Entrevista con Antonio de la Cuesta Colunga/Analista político

Armando Reyes Vigueras

Los comicios presidenciales de 2018 han acaparado la atención tanto de la clase política, como de medios y analistas. Uno de los temas que más inquieta a los interesados tiene que ver con el porcentaje de votos que debe obtener un candidato para ganar.

El escenario que se vislumbra para el año entrante es el de una alta competencia política, con cerca de diez candidatos que se presentarán a la campaña electoral, con un voto opositor fragmentado y la presencia de abanderados independientes que podrían captar el sufragio de ciudadanos inconformes con el actual sistema político.

En virtud de lo anterior, se considera que la fuerza política que aspire a triunfar en la contienda por la Presidencia de la República, lo podría lograr con un porcentaje cercano a 30 por ciento de los votos emitidos en la jornada electoral de 2018.

Esta apreciación está soportada en el porcentaje de votos con los que el candidato ganador de los últimos cuatro comicios presidenciales ha triunfado. Esta cifra se ha venido reduciendo en cada oportunidad, lo que anticipa que 2018 no será diferente.

Si bien la elección presidencial de 2012 tuvo una participación ciudadana de poco más de 63 por ciento del padrón electoral, el porcentaje de votos obtenidos por el candidato ganador fue menor al triunfador de la elección federal de 1994, como se puede advertir en la siguiente tabla:

Esfuerzos partidistas

Cada partido establece las estrategias que cree necesarias para alcanzar sus objetivos, lo cual se podrá apreciar desde estos momentos de campañas adelantadas. Siempre! conversó con Antonio de la Cuesta Colunga, analista político, para conocer su opinión acerca de lo que cada fuerza política deberá hacer para ganar la elección presidencial.

Revisando caso por caso, De la Cuesta nos comentó que ve una situación distinta para cada partido, en función de sus propias debilidades y fortalezas. En unos casos, la clave es reunificar su base de electores, en tanto que en otros se debe moderar el discurso o cuidar el proceso de selección del candidato presidencial.

PRI: reunificar su base electoral

“Lo único que tendría que hacer es reunificar su base electoral”, comentó De la Cuesta, ya que en su opinión “desde la derrota del año pasado a escala estatal, la salida de Beltrones de la dirigencia nacional y, un poco, esta revinculación del PRI con los núcleos de poder del presidente Peña, es decir el grupo cercano: Luis Videgaray, Osorio Chong”, le quitaron al grupo de Beltrones “un trabajo que tenían muy bien hecho a nivel de base en el partido para comenzar a reunificarlo e, incluso, aminorar o —cuando menos— mitigar el efecto que tendrá en el electorado en general la baja aprobación que tiene el propio presidente”.

Para nuestro entrevistado, si bien los resultados electorales de este año, en los que se renovarán tres gubernaturas y las presidencias municipales en Veracruz, pudieran influir; la verdadera pista de esta reconstrucción estará en el Estado de México. “Habrá que ver cómo se comportan las bases y la estructura electoral en el Estado de México para ver si eso se puede replicar en el ámbito nacional”, sostuvo Antonio de la Cuesta.

Antonio de la Cuesta Colunga, analista político.

Otro aspecto que deben tomar en cuenta los estrategas tricolores es la necesidad de consolidar su base de votación, “y si moviliza no sólo esa base sino a algunos indecisos, que pudieran temer la llegada de uno u otro candidato puntero, el PRI pudiera tener —a pesar de los pesares— posibilidades de retener la presidencia”.

Acerca de los problemas que ve, en estos momentos, en el horizonte de dicho partido, De la Cuesta señaló que uno muy importante es su cabeza: “Enrique Ochoa no ha sido capaz de lograr esa cohesión, el presidente Peña no es —probablemente en este momento— un activo para ellos”, ante lo cual han surgido movimientos que se pueden llamar de disidencia.

“Un movimiento de disidencia dentro del PRI, en un momento dado, pudiera ser benéfico si se genera la impresión de que hay una especie, no de ruptura, pero sí de distanciamiento con el grupo del actual presidente; creo que, si lo vemos en términos muy generales, la disidencia, en este momento dentro del PRI, no es mala, lo será si no logra cohesionar”, planteó nuestro entrevistado.

PAN: cuidar la elección de su candidato

“El PAN, a pesar de que en este momento tiene la ventaja de ser el partido más cercano a quien en estos momentos, según las encuestas —aunque a estas ya no hay que creerles mucho—, las encabeza”, debe cuidar la elección de su candidato presidencial, indicó De la Cuesta.

“Ya como candidatos, creo que a pesar de que Margarita Zavala aparece como puntera, sus negativos van a pesar mucho a la hora de la elección, y de la elección interna misma va a depender mucho de la forma en que el partido defina este punto; creo que si Margarita Zavala pasa este filtro va a tener muchos problemas en la contienda electoral para enfrentar a López Obrador y con alguien que para nada es un activo, que es el expresidente Felipe Calderón, quien genera muchas filias y muchas fobias”, comenzó al analizar a los aspirantes azules.

“Los otros dos que compiten”, completó, “Moreno Valle y Ricardo Anaya, a este último no lo veo con una fuerza electoral suficiente, políticamente no sé qué tan bien lo haya hecho en el interior del PAN, aparentemente está muy confiado por el prestigio que le dieron las victorias en los estados el año pasado, pero eso no lo hace —o no tiene la personalidad, incluso— para ser un candidato. Moreno Valle es, sin duda, la opción frente a Margarita Zavala en el interior del PAN y, también, en un momento dado —como mucho se rumora— él pudiera ser una opción para que quienes no desean que llegue López Obrador a la presidencia tuvieran en Moreno Valle una opción con el beneplácito tanto de panistas como de, incluso, priistas”.

Para el analista político, el punto central se resume en que “el PAN debe tener mucho cuidado con quién va a ser su candidato o candidata si quiere ser competitivo en una elección frente a frente con López Obrador”.

Al abundar sobre este punto, señaló que “en la base panista, Margarita Zavala sí entusiasma, sobre todo porque —insisto, en el interior del PAN— Felipe Calderón no necesariamente es un negativo. Incluso, teniendo o estando vinculada a Felipe Calderón, muchos miembros del panismo sí la apoyarían. En cuanto a Moreno Valle, él ha construido su candidatura desde la gubernatura, ha sobrevivido incluso al fin del escaparate que le daba esa posición de gobierno y se ofrece como el gran rival de Margarita Zavala, quizás el más importante incluso en la misma elección presidencial. Creo que Zavala tendrá muchos problemas en la elección presidencial y Moreno Valle tiene la ventaja de que pudiera interesar a otros partidos en 2018”, evaluó nuestro entrevistado.

PRD: alejarse de Mancera

“El PRD está padeciendo lo que ha padecido la izquierda mexicana a lo largo de décadas, que es una fragmentación que suele resarcirse al momento de una coyuntura electoral, como son las elecciones presidenciales. En este momento, le puede tocar perder en este reagrupamiento de la izquierda, por supuesto, ante Morena, no necesariamente va a desaparecer o recibir un golpe fatal cuando Morena tome el estandarte de la izquierda, pero sí creo que cometió un error al entregar el partido al grupo de Miguel Ángel Mancera y aquellas facciones o tribus —como les suelen llamar— que también cayeron en esa tentación de darle al jefe de gobierno capitalino —que es la posición más importante que ha tenido el PRD en toda su historia y que ha retenido desde 1997— el control del partido”, indicó De la Cuesta.

La razón de su evaluación se basa en que “precisamente Mancera se ha comportado como no lo hicieron sus antecesores, empezando por traicionar a su antecesor inmediato Marcelo Ebrard; además de que es externo, ha sido renuente a afiliarse al partido y, además, las elecciones en la Ciudad de México y la Constitución no han salido como él quisiera. Ha sido, de los jefes de gobierno que ha tenido la ciudad —quitando a Rosario Robles—, el peor evaluado de todos”, añadió.

Por lo anterior, nuestro entrevistado considera que “el PRD, sustentado en Mancera, va a tener momentos complicados en la definición de su candidato, probablemente peor luego de que López Obrador dijo que no quiere nada con la actual cúpula perredista y más luego del escándalo de Alejandra Barrales y su departamento en Estados Unidos, pues se encuentra muy vinculada con Mancera”.

Así, recomendó que las opciones perredistas se reducen a hacer “un recambio en la presidencia nacional alejándose un poco de Mancera y finalmente hacer la alianza con Morena y López Obrador o participar como otro partido más, de los pequeños —ya no será de los tres grandes—, pues a final de cuentas la fragmentación del voto en junio del año próximo va a beneficiar a aquel partido que tenga más capacidad de movilización y la historia nos dice que ese partido es el PRI”.

Morena: moderar el discurso

Nuestro entrevistado empezó la evaluación de las posibilidades del aspirante de Morena: “Lo que López Obrador necesita, muy importante, es no equivocarse: en las dos anteriores elecciones en las que compitió, sus equivocaciones fueron las que lo llevaron a perder la presidencia, cuando menos en términos formales”.

Completó este punto al ejemplificar que, en 2006, “él presumió sus 10 puntos de ventaja, acabó perdiéndolos en una elección muy cerrada alegando que hubo fraude, sin embargo, en la misma impugnación de la elección, el expediente que entregó ante el Tribunal Electoral estuvo mal armado. En 2012, frente a la gran publicidad y la construcción de imagen que se hizo de Peña Nieto, tuvimos un López Obrador diferente, no tan aguerrido”.

Adicionalmente, consideró en la misma línea, que “lo hemos visto en la actualidad con declaraciones —no solo las que hizo en Estados Unidos, sino también en otros ámbitos— que han exacerbado esta imagen de intolerancia, de prepotencia, de algo que llamaría el síndrome de la historia lopezobradorista que empieza muy bien, comienza a construir una campaña, pero en el momento en que se siente muy seguro empieza a salirse prácticamente de sus cabales, hace declaraciones desafortunadas que son muy bien capitalizadas por los medios y sus opositores y termina cayendo”.

La segunda recomendación va en el sentido de moderar su discurso, acerca de lo cual recordó: “recientemente en el Tianguis Turístico de Acapulco, los empresarios, en un ejemplo muy específico, piden que se blinde el proyecto del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México ante el temor de que alguien —y obviamente ese alguien es López Obrador, aunque no se diga su nombre— pudiera echar por la borda dicho proyecto. Y como ese hay otros ejemplos”.

Por lo anterior, De la Cuesta comentó que “si López Obrador no modera su discurso, no plegándose necesariamente a los intereses de lo que él llama la mafia en el poder, pero si con un discurso que sea más aceptado por todos los sectores de la ciudadanía, tiene posibilidades de ganar la presidencia. Faltando año y meses para la elección sería competitivo en 2018”.

Independientes: imposible su triunfo

“Sinceramente, me parece imposible que algún independiente gane por muy frente independiente que se pudiera crear”, consideró nuestro entrevistado, para añadir que advierte esto debido a que piensa que las actuales opciones no se pueden considerar “realmente independientes”, sino más bien parte de “una segunda vía de algún partido y que pudiera ver en dicho frente la posibilidad de quitarse la marca partidista y apoyar a un candidato para ganar la presidencia para instalar al mismo grupo de poder”.

“Si no es eso, si no hay un partido o un grupo de la elite política detrás de algún independiente, que realmente no sea independiente, veo muy complicado que pudiera prosperar”, señaló, “la verdad lo veo muy difícil”, concluyó nuestro entrevistado.

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