Morelia, Michoacán.- Michoacán ha tenido seis gobernadores en tan solo 13 años, lo que habla de la descomposición política y gubernamental, así como de la inestabilidad social que ello representa y que se ha traducido en el registro de hechos violentos históricos para la entidad y el país.

En este periodo, los grupos del crimen organizado no se conformaron con implementar medidas de barbarie para disputarse el territorio michoacano, como lo hicieron los Zetas y el Cártel de Sinaloa a través de su brazo armado en la entidad, “La Empresa”, de donde nace el grupo delictivo La Familia Michoacana tras el rompimiento del Cártel del Milenio.

La delincuencia fue más allá y, luego de emprender una cruenta batalla, principalmente en los municipios de Uruapan y los que comprenden la Tierra Caliente, desplegaron toda una maquinaria que incluyó un adoctrinamiento en tácticas terroristas.

A la mitad del sexenio del perredista Lázaro Cárdenas Batel, en el año 2005, la Familia Michoacana asesinaba en un restaurante de la ciudad de Morelia, al director de Seguridad Pública en el estado, Rogelio Zarazúa Ortega.

Un año después, un comando armado desmembró cinco cuerpos cuyas cabezas abandonó en la pista de un centro nocturno en la ciudad de Uruapan.

El desafío al Estado no tuvo límites y, así, se registra el primer atentado terrorista en la historia de México en la tierra del entonces presidente Felipe Calderón; la delincuencia hizo estallar en Morelia dos granadas de fragmentación en pleno Grito de Independencia, que dejó ocho muertos y más de 100 heridos en el mandato de Leonel Godoy.

Las víctimas siguen en el abandono

El gobierno de Michoacán tal parece que ha olvidado la fatídica fecha en la que se registraron estos primeros atentados terroristas en la historia de México y no han cumplido su promesa a pesar de que eran los responsables de garantizar la seguridad de los ciudadanos.

En el 2010, dos años después de los granadazos, Fundación Banamex y diferentes deportistas decidieron crear un fideicomiso para apoyar a las más de 52 víctimas con secuelas permanentes por las heridas de guerra que fueron alcanzadas por las esquirlas de granadas de fragmentación.

La señora Rita Alvarado y su esposo José Ángel, quiénes fueron alcanzados por la furia de la granada de fragmentación junto con tres de sus hijos más y dos sobrinas, han empeñado su único patrimonio que por años construyeron.

Han dejado en garantía su casa para poder solventar la más reciente cirugía de Rita quién a siete años presentó complicaciones en sus riñones, por lo que tuvo que ser intervenida de emergencia. Ninguna autoridad vio por ella. “Nos rascamos con nuestras propias uñas”, señalan.

Mientras que José Ángel –que tiene aloja en gran parte de su cuerpo fragmentos de esquirlas y que tuvo que dejar de trabajar por incapacidad física- guarda al menos un centenar de recetas que fueron surtidas por recursos propios, con la esperanza de que alguien, algún día, le recupere el gasto que no debió hacer si se les hubiera garantizado la seguridad a los asistentes a ese grito de independencia y de dolor.

Junto con ellos, al menos 44 personas con lesiones y daños en su cuerpo de por vida denunciaron que ninguna autoridad les ha respaldado a pesar de que el Congreso del Estado aprobó un decreto para que fueran beneficiados con pensiones temporales y de por vida, según fuera el caso.

El problema es que el único argumento que les da la autoridad estatal es que “no hay dinero”.

Mientras, Jara se divierte

No pasaron ni cinco años cuando la administración del sustituto Salvador Jara Guerrero les avisara que ya se había agotado ese fondo de la iniciativa privada a través del cual les entregaban las pensiones de un mil 700 pesos mensuales y becas para los niños lesionados e hijos de personas discapacitadas por los bombazos.

Por el contrario, Michoacán ha tenido en el último año a un representante del Poder Ejecutivo más que mediocre: Salvador Jara ha sido un personaje nombrado peregrino por sus costosos y lujosos viajes y “gustitos” que frecuentemente se ha regalado.

Sin duda alguna el gobernante michoacano en los últimos años que más que se ha convertido en un turista frecuente tanto nacional como extranjero ha sido Jara, quién además no viaja solo, lo hace con sus amoríos y con una exagerada e innecesaria comitiva.

Los viajes constantes del mandatario estatal han mostrado no sólo su poca atención a los problemas medulares del estado, sino también el uso desmedido de los recursos públicos, los cuales no son del todo claro.

En su momento, el medio local publicó que según datos proporcionados por el Gobierno de Michoacán, Jara Guerrero ha realizado desde el inicio de su mandato hasta junio del 2015 siete viajes al extranjero con un costo total de 301 mil 600 pesos.

Terroristas en la impunidad

Para Ignacio Mendoza Jiménez, quien fuera subprocurador de Morelia cuando ocurrieron los granadazos del 15 de septiembre del 2008, no es una sorpresa la libertad absolutoria de los presuntos implicados como autores materiales del primer atentado terrorista registrado en el país, pues aseguró, que la reconstrucción de hechos realizada por las autoridades estatales, fue ignorada por la entonces Subprocuraduría de Investigación en Delincuencia Organizada (Siedo).

“Y al momento de revisar los expedientes, nos damos cuenta de las declaraciones de los ahora liberados de puño y letra donde ellos dicen que quién los levanta es La Tuta, no es el gobierno federal; que los levantan En Lázaro Cárdenas de sus casas, se los llevan a la sierra, los golpean y después los dejan en Apatzingán”.

Recriminó que el entonces presidente de la República Felipe Calderón nunca dijo nada de la reunión que tuvo el general Mario Arturo Acosta Chaparro con mandos de la Familia Michoacana, donde pactaron que los criminales iban a hacer una investigación y que entregarían a los hechores.

¿Por qué entonces no se siguió la línea de quién dejó a estos muchachos en Apatzingán…?, cuestionó.

El otrora funcionario de la Procuraduría estatal en el gobierno de Leonel Godoy, denunció, que la única testigo que logró identificar al responsable, fue amenazada por un ministerio público federal de nombre Julio Patessi quien estaba bajo el mando de Marisela Morales, la entonces titular de la Siedo.

Ella es la único testigo presencial y que vio un probable sospechoso, es más, hasta lo describe, incluso la ropa.

¿Cómo se enteran ustedes de que fue amenazada esta jovencita?

Porque nos lo dice la familia, que fue Julio Patessi, la amenazó y por eso no van a declarar. Nosotros ya la habíamos convencido; nosotros me refiero al personal de la Procuraduría del Estado.

Ignacio Mendoza, dio a conocer también, que tanto Leonel Godoy, así como el procurador en turno y Felipe Calderón, conocían de las amenazas criminales desde varios días antes y que el atentado estaba programado para el 16 y no para el 15 de septiembre cuando diera el grito el mandatario perredista.

Incluso reveló que gracias a que se pudo rescatar la espoleta del explosivo, el Ejército Mexicano había corroborado a través de un informe detallado que una de las granadas que detonó en la Plaza Melchor Ocampo la había robado un cabo de un destacamento de Iguala, de un lote de 138. ¿Dónde quedaron las demás?

Total que a 2 mil 555 días, las víctimas solo han recibido humillaciones, han sido ignoradas y no hay un solo detenido como verdadero responsable del primer atentado terrorista ocurrido bajo el mandato de Leonel Godoy, en la tierra del entonces presidente de la República Felipe Calderón Hinojosa, quienes todavía tienen mucho que explicar.

La historia que contar

Después del atentado terrorista en Morelia del 15 de septiembre del 2008 que marcó no solo la vida de los michoacanos, sino la de todo el País, poco se habló de los héroes anónimos. Sin embargo, a Guadalupe Salinas Aguilar, con tan sólo 14 años de edad en ese entonces, le importó nada su vida a cambio de salvar la de Jesús Ángel López Alvarado de 4 años y vecino de la adolescente.

“Estalló algo y yo lo único que hice fue ver a la gente con la que yo iba y pues yo les decía que se pararan, que nos fuéramos y ellas ahí no se podían parar, entonces pues al único que vi ahí fue a chucho, cómo que sentía que me iba a desmayar, yo sentía como que era una pesadilla, agarré a chucho y me vine a mi casa…”, relató.

Guadalupe Salinas, explicó a Siempre!, el por qué tomó esa determinación heroica, a pesar de irse desangrando de sus glúteos y piernas.

“De hecho el señor del taxi con el que iba, me decía que fuéramos primero al hospital, que porqué estaba sangrando de los pies, pero yo le dije que no, que además tenía que entregar al niño, ¿porque en dónde se iba a quedar?…”, detalló.

Las lesiones producidas en varias partes del cuerpo por las esquirlas de una de las dos granadas de fragmentación que detonaron en pleno grito de independencia, no fueron impedimento para que Lupita, integrante de una familia humilde, privilegiara la seguridad de Chuchito.

“Sentía mi pie así bien inflamado, o sea sentía que me iba a explotar, caliente, caliente, caliente, pero pues yo como que sentía que primero tenía que llevar a chucho, porque era el que había quedado solito ahí, entonces pues ya después no supe nada, me llevaron al hospital y ahí me tuvieron”.

Hoy con 21 años de edad y a siete de los atentados terroristas en Morelia, Lupita, “la Heroína anónima”, no cuenta con ninguna ayuda gubernamental ni privada, aún, cuándo ha sido sometida a varias cirugías. Aunque su recompensa es sentir la satisfacción de haberle salvado la vida a un pequeñito, inclusive a costas de la suya.

“Como que me siento a gusto porque, pues si no me lo hubiera traído a lo mejor estuviera perdido o algo le hubiera pasado, porque pues él era el único que estaba ahí y pues estaba chiquito y pues como que fue lo primero que me vino a la mente, venir a traerlo acá con su familia”, expresó Lupita.

Jesús Ángel, hoy tiene 11 años de edad y padece de problemas psicológicos ya que dos de sus hermanos, sus papás y tres primos más, sufrieron heridas graves en diferentes partes del cuerpo producidas por la detonación de una granada de fragmentación, aunque afortunadamente, todos sus familiares están con vida y hoy al igual que Chuchín, vivieron para contarlo.