Gonzalo Valdés Medellín

José Revueltas Sánchez nació en Santiago Papasquiaro, Durango, el 20 de noviembre de 1914 y falleció en la Ciudad de México, el 14 de abril de 1976. Escritor, novelista, cuentista, dramaturgo, poeta, guionista cinematográfico, activista político y teórico marxista, José Revueltas sólo llegó a estudiar oficialmente hasta el primer año de secundaria, misma que abandonó en 1925, para dedicarse a la instrucción autodidacta.

Hermano de artistas (Fermín, pintor, Silvestre, músico, ambos de tendencias nacionalistas y Rosaura, actriz, bailarina, discípula de Bertolt Brecht), José ocupará el lugar más destacado entre ellos, tal cual deja ver la misma Rosaura Revueltas en su libro autobiográfico, Los Revueltas.

En 1929, al participar en un mitin en el Zócalo, José Revueltas es apresado, acusado de “sedición y motín”, y enviado a una correccional, aunque obtiene la libertad bajo fianza. Esta experiencia carcelaria habría de marcarlo desde entonces, pues padecerá varios encarcelamientos a lo largo de su existencia, el más conocido, el de 1968, cuando es detenido, acusado de ser artífice intelectual de los reclamos estudiantiles y condenado a 16 años de prisión en Lecumberri donde pasó dos años hasta que obtuvo la libertad bajo palabra.

Octavio Paz, en Posdata, al referirse al 68, a la matanza del 2 de octubre y a los presos políticos, reconoció a José Revueltas como uno de los mejores escritores de su generación, definiéndolo también como “uno de los hombres más puros de México”. Durante su estancia en el llamado Palacio Negro de Lecumberri, Revueltas escribió una de sus obras maestras, la impactante novela El Apando (1969) en la que plasma la decadencia de la vida carcelaria, y que Felipe Cazals llevó al cine con una adaptación escrita al alimón por el propio Revueltas, con el entonces joven escritor José Agustín.

La pasión cinematográfica de Revueltas se traduce en varios guiones que él realizaba para sobrevivir, como la primera versión de Corazón salvaje, la famosa radionovela de Caridad Bravo Adams, y muchas más de poca relevancia, aun cuando, siempre entendió al cine con un arte mayor, cosa que dejó asentada en su amplio y revelador tratado sobre el guión cinematográfico. Él mismo quiso ser cineasta, y hace poco se han hallado algunos rollos enlatados, con siete minutos de filmación de una historia que protagonizaría su hermana Rosaura, la insigne actriz de La sal de la tierra, y que él había escrito y comenzado a dirigir.

La literatura revueltiana abundó en ensayos sobre filosofía marxista e ideología contestataria, mismas que permeaban su visión del mundo. Acerca de ello, Revueltas afirmó: “Mi vida literaria nunca se ha separado de mi vida ideológica. Mis vivencias son precisamente de tipo ideológico, político y de lucha social”. El corpus literario de Revueltas inicia en 1941 con Los muros de agua y El luto humano (1943). En 1944 se publica Dios en la tierra. De 1949 es Los días terrenales, y ese año se presenta también su obra de teatro El cuadrante de la soledad, que conmocionaron al partido comunista cimbrando sus propios valores y raigambres morales. El rechazo y las fuertes invectivas que reciben dichas obras, sobre todo la novela, obligan a Revueltas a retirar Los días terrenales de librerías, y a encarnar un mutismo de siete años. “Como el ataque de los marxistas era muy violento —recordaría el escritor—, la reacción guardaba silencio, esperando que yo fuera a entregarme, puesto que me estaban considerando como suyo. Pero para mostrar que se confundían y evitar equívocos, retiré mis obras de la circulación. No abdiqué. El propósito que me hice fue el de estudiarme a mí mismo, lo cual me resultó muy bueno, porque me volví más antiestalinista y más antidogmático”.

Otras obras suyas: En algún valle de lágrimas (1956), Los motivos de Caín (1957), Dormir en tierra (1960), Los errores (1964) y Material de los sueños (1974), su última creación literaria, en la que el cuento que da titulo al libro, así como el denominado “Hegel y yo” constituyen piezas nodales de la literatura mexicana del siglo XX. Su catálogo dramatúrgico está compuesto por Israel, El cuadrante de la Soledad, Pito Pérez en la hoguera, Nos esperan en abril, Doña Lágrimas y la primera versión de Nos esperan en abril, titulada Los muertos vivirán.

Tres volúmenes enmarcan su pensamiento teórico-político: México: una democracia bárbara (1958), demoledora crítica al sistema político mexicano; Ensayo sobre un proletariado sin cabeza (1962) donde esgrime la necesidad de que el pueblo tenga un partido que de manera genuina lo represente; y México 68: juventud y revolución, arquitecturado por vivencias, correspondencia y manifiestos que suscitó el Movimiento del 68. En Cuestionamientos e intenciones, Revueltas aborda temas de teoría literaria, teoría estética y teoría marxista del conocimiento. Editorial ERA publicó toda su obra.

“Yo hubiera querido denominar a toda mi obra Los días terrenales… Esto le recomendaría a la persona que por casualidad esté recopilando mi obra, que la recopile bajo el nombre de Los días terrenales”, manifestó José Revueltas a la periodista Margarita García Flores en 1974 y esta expresión fue utilizada por ERA como epígrafe persuasivo para enmarcar la grandeza de su obra completa.

El 14 de abril de 1976, José Revueltas, “El Gran Inconformista” —según la definición que hiciese el escritor chiapaneco Eraclio Zepeda a quien esto redacta, en 1983—, murió víctima de una “asistolia, decorticación cerebral post-paro cardiaco”.

Inhumado en el Panteón francés de la Piedad, José Revueltas el escritor, el revolucionario, el humanista, quizá había previsto ya su epitafio en su “Poema”, fechado en mayo de 1938: “Yo estoy aquí sentado, yo estoy aquí caminando./ Yo estoy aquí./ Nadie me quiere aquí, yo lo sé./ Nadie quiere que me vaya de aquí, lo sé también./ No quiero que nadie venga y nadie se retire./ Estoy aquí”.

En el Centenario de su nacimiento, José Revueltas está aquí y entre nosotros.