ocupación polacas del Kremlin en el año 1612.