Festival de Avándaro

(septiembre de 1971)

El 11 de septiembre de 1971, en la población de Avándaro, municipio de Valle de Bravo, en el Estado de México, se celebró un festival de música juvenil al que se le llamó Festival de Rock y Ruedas. Se estima en medio millón el número de visitantes cuando se esperaba que no superaría los cien mil. Todas las expectativas fueron rebasadas.

Los jóvenes se desbordaron y el consumo de estupefacientes —mariguana— y alcohol fue elevado. Bailaron, cantaron, se desnudaron, tuvieron sexo y al unísono corearon ¡paz y amor!, la consigna de todos los jóvenes rockeros del mundo.

La sociedad mexicana se escandalizó y tachó a los muchachos de pervertidos, vagos, irresponsables e inútiles. Nadie salió en su defensa, como no fueran algunas tibias voces que justificaron la orgía como consecuencia de una sociedad que nada ofrecía a la juventud más allá de guerras y violencia.

El festival de Avándaro fue una expresión de la cultura juvenil mexicana; era la generación del 68, abatida en Tlatelolco y apenas tres meses antes —10 de junio— por el Halconazo en la avenida San Cosme en la ciudad de México.

Pero Avándaro fue también una imitación del festival de rock de Woodstock, Nueva York, que reuniera a la juventud norteamericana para, primero, oír música, y segundo, para patentizar su rechazo a la guerra del Vietnam y al establishment en general. Los jóvenes norteamericanos se refugiaron en el rock, las drogas, el sexo y el alcohol. Estaban hastiados de la sociedad de consumo y por igual sus pares mexicanos.

Los años sesenta y el inicio de la década siguiente estuvieron pletóricos de rock, drogas, alcohol y sexo.