Sería un sinsentido

Miguel Barbosa Huerta

Ante la firma de las órdenes ejecutivas para la construcción del muro fronterizo, eliminar los recursos para las ciudades santuario y endurecer la frontera, después de un primer mensaje y luego de un nuevo Twitter de Donald Trump, el presidente Enrique Peña Nieto canceló su encuentro con su homologo estadounidense, programado para el próximo 31 de enero. Ahora la Casa Blanca busca reprogramar la reunión entre ambos mandatarios.

El 25 de enero de 2017 fue un día triste para Estados Unidos y para México. Con la firma de las órdenes ejecutivas para la construcción del muro fronterizo y para poner en práctica políticas en contra de los migrantes indocumentados, el gobierno de Estados Unidos echó por tierra la bandera de la tolerancia, la libertad y la democracia que esta nación decía defender.

Las dos órdenes ejecutivas que firmó el día 25 son actos de agresión contra México, contra Latinoamérica, contra el mundo, contra la libertad. En el mensaje, en el cual anunció estas decisiones ejecutivas, Trump volvió a mentir, a insultar y a denigrar a los mexicanos. Fue burdo como presentó a familiares y víctimas de migrantes, con el único propósito de acrecentar el odio y la división en ambos lados de la frontera.

Los actos de Trump resultan inaceptables para nuestro país. Como una forma de resistencia, alcaldes y gobernadores de diferentes estados de la Unión Americana habían declarado sus ciudades como santuarios de migrantes. Se trata de una acción humanitaria. El hecho de que Trump quite recursos a las ciudades santuario es un acto inhumano, un hecho salvaje, por parte del nuevo presidente estadounidense y expresa el odio que siente hacia nuestro país. Contratar a 5 mil agentes fronterizos más para supuestamente fortalecer la seguridad en la frontera significa, por la vía de los hechos, mayor violencia y violación de los derechos humanos hacia los migrantes, no se trata de seguridad, sino de intimidación, con lo cual el racismo se multiplicará.

Ante estos hechos hostiles y de odio, el presidente Enrique Peña Nieto, en la misma noche del día 25, dio un mensaje en el cual rechazó la construcción del muro, reiteró que nuestro país no pagaría su edificación y que consultaría con los gobiernos estatales y el Senado sobre los pasos a seguir. Trump reviró con un mensaje en el cual señaló que si México estaba considerando no pagar el muro, entonces tal vez la reunión no sería necesaria. Después de estos hechos,  el presidente Peña Nieto canceló su asistencia a la reunión del próximo 31 de enero con Donald Trump. No tiene ningún sentido acudir en estos momentos al encuentro con un personaje que odia a México y desprecia a nuestra gente.

El presidente de México no debe aceptar en ninguna circunstancia negociar bajo presión. El presidente Peña Nieto no tiene por qué correr el riesgo de que Trump pretenda imponer sus condiciones.

En estos momentos y ante las agresiones a nuestro país, los Poderes del Estado mexicano debemos concentrarnos en definir el interés nacional y en desarrollar una estrategia de defensa de nuestro país. La reunión del secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, con el Senado de la República y las acciones concertadas en dicha reunión deben servir de base para que se articule una política de Estado en materia de relaciones exteriores.

Antes de cualquier entrevista con Trump, el Estado mexicano debe definir con precisión lo que significa el interés nacional y una estrategia para defenderlo en todos los ámbitos. El presidente Peña no debe presentarse en la capital estadounidense simple y sencillamente a que Trump le diga cómo serán las cosas de aquí en adelante, sería una situación terrible para nuestro país.

https://twitter.com/el_viejopaulino/status/824744180387766272

Por lo pronto, que sea el nuevo presidente de Estados Unidos el que asuma los costos de sus decisiones, no solo ante México, sino ante el resto de la comunidad internacional, ante las organizaciones defensoras de los derechos humanos, ante sus propios ciudadanos. Que Trump asuma los costos de la devastación ecológica que significaría la reactivación de la construcción de los oleoductos que se habían suspendido en la anterior administración; que enfrente las críticas de las mujeres, de los estudiantes, de los empresarios, de los congresistas y políticos que desde la misma noche de la elección manifestaron su rechazo en contra de Trump.

Que Trump asuma los costos de salirse del TLCAN y de sus acciones proteccionistas que dañan la economía mundial. Que sea Trump quien quede exhibido en su racismo y odio hacia no solo los mexicanos, sino ante la comunidad internacional.

Hace muchos siglos, el imperio chino construyó la Gran Muralla para defenderse de la invasión de los bárbaros y de los mongoles, finalmente terminó aislado y derrotado. Desde el inicio de la construcción del Muro de Berlín, de esa cortina de hierro que dividió Europa y el mundo, hasta su demolición, siempre existieron maneras de traspasarlo, porque no existe nada que pueda contener la voluntad humana. Aquí pasará igual, porque de los dos lados de la frontera existen sueños, necesidades y amistad. No será fácil, ni será rápido, pero cuando el tiempo transcurra, cuando estos días oscuros terminen, no será la historia de Donald Trump la que prevalezca, lo que quedará será la narrativa de la lucha, las historias de las mujeres y de los hombres que en Estados Unidos y en México se opusieron al muro.

@MBarbosaMX

Coordinador Parlamentario del PRD en el Senado de la República.

Twitter Revista Siempre